De los cielos en el
raso,
de invisible hilo
prendida,
estrella al alba
dormida
y refulgente al
ocaso;
viento que aligera el
paso;
voz alada
de mil formas y
colores:
¡nimbad todos a la
amada
del Señor de los señores!
Riachuelos soñadores;
bravío mar; bosque
espeso
con sabor a miel y a
beso
y trinos
encantadores;
risa limpia de las
flores,
perfumada,
desplegad vuestros
olores:
¡nimbad todos a la
amada
del Señor de los señores!
Sudor de hombre de mi
tierra,
flor y fruto
cantarín;
verde prado; luz;
jazmín
de la campiña y la
sierra,
que a la su fragancia
encierra,
aprisionada,
en jardines
trovadores:
¡nimbad todos a la
amada
del Señor de los
señores:
nuestra Madre Inmaculada!
Autor: Paco Cerdán
No hay comentarios:
Publicar un comentario