viernes, 28 de julio de 2023

PONGAMOS ORDEN

Tiempo Ordinario. Domingo XVII 

Pongamos un poquito de orden. No comencemos la casa por el tejado porque, entre muchas otras cosas, va a ser imposible poderla terminar y menos aún vivir en ella. No enumeremos las páginas de un trabajo sin orden ni concierto o saltándonos números, porque si lo que pretendemos es que haya una lectura lógica, el uno lleva al dos, el dos al tres… y así sucesivamente.

Cualquier tarea o proyecto que pretendamos realizar no lo podemos empezar por el final. Debemos usar un método coherente y sensato, que debe seguirse sobre un patrón correcto y racional, porque si no, en esa tarea, lo más probable es que surjan miles de obstáculos y problemas, que tardes más de lo previsto en finalizar la tarea, que tengas que volver a empezar en incontables ocasiones, que no sirva para nada todo lo realizado y que te sumerjas en la desesperación porque no obtienes el fin que pretendes.

En este domingo XVII del Tiempo Ordinario (ciclo a) el evangelista vuelve a poner en labios de Jesús parábolas de enseñanzas ricas y sustanciosas. Descubro, en esta ocasión, como el misterio de la fe es un tesoro sorprendente que exige en el ser humano un orden: primero descubrirlo y después poner todas las energías en poseerlo. “Vender la piel del oso antes de cazarlo” es demasiado precipitado en todas las circunstancia de vida, también en lo referente al interior o al espíritu.

En el evangelio de este domingo (Mateo 13,44-52) se nos ofrecen tres parábolas La primera de ellas, la conocemos como “el tesoro escondido”, la segunda, “la perla” y la tercera, “la red”.

A las dos primeras, yo las denomino gemelas porque son casi idénticas: alguien que descubre un tesoro escondido en el campo, y un mercader que encuentra una perla de gran valor. “Tesoro” y “perla” hace referencia al Reino de Dios. Jesús, al contarlas, busca la provocación de sus oyentes para que se interpelen y tomen postura. En ambas, el acento recae en la conducta y proceder de los protagonistas ante un hallazgo tan maravilloso.

El hallazgo, bien sea del tesoro o de la perla, desencadena un proceso de cambio radical en el protagonista: ¿para qué mantener los bienes que hasta ahora han marcado su existencia si ha descubierto otros mayores? Se encuentra en la encrucijada de tener que tomar una decisión que va a cambiar el derrotero de su vida. El hallazgo del tesoro o de la perla sitúa a ese ser humano ante una nueva escala de valores, donde es consciente de los riesgos que supone todo cambio radical (“venderlo todo”) pero es más poderoso lo descubierto y por ello, se inclina por iniciar una nueva etapa (“comprar el campo”, “comprar la perla”)

Al hilo de esta reflexión, destaco que tanto en una parábola como en la otra, el tesoro está oculto o la perla entremezclada con otras joyas. Así es el Reino de Dios, poco visible ni llamativo; o bien mezclado como una oferta más, entre otras, que nos hace la sociedad. Hace falta, en primer lugar, descubrirlo y encontrarlo. En un segundo momento, valorarlo como tesoro o perla fina de gran valor que nos lleva a enamorarnos y alegrarnos como si fuera el tesoro más preciado de la vida. En tercer lugar, vender lo que tienes porque ya no colma tus expectativas y dedicar tus esfuerzos, llenos de renuncias y compromisos, al bien  superior.

Las dos parábolas nos encaminan a lo mismo: encontrarnos con Dios, es Él nuestro mayor tesoro. No hay mayor bien para el seguidor de Jesús que este. Es duro cuando en la vida interior no hay búsqueda, sorpresa y descubrimiento. Es duro cuando no hemos hallado ningún tesoro, sino que nos han impuesto un deber. Es duro cuando la fe es una cosa más entre otras a la que no se le da valor, cuando no es vida verdadera o cuando no es liberación.

Reflexión: El evangelio, que tienes entre tus manos, en este domingo, te habla a gritos que ser creyente es una ganancia. Se abre, ante tus ojos, un mundo nuevo, una nueva manera de ser y estar, de obrar y de situarte ante la vida. Encontrarte con el proyecto de Dios es tu hallazgo maravilloso, es tu tesoro y tu perla de gran valor.

Primero debes ser consciente del hallazgo de este don de Dios y después viene el comprometerse con el Reino, que no se hace sólo desde la voluntad, o el esfuerzo ascético, sino desde la alegría. Cuando la renuncia a lo que posees la realizas antes de hallar el tesoro que Dios te ofrece, se convierte en un peso, en ocasiones, duro y agobiante. Pero cuando esa renuncia y compromiso se hace desde el descubrimiento del bien mayor (del tesoro o la perla fina) es carga ligera y suave.

Amig@ no cometas errores espirituales. No quieras comprar con esfuerzos, sacrificios y ofrendas el Reino. Si de verdad has hallado a Dios en ti, ahora debes alejarte de un modelo de vida que no te ofrece ganancia y comprometerte con el nuevo proyecto de Dios.

sábado, 22 de julio de 2023

OBRAS DE MANTENIMIENTO Y LIMPIEZA


Durante estos meses de verano, estamos aprovechando para hacer limpieza de canalones y sustitución de tela asfáltica en el tejado de nuestra parroquia. La primera fase, realizada en estos días de julio, ha consistido en limpiar tejado y canalones que, debido a hojas caídas de árboles colindantes, estaban soportando un peso elevado e impidiendo el buen funcionamiento del agua.

La empresa ARMANDO DE FRANCISCO S.L, como en otras ocasiones, es quien lleva a cabo estos trabajos en las instalaciones de nuestra parroquia. Desde un camión con brazo elevado, cumpliendo con las medidas de seguridad, se ha realizado la limpieza de los canalones exteriores.

En el mes de agosto se continuaran los trabajos para evitar, en los días de lluvia, problemas de filtraciones de aguas y goteras.



miércoles, 19 de julio de 2023

SORPRENDENTEMENTE PACIENTE

 

Tiempo Ordinario. Domingo XVI 

No sé si a ti te ha ocurrido alguna vez, pero hay respuestas que me dejan “descolocao” porque, o bien no me la esperaba, por la parte  de irracionalidad que tiene, o bien porque directamente la puedo encuadrar entre estrafalaria, inusual e impropia del interlocutor. Hay reacciones humanas realmente sorprendentes, cuando piensas que lo normal sería la posición contraria a la que se ha tomado.

¡Uffff! Qué mal me estoy explicando. Voy a intentar ser más claro. Imagina que te cuento una historia, extraída de una escena cotidiana de la vida, por ejemplo: el dueño de un campo que siembra buena semilla y el vecino del campo de al lado, por envidia y para perjudicarle, al llegar la noche, siembra unas semillas tóxicas y venenosas difíciles de extirpar. Al darse cuenta los jornaleros de lo ocurrido en el campo y que están creciendo ambas semillas, buenas y malas, a la vez, le piden permiso al propietario de la finca para ir y dedicar una jornada y arrancar la semilla venenosa. Hasta aquí todo normal… lo sorprendente es que la respuesta del dueño sea: “No, dejad que ambas semillas crezcan juntas”

¿No te parece que la mejor respuesta sería. id y dedicad el tiempo que sea oportuno y necesario para arrancar la mala semilla y dejar que la buena crezca sin mal a su alrededor? No sé a ti, pero a mí la respuesta y la reacción del amo del sembrado me deja “descolocao”, mientras que lo que dicen los jornaleros me parece lo normal, lo correcto y lo que hay que hacer.

En este domingo XVI del Tiempo Ordinario (ciclo a) puedo comprobar que las parábolas de Jesús tienen su puntito “canalla”. Buscan sorprender, impactar y provocar respuestas…. Pero, además, contienen una enseñanza muy aplicable a la vida. Siento que a los oyentes de Jesús muchas de sus parábolas les sorprendieron, pero estoy convencido que les hizo pensar.

En el evangelio de este domingo (Mateo 13, 24-30) se nos ofrecen tres parábolas. La primera de ellas, la de la “Cizaña”, la segunda, “el grano de mostaza” y la tercera, “la levadura”.  Mucha materia para un solo domingo, ¿no crees? Por ello, y porque “el que mucho abarca poco aprieta”, sólo daremos una mirada a la primera.

Creo que la parábola de la “Cizaña” responde a la paciencia de Dios frente a la impaciencia de los que, creyéndose puros, no aceptan ni aprueban que el mal y el bien coexistan. Amigos, Jesús se rodeó de hombres y mujeres imperfectos, de una comunidad no-pura y dirigió su mensaje a pecadores. Fue criticado, por quienes se creían santos y perfectos, por comer con quienes estaban destinados al mayor de los olvidos: los pobres. Abogó por la necesidad de médico para los enfermos y no para los sanos… Y ahora, con esta parábola, justifica su actuación: mientras llega el momento final hay tiempo para la misericordia y la conversión… hay que esperar, ser paciente, para poder distinguir el grano bueno de las plantas tóxicas y venenosas. No vaya a ser que “al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo” Todos pueden convertirse, transformarse y mejorar.

La parábola de la “Cizaña” nos habla del problema del mal. Un tema, por otro lado, que ha preocupado siempre a la humanidad y que ha estado y está presente en todas las religiones y filosofías. Esta parábola nos da luz, tanto en cuanto viene a decirnos que nuestra historia, personal y comunitaria, es un campo donde se entremezclan buena y mala semilla, bien y mal. Pero la presencia de este mal tiene causas, decisiones, opciones, que no es fruto de una inevitable fatalidad, sino que ha sido sembrado y en muchas ocasiones abonado.

Por ello, señalar a demonios o chivos expiatorios como los causantes del mal propio y ajeno y echarles la culpa, es lo más fácil y cómodo. No asumir la parte de responsabilidad que nos corresponde y no poner los remedios precisos es juzgar y condenar al vecino, sin querer cuestionarnos nuestra propia conducta.

En este marco, ahora entiendo y tiene sentido la reacción sorprendente del amo de la parcela que deja crecer juntas la buena y la mala semilla. Con ello, Jesús viene a decirnos que es preciso ser cautos y pacientes, que no podemos convertirnos de la noche a la mañana en jueces que arranquemos la cizaña, porque el juicio corresponde a Dios. La destrucción del mal llegará: «Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero»

Reflexión: El Reino ha comenzado con la presencia de Jesús, con su vida y su actuar. Él es realmente transformador y su Reino está en crecimiento. Déjate sorprender por el dueño del campo, por su espera paciente y por su aguante activo. No pretendas erradicar el mal precipitando juicios sobre otros porque no eres juez, ni tires del recurso facilón de dividir a las personas en buenas y malas, ni te creas tan puro que señales al otro como cizaña y tú semilla buena.

martes, 11 de julio de 2023

HABLANDO EN PARÁBOLAS

 

Tiempo Ordinario. Domingo XV 

De una u otra forma y en algún momento, somos “parabolistas”, no porque montemos antenas “parabólicas”, sino porque usamos el género literario de las parábolas para expresarnos. También nosotros, en ocasiones puntuales, sobre todo cuando queremos ilustrar a alguien con una enseñanza, usamos historias, tomadas de la realidad, que sirven para mostrar aquello que queremos enseñar.

Hablar en parábolas fue una de las formas de enseñar de Jesús. A través de ellas trataba de impactar y provocar una respuesta en sus interlocutores. Las parábolas que Jesús pronunció se conservaron en el seno de la comunidad y, en ellas, se fueron aplicando según las necesidades o circunstancias que en ese momento iban viviendo.

Por ello, al leer las parábolas hoy, en el siglo XXI, nos tenemos que dar cuenta y distinguir entre la forma original de la parábola y las diversas aplicaciones que después hicieron los cristianos. Igualmente en un ambiente tan “urbanita” como el que vivimos, donde lo rural queda para algún fin de semana o vacaciones, muchas de las parábolas de Jesús, ambientadas en lo cotidiano de sus conciudadanos, necesitan una puesta al día moderna porque si no “te las ves y te las deseas” para extraer la enseñanza que contienen. Con dificultad podrás enseñar el contenido de una parábola, ambientada en los quehaceres del campo, cuando algunos piensan que han crecido los alimentos en las estanterías de Mercadora, Carrefour o Día.

En este domingo XV del Tiempo Ordinario (ciclo a), bromas aparte, se nos presenta la “parábola del sembrador”; parábola que está presente en los tres sinópticos. En este año litúrgico leemos el texto de Mateo, quien actualiza y aplica las enseñanzas de la parábola a las necesidades de su comunidad.

En el evangelio (Mateo 13, 1–23) se percibe la preocupación del evangelista por intentar animar, exhortar y fortalecer la fe de su comunidad. Mateo presenta a Jesús como el Mesías, que es rechazado por unos y acogidos por otros. La parábola del sembrador es ocasión para que aparezcan estas dos actitudes con claridad y mostrar una enseñanza, porque ambas, rechazo y acogida, son incompatibles entre la persona de Jesús, su mensaje y el Reino, donde no caben soluciones intermedias.

Esta parábola, que es la primera de las siete que componen el discurso de las parábolas sobre el Reino de Dios en el evangelio de Mateo, describe no sólo los distintos tipos de corazones en los que cae la semilla de la Palabra y los distintos efectos que ésta produce en las diferentes personas según su disposición, sino que, además, en la visión del evangelista, los discípulos son los que encarnan la postura de los que acogen el Reino. Ellos son los pequeños a quienes Dios ha revelado los misterios de su Amor que, como indicaba el domingo pasado, son los predilectos, a quienes declara el Maestro dichosos, porque han sabido abrir sus ojos y sus oídos para escuchar su mensaje y ver en sus obras la llegada del Reino.

Se oponen a los discípulos, aquellos que no entienden porque tienen el corazón embotado y sus ojos y oídos cerrados. Por ello les habla en parábolas, pero es inútil, ellos viven tan metidos en sus propias seguridades, que no ven ni oyen y, por supuesto, no acogen.

El acento no está en el éxito o fracaso final de la siembra, sino en las diversas actitudes con que se acoge el anuncio del Evangelio. Por ello entre la tierra buena y la mala están también otros tipos de terreno como el pedregoso, que representa al corazón sin profundidad, donde el amor es inconstante y pasajero. O la semilla que cae entre zarzas, la cual crece mínimamente pero es asfixiada por “mini ídolos” que impiden al corazón crecer en su esplendor y reduce la presencia y crecimiento de Dios en nosotros.

Reflexión: La Palabra de Jesús no es estéril sino semilla de vida. En estos tiempos que vivimos en los que cuentan los resultados y la rentabilidad inmediata, podemos sentir la tentación de dudar o no creer en la eficacia de la Palabra. El evangelio de hoy es luz y esperanza para el que siente vértigo y se pregunta si sirve para algo práctico el mensaje que proclamamos los cristianos ante el mundo.

En muchas ocasiones pedimos resultados, cosechas, frutos abundantes y esplendorosos… pero nosotros, a imitación del Maestro, nos debemos preocupar por acoger, sembrar y dejar nacer la Palabra, con toda su fuerza, en nuestros corazones abonados y preparados y así convertirnos, desde nuestra experiencia evangélica personal, en transmisores de la Buena Noticia al mundo.

Amig@, da fruto en abundancia quien se deja transformar por la semilla plantada por el sembrador y quien acoge esa semilla haciéndola germinar día a día. Quien sólo acoge por apetencia y en algunos momentos lo tiene complicado.

lunes, 10 de julio de 2023

DEVOCION A LA VIRGEN DEL CARMEN

 

El próximo sábado, 15 de julio, se celebra la festividad de la Virgen del Carmen. os ofrezco cómo nació esta devoción muy Arriagada en nuestra provincia y en toda España.

El Carmelo era sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida eremítica. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad fue continuada siglos más tarde, concretamente en el III y IV, por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo y que de alguna forma tuvieron al mismo Elías como patrón situándose en el valle llamado Wadi-es-Siah.

A mediados del siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa procedentes de Occidente, decidieron instalarse en el mismo valle que sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María. Allí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Desde su monasterio no quisieron crear una nueva forma de culto mariano, ni tampoco, el título de la advocación, respondía a una imagen en especial.

Quisieron vivir bajo los aspectos marianos que salían reflejados en los textos evangélicos: maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y anunciación. Estos devotos que decidieron vivir en comunidad bajo la oración y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.

ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN

"Tengo mil dificultades: ayúdame. De los enemigos del alma: Sálvame. En mis desaciertos: ilumíname. En mis dudas y penas: confórtame. En mis enfermedades: fortaléceme. Cuando me desprecien: anímame. En las tentaciones: defiéndeme. En horas difíciles: consuélame. Con tu corazón maternal: ámame. Con tu inmenso poder: protégeme. Y en tus brazos al expirar: recíbeme.  Virgen del Carmen, ruega por nosotros. Amén."

martes, 4 de julio de 2023

LOS PREDILECTOS


Tiempo Ordinario. Domingo XIV 

Bien es verdad, que la persona inteligente no es necesariamente un orgulloso, ni el ignorante es siempre humilde. En ocasiones, a veces con más frecuencia de la que me gustaría, me encuentro con personas que no tienen una gran capacidad intelectual y se presentan ante el mundo como los "nuevos sénecas”, maestros que todo lo saben, doctores que de todo hablan y catedráticos que para todo tienen sentencias irrefutables. Esta especie, cuanto más abre la boca más mete la pata y más se expone al ridículo. ¡Cuidado! que no es especie en extinción sino que se reproducen por osmosis.

Por el contrario, cuántas personas realmente sabias, con muchas horas de estudio a sus espaldas, con varios reconocimientos y diferentes titulaciones, con experiencia… pasan por la vida sin hacer ruido, callados y sumergidos en la mayor de las humildades.

Si te detienes a mirar quién acoge y quién rechaza a Jesús y su mensaje, observarás que los “sabios”, los importantes, los que ocupaban la cátedra de Moisés, escribas y fariseos, no le quieren oír, le rechazan y le combaten con todas sus fuerzas. Sin embrago, los “pequeños”, los que para la sociedad de aquel tiempo no tenían valor alguno por su condición social e ignorancia, son los que le acogen y a los que se les revela el evangelio, las cosas verdaderamente importantes que dan vida al corazón.

En este domingo XIV del Tiempo Ordinario (ciclo a) las lecturas me hacen comprender, no que la ignorancia sea una virtud o que ser sabio sea un demérito, sino que la preferencia de Dios ha cambiado de destinatario. La revelación de Dios y de la Buena Noticia, es para los sencillos, los pequeños, para aquellos que saben y tienen la capacidad de la humildad para recibir a  Jesús y acogerle.

El evangelio (Mateo 11, 25–30) recoge tres sentencias que posiblemente fueron hechas en tres momentos distintitos. En un ambiente de rechazo e incredulidad ante el mesianismo de Jesús, el Maestro responde que sólo los pequeños son capaces de acoger la revelación del Padre.

Los “sabios y entendidos” son, en el contexto del este Evangelio, los maestros de la ley, los fariseos, los sumos sacerdotes… es decir, una minoría que tienen en sus manos el poder social y religioso; gente importante, observantes de prácticas religiosas, seguras de sí mismas, que desprecian al pueblo marginado y a quienes cargan con fardos pesados. Estos permanecen ciegos ante las palabras de Jesús y rechazan no sólo su mensaje sino su persona. No pueden comprender, ni aceptan, ni entienden a este Jesús. “El chiringuito” que tienen montado hace aguas y eso no lo pueden permitir.

La “gente sencilla”, “los pequeños” no designa a los niños en oposición al termino adulto, sino aquellos que se opone a los sabios y entendidos. Designa, en esta ocasión, para mí, los humildes que tiene capacidad de acoger y sentirse necesitados, los que no tienen cultura, ni competencias religiosas, ni habilidad dialéctica, ni facilidad de palabra. Son los rechazados que andan como ovejas sin pastor, los “no invitados” al banquete y que aparecen tantas veces en el evangelio y con los que Jesús se sentó en muchas ocasiones para compartir mesa y mantel.

A ellos se les ofrece y se les da a conocer la revelación, la pertenencia al Reino, el amor de Dios y su predilección. Se produce un giro de 360 grados con la llegada de Jesús: ha cambiado el destinatario privilegiado de la revelación de Dios, de la noticia del Evangelio. Sólo quien es pequeño, se deja invadir por el Evangelio y está abierto a la novedad del Reino que trae Jesús, sólo quien se siente fatigado, quien necesita descanso está en disposición de descubrir el “alivio” que ofrece Jesús que es «manso y humilde de corazón… Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»


Reflexión: Amig@s, entre muchas cosas que se nos revelan en este pequeño texto del evangelio, encuentro una actitud que debemos vivir los cristianos: abrirnos a Dios para encontrar en Él nuestro descanso. Y para ello, tenemos que despegarnos de todas nuestras prepotencias y hacer crecer un corazón sencillo. Si no das espacio en ti al sentirte necesitado, incluso te diría mendigo, va a ser muy complicado que aciertes a abrirte a Dios.

Tu mayor enemigo en esta apertura creo que puede ser la “autosuficiencia”. Cuando crees que nada ni nadie y, por supuesto, menos aún Dios, puede tener sitio en tu vida, o no puede añadirte absolutamente nada, porque tú eres el ser superior encarnado… va a ser complicado que entiendas esta Palabra de Jesús que te propone el estilo de la pequeñez, la humildad y la sencillez para sentir la predilección de Dios por ti.

No quiero darte más la brasa. Estás ante un Dios distinto, diferente, atípico… que no se deja manejar al antojo y capricho de los poderosos y catedráticos del dogma y la moral, sino que mira a los sencillos y siente verdadera predilección por ellos.

domingo, 2 de julio de 2023

DIEGO: NUEVO DIACONO PARA LA IGELSIA

 

Foto: momento al finalizar la celebración de ordenación de Diego.

El domingo 2 de julio, a la 18,00 h, en la Concatedral de Guadalajara fue ordenado diácono Diego Gonzalo Moreno. La celebración de ordenación fue presidida por el obispo diocesano, don Atilano Rodríguez, que estuvo acompañado por el presbiterio diocesano y sacerdotes y compañeros del seminario de Madrid, donde Diego se ha formado. Este año ha servido pastoralmente en la parroquia de Santa María de Guadalajara, compaginando su labor con los estudios del segundo año de la licenciatura en Moral en la universidad de San Dámaso.

Fue una celebración de fiesta, alegría y acción de gracias a Dios porque sigue mirando a su pueblo con amor y llamándonos a ser sus discípulos. Estas actitudes se hicieron presentes en una oración, al final de la Eucaristía, que fue pronunciada por Diego y donde expresó los beneficios recibidos por Dios. Detalles del Padre que cuida y trata con cariño a todos sus hijos.

Diego ha escogido como lema de su ordenación de diacono la frase de María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según su Palabra” Pidamos a nuestra Madre que le acompañe en este servicio a la Iglesia, que le ayude a estar a disposición de todos, pero de forma espacial con los más pobres y necesitados.

Desde la parroquia Beata María de Jesús damos la enhorabuena a Diego y a su familia. Y pedimos por el al Padre bueno, que la obra que ha comenzado en nuestro hermano la lleve a buen termino.