
Domingo
Cuarto de Pascua
En esta reflexión hablamos de modelos de
vivir y de actuar. Es decir, puntos de referencia que poseemos en la vida y que
hacen de arquetipos que debemos reproducir e imitar.
Lo que me resulta más complicado en los
textos de este domingo es la referencia que se nos propone, ya que, hablar hoy
de pastores y ovejas crea confusión. Ningún grupo humano quiere identificarse
con un rebaño de ovejas, por mucho que lo idealicemos. La razón es que rebaño y
falta de libertad y creatividad, en nuestra cultura, van de la mano. Nos
rebelamos contra todo lo que significa manipulación y nos subleva que otros nos
digan lo que tenemos que pensar, decir y hacer, porque hemos equiparado rebaño
a borreguísmo.
Sin embargo, en la biblia rebaño es un
símbolo usado, con frecuencia, para designar al pueblo de Dios. Lo peligroso es
pensar que bajo la imagen de rebaño/ovejas se esconde el borreguismo, la
manipulación, la dependencia y la falta de libertad. Nada de esto aparece en
las lecturas de hoy, más bien se recalca la libertad de las ovejas que siguen a
uno y huyen de otro, según conozcan o no la voz del pastor.
En este domingo
cuarto del tiempo de Pascua (ciclo b), también conocido como domingo del buen pastor, las lecturas
nos ofrecen como punto de referencia para nuestra vida la actitud de Jesús que,
como pastor, conoce, defiende, da la vida, reúne y acompaña a sus ovejas. El
texto evangélico, por lo tanto, nos presenta para nuestra meditación a Jesús (pastor)
en relación al Pueblo de Dios (rebaño) en el que todos somos corresponsables,
cada uno desde su posición y carisma.
En el evangelio (Juan 10,11-18) se presenta Jesús,
ante los fariseos, por dos veces, como el Buen Pastor que “da la
vida” y que “conoce” a sus ovejas. Comienza el texto haciendo
una oposición entre pastor y asalariado, mientras que el primero da la vida, el
otro abandona y huye, sin importarle la suerte del rebaño, a la mínima
dificultad.
Creo, que en este evangelio, es importante
que identifiques cada una de las imágenes utilizadas: pastor, asalariado,
ovejas, lobo, otras ovejas… Es importante que disciernas a qué se refieren y,
así, puedas hacer una posible comparación que te ayude en tu vida. Ahora bien,
(aviso a navegantes) si te identificas como “buen pastor” dar la vida es la
clave; si te identificas con la oveja la clave será dejarse conducir por el
pastor, porque sabes que él desea tu bien porque te quiere y conoce.
Para nosotros, creyentes, Jesús es ese pastor
que de forma valiente y firme denuncia como asalariados (falsos pastores) a
aquellos a quienes no les importan las ovejas, a aquellos que no tienen
espíritu de servicio sino que se aprovechan del rebaño.
Pero no sólo es un simple pastor, sino “Pastor
Bueno” que se deja conmover por la situación de su rebaño. “Pastor
que conoce” que tiene un trato personal, íntimo y en dialogo amoroso con
sus ovejas (creyentes) “Pastor de todos” que sabe que
tiene, “además otras ovejas que no son de este redil; también a ésas
las tiene que traer, para que escuchen su voz, y haya un solo rebaño, un solo
Pastor” (Juan 10,16)
La primera
lectura (Hechos 4,8-12) entronca directamente con
la actividad evangelizadora de la primera comunidad cristiana. La Buena Noticia
se extiende a todos, por ello evitemos cerrarnos en nuestro propio yo interior
y optemos por salir en busca de esas “otras ovejas” de las que
nos habla el evangelio.
Reflexión: Si
por un momento en las lecturas de hoy, has creído que se hablaba de dirigentes
y dirigidos creo que estás equivocado. Este evangelio no se refiere a obispos,
párrocos y catequistas… Flaco servicio hace a la comunidad y a la extensión del
Reino quien se crea superior; pero tampoco le hace ningún bien quien renuncia a
su libertad y cree que no sirve para nada. Si malo es sentirse pastor que posee
poder omnipotente sobre las ovejas, no es menos malo sentirse oveja que, como
un borrego y sin rechistar, sigue al pastor, sea quien sea y diga lo que diga.
La propuesta es un único pastor, Jesús. El
único que es capaz de orientar y dar verdadera vida a las personas. Sólo Él
puede ser guía desde donde aprendamos a vivir. Él es nuestro punto de
referencia que deberemos ir descubriendo día a día, asumiendo las actitudes
fundamentales que Él vivió y vivirlas con generosidad desde nuestra propia
originalidad, prosiguiendo la tarea de construir el reino de Dios que Él
comenzó.
Una semana más las lecturas vienen empujando fuerte. Nos ponen con la
mirada en Jesús, nuestro punto de referencia en el ser discípulos. Es nuestro
modelo y referencia; los demás somos aproximaciones a Él, pero no somos Él.