domingo, 27 de septiembre de 2020

DÍA MIGRANTES Y REFUGIADOS EN GUADALAJARA

 Foto: Los sacerdotes Braulio y Abilio junto a Hermana Leti y miembros de la Delegación Diocesana de Migraciones

En la parroquia de José Artesano (“Barrio de los Manantiales”) en Guadalajara, se celebró, por parte de la Delegación Diocesana de Migrantes, la 106 JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y DEL REFUGIADO.

Fue un encuentro que nos unió, bajo el lema: “Como Cristo, obligados a huir” donde se rezó a Dios Padre por quienes sufren el drama de ser migrantes y desplazados internos y externos, para que se sientan acogidos, protegidos, promovidos e integrados.

La celebración fue presidida por Braulio Carles (párroco de San José Artesano y Vicario de lo Social) a quien a acompañó en el altar Abilio Patricio Januario, sacerdote mozambiqueño, unido a nuestra parroquia de la Beata María de Jesús.

La celebración de la Eucaristía finalizó con la oración del Papa Francisco con motivo de este día; oración sugerida por el ejemplo de san José, de manera especial cuando se vio obligado a huir a Egipto para salvar al Niño.

Padre, Tú encomendaste a san José lo más valioso que tenías: el Niño Jesús y su madre, para protegerlos de los peligros y de las amenazas de los malvados.

Concédenos, también a nosotros, experimentar su protección y su ayuda.

Él, que padeció el sufrimiento de quien huye a causa del odio de los poderosos, haz que pueda consolar y proteger a todos los hermanos y hermanas que, empujados por las guerras, la pobreza y las necesidades, abandonan su hogar y su tierra, para ponerse en camino, como refugiados, hacia lugares más seguros.

Ayúdalos, por su intercesión, a tener la fuerza para seguir adelante, el consuelo en la tristeza, el valor en la prueba. Da a quienes los acogen un poco de la ternura de este padre justo y sabio, que amó a Jesús como un verdadero hijo y sostuvo a María a lo largo del camino.

Él, que se ganaba el pan con el trabajo de sus manos, pueda proveer de lo necesario a quienes la vida les ha quitado todo, y darles la dignidad de un trabajo y la serenidad de un hogar.

Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que san José salvó al huir a Egipto, y por intercesión de la Virgen María, a quien amó como esposo fiel según tu voluntad. Amén.

sábado, 26 de septiembre de 2020

PRIMERA COMUNIÓN EN NUESTRA PARROQUIA DE LA BEATA MARÍA DE JESÚS

 

Foto: Carlos con su catequista Inma

En la mañana del sábado día 26 de septiembre 2020, en nuestra parroquia de la Beata María de Jesús, a las 12,30 h, se ha celebrado la Primera Comunión de Carlos Lozano Téllez. Ha estado acompañado, de sus padres, de su hermana Arianna, abuelos, familiares y amigos. Oficiaron la celebración de la Eucaristía José Ángel, Abilio y Santi.

La alegría, en todos los presentes, especialmente en Carlos, ha sido la nota predominante. Ha querido ser una celebración sencilla, familiar y emotiva en la que se ha resaltado, como lo verdaderamente importante, la presencia de Jesús entre nosotros, en la sencillez del pan y del vino de la Eucaristía.

Agradecemos el trabajo pastoral que su catequista  Inma ha realizado a lo largo de sus años de formación. Así como la aportación, de forma voluntaria y desinteresada, del coro parroquial y otras tantas personas que, aportando su granito de arena, sus talentos y carismas, han facilitado la celebración de las Primera Comunión de nuestro amigo Carlos en un ambiente de acogida.

Carlos, tras el saludo inicial del sacerdote, expresó sus sentimientos con estas palabras:

Buenos días y  bienvenidos a esta celebración. En este día nos hemos reunido en nuestra Iglesia de la BEATA MARÍA DE JESUS porque voy a recibir por primera vez en mi vida y en mi corazón a Jesús. Es hoy el día de mi Primera comunión. Hoy me acompañan mis padres, hermana y familiares. Ellos son los que más me quieren, desean lo mejor para mí, por eso están felices y se alegran en este día.

Hemos vivido, todos los presentes, una Eucaristía y un día  muy contentos; ha sido un auténtico encuentro con Jesús y todo lo que hemos celebrado lo guardamos en nuestro corazón.

Felicidades Carlos

jueves, 24 de septiembre de 2020

SÍ PERO NO… Y… NO PERO SÍ


En algunas ocasiones podemos caer en la tentación de decir lo contrario de lo que pensamos hacer; con ello demostramos que las palabras pueden carecer de sentido, que las promesas resultan vacías si no son acompañadas por hechos.

Decimos palabras que son “políticamente correctas” pero que no se ajustan a la realidad. En la mayoría de las ocasiones queremos evitar que alguien se sienta ofendido y, en otras, lo que pretendemos es quedar bien, ser aceptado por el “otro” u “otros”, ya que ajustamos nuestras palabras a su forma de pensar pero nuestras acciones distan mucho de lo que decimos.

Solemos definir a una persona como “coherente” cuando actúa de acuerdo a sus principios y a sus valores. Cuando una persona dice una cosa pero hace la contraria, entonces, muestra una contradicción entre hechos y palabras que genera sensación de poca coherencia ética frente al interlocutor

Creo, que nos encanta encontrarnos con personas “autenticas”, aquellas que dicen la verdad, acepta la responsabilidad de sus sentimientos y conductas, es sincera consigo misma y con los demás.

En el evangelio de este domingo (Mateo 21,28-32) Jesús ofrece a quienes le escuchan, la parábola conocida como la de “los dos hijos”. Un padre pide a uno de sus hijos que acuda a su viña a trabajar, este le contesta que SÍ irá, pero no acude. Lo mismo pide a otro de sus hijos el cual le contesta que NO va a trabajar, pero después se arrepiente de sus palabras y finalmente acude a la viña.

Dos preguntas lanza Jesús. La primera que “¿os parece?”

Podemos decir que el hijo que contesta NO y después va a la viña, ha puesto en entredicho la autoridad y el honor del padre al desobedecerle y por lo tanto sería clasificado, el padre, entre sus vecinos como hombre poco honorable. Seguro que llamaría la atención, entre quienes escuchaban la parábola, la poca vergüenza que el hijo mostró al desobedecer.

Pero la segunda pregunta: “¿Quién de los dos cumplió la voluntad del padre?” hace mirar las cosas desde otra perspectiva. Lo importante NO es quien se comportó bien, ni dijo lo que era políticamente correcto, SINO quien cumplió la voluntad del padre. Y esto era el cambio que Jesús invitaba a realizar.

Por ello las palabras de Jesús son claras: “los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el Reino de Dios”.

Es decir: los fariseos, sacerdotes y ancianos del pueblo dijeron SÍ a Dios al aceptar la ley de Moisés, una actitud irreprochable desde el punto de vista de las convicciones sociales. Pero NO han cumplido la voluntad de Dios y el signo más evidente es que se han negado a acoger la invitación de Juan a la conversión.

Sin embrago los recaudadores de impuestos y las prostitutas que, inicialmente dijeron NO a Dios, negándose a vivir según los mandamientos, son los que han acogido la invitación y los que de hecho han cumplido la voluntad del Padre.

En esta parábola se nos enseña el rechazo de Israel a Jesús y la oferta del Reino hecha a los de fuera: prostitutas, publicanos, pecadores, mendigos…

Reflexión: Lo verdaderamente importante no es que nos movamos por convicciones sociales externas, sino por actitudes internas. El que honra a Dios no es el que observa unos ritos externos sino el que cumple su voluntad.

Descubrir la voluntad de Dios Padre y vivirla con autenticidad y coherencia es la propuesta de Jesús.

La voluntad de Dios es que todo ser se salve, tenga vida, sane y obtenga la pertenencia al Reino prometido por Jesús… pero esta salvación no se hace por decreto ley, sino que entra en juego nuestra libertad. Dios nos concede la libertad incluso para decir NO a su voluntad. NO a su plan de salvación con nosotros.

Dios, el Padre Bueno, de todos, que habita en el interior del hombre, nos concedió la capacidad creadora, para dar vida o muerte, para construir o destruir, para crear el bien o para realizar el mal, para ser instrumentos de salvación y luz o, por el contrario, ser instrumentos de oscuridad y muerte.

Cuando oramos diciendo: 'hágase tu voluntad', estamos suplicando al Padre nos ayude a cumplir su voluntad de ser colaboradores del amor gratuito de Dios, manifestando la misericordia del Padre. Ser “otros cristos en la tierra” se hizo hombre y amó hasta el extremo.

Ahora la pelota está en tu tejado… ¿Qué respondes?: Sí pero no… o no pero sí.

domingo, 20 de septiembre de 2020

MENSAJE DEL PAPA EN LA JORNADA DEL MIGRANTE Y REFUGIADO 2020

PARA LA 106 JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y DEL REFUGIADO 2020
[27 de septiembre de 2020]

Como Jesucristo, obligados a huir.
Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos

El Papa Francisco dedica el mensaje de este año al drama de los desplazados internos, extendiéndolo a todos los que han experimentado y siguen aún hoy viviendo situaciones de precariedad, de abandono, de marginación y de rechazo a causa del COVID-19.

Este mensaje es una invitación para reconocer en los rostros de estas personas el rostro de Cristo, que nos interpela hasta el punto que si lo reconocemos, seremos nosotros quienes le agradeceremos el haberlo conocido, amado y servido.

Para el Papa los desplazados internos nos ofrecen la oportunidad de encuentro con el Señor. Es un reto pastoral al que estamos llamados a responder, con las actitudes de acoger, proteger, promover e integrar a las que hacía referencia el año pasado y a las que añade en este mensaje del 2020 seis nuevas propuestas:

1.- Es necesario conocer para comprender. El conocimiento es un paso necesario hacia la comprensión del otro. Cuando hablamos de migrantes y desplazados, nos limitamos con demasiada frecuencia a números. ¡Pero no son números, sino personas! Si las encontramos, podremos conocerlas. Y si conocemos sus historias, lograremos comprender.

2.- Hay que hacerse prójimo para servir. Los miedos y los prejuicios nos hacen mantener las distancias con otras personas y a menudo nos impiden “acercarnos como prójimos” y servirles con amor. Acercarse al prójimo significa, a menudo, estar dispuestos a correr riesgos. Este estar cerca para servir, va más allá del estricto sentido del deber.

3.- Para reconciliarse se requiere escuchar. Sólo a través de una escucha humilde y atenta podremos llegar a reconciliarnos de verdad. Gracias a esta escucha, tenemos la oportunidad de reconciliarnos con el prójimo, con tantos descartados, con nosotros mismos y con Dios, que nunca se cansa de ofrecernos su misericordia.

4.- Para crecer hay que compartir. Dios no quiso que los recursos de nuestro planeta beneficiaran únicamente a unos pocos. Tenemos que aprender a compartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie.

5.- Se necesita involucrar para promover. Si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate. Debemos «motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad»

6.- Es indispensable colaborar para construir. La construcción del Reino de Dios es un compromiso común de todos los cristianos y por eso se requiere que aprendamos a colaborar, sin dejarnos tentar por los celos, las discordias y las divisiones. Y en el actual contexto, es necesario reiterar que: «Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas»

Para preservar la casa común y hacer todo lo posible para que se parezca, cada vez más, al plan original de Dios, debemos comprometernos a garantizar la cooperación internacional, la solidaridad global y el compromiso local, sin dejar fuera a nadie.

Concluye el Papa su mensaje a con una oración sugerida por el ejemplo de san José, de manera especial cuando se vio obligado a huir a Egipto para salvar al Niño.

Si deseáis leer el mensaje íntegro del Papa os invito a poder hacerlo pinchando este enlace.

https://migrants-refugees.va/wp-content/uploads/2020/05/ES.pdf

jueves, 17 de septiembre de 2020

NO ES DERECHO ES REGALO


Imaginemos, que el día de nuestro cumpleaños pensáramos que un amigo de toda la vida tiene la obligación de hacernos un regalo especial, si no nos lo hace sentiríamos que hemos sido tratados injustamente porque nos creemos en el “derecho” de recibir ese detalle ya que somos amigos desde hace mucho tiempo.

Y si ese amigo de toda la vida nos hiciera el mismo regalo que a otra persona que es amigo desde hace unos días sentiríamos envidia porque pensamos que tenemos “más derecho” a recibir un regalo especial que aquel que ha sido amigo desde hace un momento.

Muchas veces en nuestras relaciones humanas y vida social confundimos lo que nos corresponde por derecho y lo que recibimos por pura generosidad. Y esto también ocurre en nuestras relaciones espirituales. Pensamos que Dios nos tiene que tratar de manera especial porque “somos cristianos de toda la vida” y nos asiste el derecho. Cuando vemos que Dios ofrece su cariño a todos por igual y que en Él no hay acepción de personas, nos sentimos tratados injustamente y surge en nosotros la envidia y la queja.

Tenemos un problema serio cuando el argumento que mantenemos en nuestras relaciones con Dios y los hermanos se basa en el derecho y no en la generosidad.

Cuando creemos que Dios tiene que practicar la bondad y justicia con nosotros, antes que con el prójimo porque nos avala el bien que realizamos, las obras de caridad, las horas de oración, la cantidad de Misas, el perfecto cumplimiento de normas y mandamientos y el tiempo infinito de cristiano bautizados, desde la tierna infancia,… nos lo tendríamos que hacer mirar bien porque algo nos está fallando en el “salpicadero del corazón”

Cuando “amarramos y sujetamos” a Dios bajo nuestros códigos de normas o leyes, y no le dejamos ser Padre, rico en misericordia, algún fusible se ha fundido en el interior. Por ello no es de extrañar que Isaías, en la primera lectura de este domingo (Is 55,6-9) ponga en boca de Dios estas palabras: “Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos. Cuanto dista el cielo de la tierra así distan mis caminos de los vuestros, mis planes de los vuestros”

Jesús, en el evangelio, (Mateo 20, 1-16) por medio de una parábola, responde a las críticas que le hacían sus adversarios por su cercanía a los pecadores y explica su comportamiento remitiéndose a la misericordia de Dios Padre. Dios, viene a decir Jesús, es un patrón que se comporta de forma muy distinta a como lo hacen los patronos humanos, pues brilla en Él la generosidad y su oferta de gracia es puro don.

Igualmente, con este evangelio, Mateo explica a su comunidad que la entrada en ella de los paganos, llegados más tarde que los cristianos de origen judío, tienen, en la Iglesia, el mismo valor, porque el Reino bajo el patronazgo de Dios es regalo inmerecido igual para todos.

Reflexión: El Reino de Dios trae consigo un cambio: “los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos” Este modo de proceder de Dios, no es nuestro modo, porque Dios rige el Reino de los Cielos desde la generosidad y no desde nuestra justicia.

Al igual que los obreros contratados a primera hora de la mañana, nosotros nos sentimos discriminados al recibir lo mismo que los contratados al final el día. Y es que aplicamos a Dios nuestros conceptos y no le dejamos ser Padre que ama.

Nota la semejanza entre el hijo de la parábola del Padre Bueno, que al volver del campo encuentra que su padre ha hecho una fiesta al hermano que se había marchado de casa, y los contratados a primera hora de la mañana. En ambas parábolas Jesús nos  está pidiendo que dejemos a Dios ser Dios y que aceptemos, desde el corazón, el proceder de Dios, aunque  no sea nuestro proceder.

Creo que hoy podríamos meditar si nuestros caminos son los caminos de Dios y si nuestros planes son los planes de Dios. Como hij@s que hemos recibido el regalo de la pertenencia al Reino, debe alegrarnos que otros herman@s reciban el mismo regalo. Si nos movemos por envidias y no por la alegría del bien espiritual del prójimo, sea quien sea, difícilmente estaremos en el mismo camino de Dios.

NUEVAS MEDIDAS PARA FRENAR COVID 19


 La Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla la Mancha, decreta unas medidas especiales para frenar la expansión del coronavirus en Guadalajara.

Siguiendo estas medidas nuestra parroquia de la Beata María de Jesús determina:

·      Continuar con las medidas ya existentes de distancia física, uso obligatorio de mascarilla, comunión en la mano, gel hidroalcohólico a la entrada del templo, desinfección de la parroquia tras cada celebración y salida ordenada del templo evitando aglomeraciones en las puertas y accesos.

·  Se limita el aforo al 50% de su capacidad. En concreto en nuestra parroquiasólo podrá haber dos personas por banco.

·       En otro orden os informamos que, en las nuevas medidas, se procede a la restricción del número de personas en velatorios y cortejos fúnebres a un máximo 10, mientras el número de personas en eventos sociales tales como bodas y bautizos se establece un máximo de 25.

Reiteramos, una vez más la prudencia en nuestro actuar. Agradeciendo a todos vuestra disponibilidad en la desinfección diaria, solidaridad y caridad para con los demás y en obedecer las medidas propuestas de seguridad y para frenar la expansión del virus.

domingo, 13 de septiembre de 2020

14 SEPTIEMBRE: LA CRUZ LOCURA DE AMOR

Foto: Imagen que preside el altar mayor 
de la Parroquia Beata María de Jesús

Si nos detenemos en la oración del "Padre Nuestro", nos iremos acercando a la contemplación de un Dios Padre, cercano, que habita en el corazón del ser humano y que cuenta con nosotros para hacer un mundo más humano, fraterno y misericordioso.

El 14 de septiembre, celebramos un día grande en la Iglesia, un acontecimiento de alegría y festivo, en donde miramos a Jesús, Aquel que amó hasta el extremo, que siendo Dios se humilló, se hizo pequeño, se hizo hombre, cargó con la cruz de nuestras dolencias y que nos ofrece la oportunidad de sentirnos amados, NO por un Dios ausente y lejano de nuestras vidas, sino por un Padre tierno y misericordioso.

Este Padre, siempre ha estado atento al ser humano. Ha sido fiel a la Alianza que realizó con el pueblo de Israel y hoy es fiel a ti y a mí, al pacto de cariño que selló con la vida de su propio Hijo, quien murió en una cruz, por amor, con nuestras debilidades, con nuestras vidas.

Contemplando a Jesús en la cruz debemos repetirnos, en el corazón, aquella expresión de San Pablo: “Me amó hasta entregarse por mí”. No sólo nos dio el Maestro cosas tan importantes como su palabra, su mensaje, sus milagros, su ejemplo de vida… sino que, además se dio así mismo, no se reservó nada para Él, nos dio su propia vida, se entregó, perdonando, por amigos y enemigos. No hay amor más grande que el que nos presenta la cruz, porque contemplamos hasta qué punto Dios nos ama…
La fiesta de la "exaltación de la cruz" en la que contemplamos a Jesús  roto, crucificado, con los brazos extendidos, entregado hasta la muerte por nosotros… es la fiesta de la locura del Amor con mayúsculas.

Cristian@s, esta imagen de Jesús, que está presente en nuestros templos y de miles de maneras en nuestras vidas, a la que tenemos devoción y cariño, nos recuerda: que la pasión no ha terminado sino que continua, que Cristo sigue sufriendo en los que sufren, que Jesús sigue muriendo en cruces injustas, que el Maestro está clavado de pies y manos en el dolor de los que son oprimidos y menospreciados, que Cristo continua su agonía en los enfermos, en los que padecen en su cuerpo o en su espíritu, en los que lloran, en los descartados y excluidos, en los perseguidos, en los migrantes, en los encarcelados...

Amig@s, esta fiesta, es oportunidad que se nos ofrece a todos para crecer en el seguimiento de los valores de Jesús. Oportunidad de hacer vida cada una de las bienaventuranzas y oportunidad para implicarnos en la imitación de Jesús, por medio del mandamiento del amor que Él nos dejó como único testamento y herencia.

Salgamos de nuestras comodidades, al menos con la convicción de que el Señor nos invita a ser su “rostro en medio del mundo”. Rostros en nuestras casas, calles y plazas. Rostros en nuestros ambientes, lugares de trabajo y tiempos de ocio.
Salgamos al mundo con la ilusión de que estamos llamados a poner en práctica la Buena Noticia del Evangelio y hacer de la realidad de nuestra vida un lugar donde reine el amor fraterno.
No escondamos ni nuestra fe ni nuestros sentimientos en frías paredes de los templos. Estamos invitados a cosas más grandes e importantes. No nos conformemos con las migajas que caen de la mesa, ni con las minucias sino que acudamos a lo que verdaderamente nos alimenta.

El Señor te ama y te quiere, con todas tus imperfecciones, para que seas su discípulo misionero. No tengas miedo, Él te coge de la mano y te acompaña. Di SI a Cristo

La cruz que Cristo carga en sus hombros, no es sombra sino que es luz, vida y victoria. Esa cruz es nuestro signo de sencillez y salvación, de amor sin reservas, de acogida y de compromiso. Esa cruz es el libro del amor más grande. Abraza la cruz de Jesús.

viernes, 11 de septiembre de 2020

HORARIO DE MISAS EN LA PARROQUIA BEATA MARÍA DE JESÚS DE GUADALAJARA


HORARIOS DE MISAS EN LA
PARROQUIA BEATA MARÍA DE JESÚS
TIEMPO DE INVIERNO

Desde el 14 de septiembre 2020 al 2 de mayo 2021
 Ambos incluidos.



NOTA: Continuamos siendo prudentes y por ello pedimos que aquellas personas que acudan a las celebraciones en las parroquias tengan en cuenta las medidas de seguridad para hacer frente al COVID-19


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HORARIOS DE MISAS EN LA
PARROQUIA BEATA MARÍA DE JESÚS
TIEMPO DE VERANO

Las parroquias que formamos UDAP (San Juan de Ávila, San Pascual Bailón y Beata María de Jesús) como en años anteriores, cambiamos los horarios de las celebraciones de la Eucaristía, a lo largo de los meses de verano, con el fin de facilitar a los fieles la participación en la celebración.

Estos horarios tienen validez desde el día 1 de julio 2020 hasta el 13 de septiembre2020 ambos incluidos.

PARROQUIA BEATA MARÍA DE JESÚS

De lunes a viernes: 11,00 h
Sábados y vísperas de fiesta: 20,00 h

Domingos y festivos: 12,30 h

PARROQUIA SAN PASCUAL BAILÓN

De lunes a sábado: 20,00 h
Domingos y festivos: 10,30 h

PARROQUIA SAN JUAN DE ÁVILA

De lunes a sábado: 10,30 h
Domingos y festivos: 11,30 h

NOTA: Continuamos siendo prudentes y por ello pedimos que aquellas personas que acudan a las celebraciones en las parroquias tengan en cuenta las medidas de seguridad:

ECHAR LEÑA AL FUEGO


La expresión “echar leña al fuego” seguro que sí que la has oído en más de una ocasión. “Echar más leña al fuego” quiere decir que, ante una situación complicada o conflictiva, se está influyendo a que el problema se avive y continúe creciendo. De la misma manera que si literalmente echamos leña a un fuego, conseguimos que no  llegue a apagarse nunca, porque avivamos la llama con la leña que echamos, aunque el rescoldo sea minúsculo.
Si ante el “fuego” de un conflicto o discordia, añadimos la “leña” del rencor y la ira el resultado puede desembocar en venganza y la situación conflictiva no se apagará sino que se avivará y crecerá.

El refrán castellano nos dice “poca agua basta para apagar gran ascua” Sólo el “agua” del perdón apagará las brasas de la discordia. Y ese agua está en las manos del ser humano, ya que tenemos, desde nuestra libertad, la posibilidad de perdonar. 

La primera lectura de este domingo XXIV del Tiempo Ordinario, (ciclo A) extraída del libro del Eclesiástico 27,33 - 28,9 nos muestra, en primer lugar, que la llamada al perdón de las ofensas no es una peculiaridad cristiana, ya que al menos dos siglos antes de Jesús se vivía en el judaísmo, relacionando perdón humano y perdón divino (¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? Si no se compadece de su semejante, ¿cómo pide perdón por sus propios pecados? Si él, simple mortal, guarda rencor, ¿quién perdonará sus pecados?)

Esta lectura nos muestra que, frente a los agravios recibidos, no es la actitud correcta la ira, el rencor y la venganza, que avivarían el fuego del conflicto, sino que la respuesta debe ser perdonar, olvidar y orar, para sofocar el incendio producido.
El autor de este texto, argumenta el perdón desde una peculiar teología, que invita a olvidar las ofensas desde el pensar en el final (la muerte), desde la urgencia de cumplir los mandamientos y desde la memoria de la “Alianza del Altísimo”.

El evangelio (Mateo 18,21-35) nos presenta una parábola que es conocida, en ella originariamente se nos habla de la misericordia de Dios, pero en este evangelista está fundamentada a orientar el perdón cristiano, como se ve en la conclusión: “Lo mismo hará con vosotros mi Padre Celestial sino perdona de corazón a su hermano
El rey de la parábola representa a Dios Padre, que con amor infinito perdona, cancelando toda la deuda. Ahora bien es un perdón condicionado, ya que quien no sea capaz de perdonar a su hermano, no será perdonado.
San Mateo conoce la importancia del perdón para la vida comunitaria y nos revela el profundo significado de este gesto. Es decir, el perdón en la comunidad debe ser ilimitado, como es el perdón de Dios para con nosotros, los discípulos de ayer y de hoy.
Quien haya experimentado la misericordia del Padre, no puede andar con una calculadora echando cuentas de cuánto debe perdonar y a quien debe acoger.

Reflexión: Las ofensas nos enfrentan con los miembros de nuestra comunidad y amenazan rompiendo la armonía. La propuesta evangélica es no poner límites al perdón.
Perdonar no es empresa fácil, pero sí es requisito indispensable para la vida de discípulo-misionero, ya que Dios nos llama e invita a la misión de ser instrumentos de su amor y perdón.

El perdón verdadero e ilimitado, ausente de ira, rencor y venganza, que propone las lecturas de este domingo, surge de la vivencia de la actitud de humildad y del reconocimiento de haber sido perdonado con anterioridad por el Padre.
Odiando, matamos nuestro interior. El deseo de venganza significa que se quiere superar al otro en hacer el mal y esto en vez de sanar empeora cualquier situación que se te ofrezca.

Por último, te pediría que tuvieras presente la oración del Padre Nuestro, en ella pedimos a Dios que nos perdone como nosotros perdonamos a quien nos ha ofendido… 
¡Menos mal que Dios no nos hace mucho caso en esta petición concreta…!

lunes, 7 de septiembre de 2020

FINALIZA LA NOVENA A LA VIRGEN DE LA ANTIGUA EN LA PARROQUIA DE LA BEATA.

Foto: Imagen de la Virgen de la Antigua de Guadalajara

Finaliza la novena a la patrona de Guadalajara, Nuestra Señora de la Antigua. A lo largo de nueve días, en nuestra parroquia, como en todas las parroquias de la ciudad y en el santuario de la Virgen, se ha celebrado la Novena a la Virgen de la Antigua.

Los párrocos José Ángel y Santy, acompañados por el sacerdote mozambiqueño, Dº Abilio, han ido desgranando, día a día, para nuestra meditación y contemplación, diversos aspectos de la Virgen María.
Todos los días se comenzaba con la oración del rosario haciendo una pequeña intención y reflexión a cada misterio, para que nos ayudara a no sólo a rezar con los labios sino también a sentir con el corazón y unirnos en comunidad en una plegaria común.

Al término de esta oración a María, se celebraba la Eucaristía, uniéndonos a todas las parroquias de Guadalajara compartiendo las mismas lecturas bíblicas, oraciones, moniciones y peticiones. Todas las celebraciones de la Eucaristía, en nuestra parroquia, estuvieron animadas con diversas proyecciones en la pantalla que nos ayudó a rezar más unidos y contemplar cada tema del día.

Mención especial hacemos al coro parroquial que, guardando todas las medidas de separación que nos pide los momentos que estamos viviendo, se comprometieron a ayudarnos en nuestra oración común con sus cantos muy apropiados a cada una de las meditaciones e intenciones del día.
La novena  a Nuestra Señora de la Antigua cada día terminaba con la oración, rezada por todos que, el papa Francisco, realizó a María Madre para el tiempo de pandemia. Dando culmen con el canto del himno a la Virgen de la Antigua.

Agradecemos a todas las personas que nos habéis ayudado para realizar este acto en nuestra parroquia. Isabel, en el rezo del rosario, lectores, limpieza del templo, coro parroquial, colocación del pequeño altar a la Virgen de la Antigua, a quienes han hecho su ofrenda de flores y a todos los que día a día nos habéis acompañado en oración.

El martes día 8 de septiembre celebraremos la festividad de la Virgen a las 12,30 h en nuestra parroquia, Beata María de Jesús.

jueves, 3 de septiembre de 2020

TODOS CENTINELAS


Persona que vigila y está en observación”, así podríamos definir la palabra “centinela”. Con ella describimos la función que tiene una persona que ejerce el encargo de “estar en guardia”, “estar atento” a los acontecimientos que se dan en su entorno, bien sea la familia, los amigos y la comunidad humana o espiritual a la que pertenece.

Ahora bien, restringiríamos mucho la labor del centinela si sólo le daríamos una función sancionadora, de la misma manera que si a un guardia de tráfico sólo le otorgáramos la función de multar olvidándonos de otras labores que realiza (regular el tráfico para que sea más fluido, atención a accidentes, ofrecer información, avisar de peligros…) buscando el bien del individuo y de la comunidad.

Centinelas somos todos, cada uno desde el lugar que ocupa. Los padres son centinelas del hogar, las amistades son centinelas de los propios amigos, los ciudadanos somos centinelas de la comunidad que es cercana, los gobiernos y legisladores son centinelas de un territorio, país, comunidad, provincia y localidad… Y… en lo espiritual, el evangelio de hoy, nos propone que todos somos centinelas de nuestros herman@s que forman nuestra comunidad de fe.

La primera lectura del profeta Ezequiel 33,7-9 pone de manifiesto que ser centinela es una de las características de los verdaderos profetas, quienes están atentos y en vigía a la Palabra de Dios leyendo los acontecimientos de la historia para iluminarlos a través de esta Palabra Divina que anuncian.
Pero la imagen del centinela también evoca “la urgencia y el peligro”, porque el profeta aparece en los momentos más difíciles y dramáticos, en los periodos de crisis del pueblo.
Igualmente, dentro de las funciones del centinela está la de “advertir al que obra mal” para que desande el camino de la maldad y opte por el bien. “Conducir a la conversión“ se convierte en papel fundamental del profeta-centinela, porque en la vida del hombre y de la mujer la vuelta, el retorno y la conversión siempre es posible.
Ezequiel es ese centinela que proclamará el deseo eficaz de Dios de que el pueblo de Israel no muera a causa de sus pecados, sino que viva.

El evangelio (Mateo 18,15-20) trata el tema la corrección fraterna, fruto de la misericordia. El Señor invita a sus discípulos que surja en ellos la preocupación por el “otro”, no sólo a nivel humano y corporal sino también espiritual e interior. Es aplicar la parábola de la oveja perdida a un hermano que se ha separado de la comunidad y usar el amor y el respeto como recurso para que vuelva.

Reflexión: Como hemos recordado en este artículo, nuestra misión de centinela es mayor que la de ser un mero censor. Nuestra labor es buscando la conversión, el bien de quienes conviven con nosotros.
Nuestra actitud debe ser como la de quien cose o remienda un agujero en un tejido, donde la delicadeza y la ternura no pueden estar ausentes.

Os ofrezco algunas claves, extraídas de diversos escritos del Papa Francisco, para realizar bien nuestra misión de centinelas, para hacer bien una corrección a un herman@:

1.- La corrección fraterna debe estar presidia por la caridad y la humildad, no dejando lugar a la hipocresía y a las habladurías. “Llevarlo a parte” es usar la mansedumbre y hablar, no imponer. Si no se dieran estas características la corrección fraterna seria como «hacer una operación quirúrgica sin anestesia», con la consecuencia de que el enfermo moriría de dolor. 
2.- Este servicio al otro requiere, ante todo, reconocerse pecador y no erigirse en juez
3.- Hablar de la verdad, jamás decir una cosa falsa, ni fruto del rumor.  Porque «las habladurías hieren, son bofetadas a la buena fama de una persona, son bofetadas al corazón de una persona».
4.- Corrección «con humildad». Es bueno tener presente, que «si debes corregir un defecto pequeño, piensa que tú tienes tantos más grandes». El Señor lo dice con eficacia: saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver bien para sacar la mota que hay en el ojo del otro. Sólo así «no serás ciego» y «verás bien» para ayudar de verdad al hermano. Por eso es indispensable «la humildad» para reconocer que «yo soy más pecador que él, más pecador que ella». Luego, «debo ayudarlos a él y a ella a corregir este» defecto.

Personalmente creo que «si tú no eres capaz de hacer la corrección fraterna con amor, con caridad, en la verdad y con humildad, ofenderás, harás un daño al corazón de esa persona: harás un crítica más que hiere y te convertirás en un ciego hipócrita»… Si no se dan estas características mejor no hagas de centinela.

Te dejo un vídeo, en esta dirección de Internet, donde el Papa Francisco te habla del tema de la corrección: