El discípulo de Jesús, no puede ser una
persona que se conforme con escuchar las enseñanzas del Maestro. El discípulo
está llamado, además de escuchar la voz de Cristo, a seguirle en fidelidad, con
obras y palabras, e igualmente, a acompañar a otros a encontrarse con la persona
liberadora de Jesús.
Cierto que el primer paso, para realizar esta
misión de acompañamiento en busca del Maestro, es abrir los oídos para saber y reconocer
el camino a recorrer con un corazón puro. Difícil será para una persona ser
apoyo y bastón en el camino de otro, si no sabe a dónde se dirige y no conoce
el camino a recorrer; ambos se perderán.
“Un
ciego no puede guiar a otro ciego porque los dos caerán en el hoyo”, nos
dice Jesús por medio del evangelista Lucas.
Por lo tanto llenarnos de Cristo y conocerle,
así como conocer sus enseñanzas, son los primeros pasos del discípulo.
Sólo el que tiene el corazón lleno de la
persona y mensaje de Jesús, podrá hablar, sin falsedades ni hipocresías, de una
“Buena Noticia” liberadora.
"Las palabras, que pronuncian nuestros labios,
revelan lo que hay en nuestro interior"; de igual manera que "nuestra boca hablará de
lo que rebosa en nuestro corazón".
Cuidemos, por lo tanto, nuestras palabras,
pues ellas mostrarán quienes somos. Optemos por buscar, con nuestros
comentarios y conversaciones, aquella paz, serenidad, calma, fe y amor… que
debe rebosar en nuestro corazón de cristianos.
Nuestras palabras, hoy en día también
nuestros WhatsApp, no sólo deben
llevar una gran carga de prudencia y sensatez, sino que también tienen que rebosar de autenticidad y
verdad. Desechar la hipocresía verbal, la doble interpretación de nuestros
lenguajes y la incoherencia de lo que pronuncian nuestros labios con nuestras vidas, son los
primeros pasos del discípulo comprometido.
Seremos conocidos y reconocidos como
discípulos de Jesús por nuestras obras y palabras, al igual que a un árbol se
le conoce por el fruto que da. Seamos bondadosos y del bien que hay en nuestro
interior demos frutos, palabras y acciones, cargadas de bondad.
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