Inmersos en el tiempo de vacaciones, que
tradicionalmente se realizan en los meses de julio, agosto y septiembre, os invito
a aprovechar este tiempo vacacional para que sean momentos de meditación, oración y reposo, a la vez que de enriquecimiento de los
lazos familiares y de amistad.
Desde este blog, la parroquia de la Beata María
de Jesús, desea que las vacaciones de todos sean un tiempo de descanso que
sirva para reposar la mente y el cuerpo, que, por otro lado, están sometidos
diariamente a un continuo cansancio, dado el ritmo frenético de la existencia
moderna.
Las vacaciones constituyen una preciosa oportunidad para estar un tiempo más
largo disfrutando, de las opciones de la vida, con los familiares, para
encontrar a los parientes y amigos, en una palabra, para dar más espacio a
aquellos contactos humanos que el ritmo de los compromisos de cada día impide
cultivar como se desearía.
Tengamos un especial recuerdo para aquellas
personas que, por varios motivos, no pueden realizar un tiempo de
vacaciones, concretamente los enfermos que sufren la dureza del dolor, los que
se encuentran en paro laboral o no tienen recursos económicos, los “descartados”
de nuestra sociedad, para los “últimos y olvidados”…
A estos, nuestros hermanos y hermanas, manifestémosles
nuestra cercanía espiritual, realicemos obras que les ayuden a vivir con
dignidad y deseémosles de corazón que a ninguno de ellos les falte el sostén y
el consuelo de personas amigas y cercanas.
El tiempo de las vacaciones es, para muchos,
una ocasión para encuentros culturales,
para
momentos largos con la naturaleza, la contemplación, la música, el deportes…. Así como, para los cristianos, es tiempo favorable
para momentos prolongados de oración y de contemplación.
Disponiendo de más tiempo libre se puede
dedicar con mayor sosiego y calma a la conversación con Dios, a la meditación
de la Sagrada Escritura y a la lectura de libros formativos.
No olvidemos la participación en la
celebración Eucarística Dominical, nos ayudará a sentirnos parte viva de
la comunidad eclesial también cuando se está fuera de la propia parroquia.
Donde sea que nos encontremos tenemos siempre la necesidad de nutrirnos del
Señor
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