ENLACE DE INTERÉS CON OTRAS PAGINAS

Política de privacidad y aviso legal

miércoles, 20 de marzo de 2024

“BAJAR PARA SUBIR”

 

Domingo de Ramos

Convendrás conmigo que nadie asciende estando ya arriba. Es decir, no tiene sentido que en un rascacielos quieras subir al piso ochenta estando ya en el piso ochenta, porque en la palabra ascender se contiene un significado intrínseco que es subir desde un lugar a otro más alto. Y es bueno en la vida empezar por los peldaños más bajos para poder llegar al final de la escalera. Los saltos traen consecuencias, en algunos momentos, nefastas.

La meta es el final del camino y no puedes llegar a ella si estás en ella. Todo en la vida tiene su proceso que generalmente comienza por abajo para ir, poco a poco, elevándose y progresando. Las carreras meteóricas, en cualquier orden de la vida, no suelen ser lo común de los mortales. Pero tampoco pienso mal de aquellos que están arriba sin pasar por abajo… cada uno es cada uno.      

En este domingo de Ramos (ciclo b) las lecturas proclamadas nos ofrecen el camino que Jesús emprendió en esta vida. Él estando arriba “bajó para subir”. Y este es el camino que se nos propone para todo discípulo, sin excepción. Por ello, permíteme, en este artículo, que nuestra reflexión la fundamente en la lectura de Pablo a los filipenses, donde se nos ofrece muy claramente el camino del Maestro y, por extensión, nuestro camino. Cristo recorrerá un camino inverso al de aquellos que se auto-divinizan, lo recorrerá con absoluta libertad y le llevará a la glorificación.

La segunda lectura del apóstol san Pablo a los Filipenses 2,6-11, es un texto central de la carta y constituye un precioso himno que con toda seguridad ya existía y se recitaba en las comunidades cristianas cuando san Pablo escribe la carta.

Cristo-Jesús (es nombrado al principio, en medio y al final) es la clave para interpretar este texto. Él es la imagen a la que debe estar configurado el cristiano, de tal manera que es una obligación de coherencia el tener un comportamiento semejante al del Maestro. Se urge a los cristianos de todos los tiempos (no sólo a los de Filipo) a que nuestra forma de estar en el mundo esté presidida por la humildad y el servicio.

Se nos describe el camino recorrido por Jesús con dos grandes afirmaciones. Por un lado, “despojarse de su rango” y vivir la realidad humana hasta sus últimas consecuencias para así salvar a los hombres. Por otro lado, la humillación, el rebajamiento, hace que Dios Padre le glorifique y le constituya en Señor del mundo. “Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor”. Esta dinámica de Humillación-Exaltación en Jesús alcanza su punto culminante y nos clarifica a los cristianos cuál es el camino a recorrer para pertenecer al Reino.

Me gustaría también que caigas en la cuenta que cuando en el texto se nos dice que Jesús se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres, afirma la radicalidad de la comunión del Maestro con el ser humano (hombre verdadero) Pero al mismo tiempo se subraya la posición única y excepcional de Jesús dentro del conjunto de los hombres. Jesús es radicalmente distinto a los hombres porque es Dios. Es decir, estamos ante un texto, que es un buen testimonio, de que en la primera comunidad cristiana, ya desde muy temprano, se rindió culto de adoración a Jesús como Dios.

Reflexión: La presencia de Jesús en Jerusalén y la entrada en la Ciudad Santa, que en este domingo celebramos, es un gesto profético en contra de todas las expectativas políticas-mesiánicas de la inmensa mayoría del pueblo. Esta entrada en Jerusalén es una manifestación popular donde se entremezclan sentimientos de fe en un Dios liberador y su Mesías con otros sentimientos nacionalistas y políticos de diversa índole.

La acción profética de Jesús se muestra en que el Señor no entra pisando fuerte, en un animal militar (caballo) sino en un borrico, signo de poco poder. La verdadera manifestación del mesianismo de Jesús habla de humildad y paz, como así lo expresa el texto de filipenses. Esto no es lo esperado sino que rompe esquemas e intenta corregir expectativas falsas.

Amig@s, una vez más Jesús nos desconcierta con esta entrada en Jerusalén. Pero su gesto simbólico y profético nos da las claves y las coordenadas precisas para comprender quien es Él, cuál es su mesianismo, en qué consiste su Buena Noticia y desde dónde debemos construir nuestro seguimiento a su persona.

Hoy día en el que somos propensos a calcular, sopesar y medir todo… Jesús nos habla de dejarnos sorprender por su humildad y ser nosotros profetas que, con nuestras acciones, desinstalemos, sorprendamos y enganchemos. El camino no es otro que bajar para subir, sin pretender dar lecciones a nadie de nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario