PARROQUIA BEATA MARÍA DE JESÚS. "GUADALAJARA": JUBILEO DE LA ESPERANZA. MES DE SEPTIEMBRE. LA AUSENCIA DE DIOS.

viernes, 22 de agosto de 2025

JUBILEO DE LA ESPERANZA. MES DE SEPTIEMBRE. LA AUSENCIA DE DIOS.

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REFLEXION DEL EVANGELIO. DOMINGO XXX. TIEMPO ORDINARIO (26 OCTUBRE CICLO C)

Jesús nos propone, en el evangelio de este domingo, dos formas de presentarse ante Dios: Desde la humildad y sencillez del que se reconoce pecador y necesitado de Dios, de su amor y de su compasión, que está representada en la ORACIÓN DEL PUBLICANO o desde la ORACIÓN DEL FARISEO, que erguido oraba a Dios, dándole gracias, no por las maravillas que Dios obró en su vida, sino porque “no es como los demás”. Sentirte pequeño, desvalido y necesitado ante Dios o creerte autosuficiente -DEBEMOS ORAR desde una actitud de sinceridad y humildad. El secreto de nuestra oración no se encuentra en el buen uso de las palabras o de una buena formulación de nuestras frases, sino en nuestra actitud ante Dios, sintiéndonos pobres y necesitados de Él. -DEBEMOS, también, remarcar que nuestra actitud ante Dios no puede ser diferente a nuestra actitud ante los prójimos. Por lo tanto, este evangelio, nos previene de la tentación de creernos los mejores, los más seguros, los más auténticos… lejos del seguidor de Jesús el autocomplacernos menospreciando a los demás.

ORACIÓN... HUMILDAD

ORACIÓN DEL JUBILEO DE LA ESPERANZA

PADRE que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino. Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria. La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor. A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos. Amén.