…Y así el Maestro, lavó los pies a sus discípulos en un gesto de humildad, servicio y amor. Este gesto de Cristo se prolonga cuando nosotros, imitando al Señor, nos lavamos los pies unos a otros, es decir, servimos con disponibilidad al prójimo. Para lavar como Jesús lava hay que ceñirse la toalla de la entrega-servicio total e incondicional, Con el gesto de derramar agua simbolizamos a cuantos en esta tierra son descartados o se encuentran tirados al borde del camino de la vida: enfermos, ancianos, los que sufren por causa de la ambición y el egoísmo de los poderosos, los que viven bajo el peso del dolor, la tristeza o sufren en su cuerpo o espíritu.
Este es el día de la entrega. Jesús nos entregó cuanto tenía: su palabra, y su Cuerpo y Sangre. En la Última Cena, antes de partir hacia el Huerto de los Olivos, instituye la Eucaristía como alimento para la vida eterna. Él se ofrece en comida y bebida. El Amigo da la vida por el amigo. Su locura de amor le lleva a hacerse Eucaristía, comida partida y compartida.
Es el día de la entrega. Es el día del amor fraterno. Cristo nos deja su testamento espiritual: Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Vivamos en el amor. Urge extender el sentido de este día al mundo.
Oración:
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