jueves, 11 de abril de 2024

TESTIGO, NO CHIVATO-SOPLÓN

 

 Domingo Tercero de Pascua 

Sin entrar en cuestiones técnicas, un testigo es aquella persona que es capaz de dar fe de un acontecimiento por tener conocimiento directo del mismo. Por lo tanto, testigo es la persona que declara sobre hechos que conoce y que son considerados relevantes. Dicha declaración recibe el nombre de testimonio. Y de este testimonio, se deriva la resolución del asunto que es objeto de controversia. Con todo lo que te he expresado, creo que se puede afirmar que un testigo, que realiza un testimonio veraz, es muy importante para obtener un veredicto correcto.

Cuando hablo de “testigo” no estoy refiriéndome a un “chivato soplón” que tiene cierta información de oídas, sin haber presenciado un suceso, con escasa o nula credibilidad y cuya identidad se oculta, a modo de espía, bajo varios disfraces.

En este domingo tercero del tiempo de Pascua (ciclo b), las lecturas son una invitación a proclamar, anunciar y dar testimonio de nuestra fe en el Resucitado. No podemos conformarnos con ser “chivato-soplón” que hemos escuchado en otros la resurrección de Jesús, sino testigos que hemos experimentado en nosotros mismos que el Maestro está vivo, está en medio de nosotros y nos señala como testigos.

Así que amig@, hoy tienes una citación encima de la mesa, como antes que tú la tuvieron los apóstoles. Se te obliga, desde tu fe, a comparecer ante el mundo y dar testimonio.

La primera lectura (Hechos de los Apóstoles 3,13-15.17-19) sitúa la escena tras la curación de un paralitico por Pedro y Juan. Este hecho da pie, al apóstol Pedro, a proclamar y anunciar al pueblo la Resurrección de Jesús; es decir, el cumplimiento de la promesa llevada a cabo por Dios. Y cómo, a pesar del rechazo de los hombres que entregan, niegan y matan al autor de la vida, “Dios le ha resucitado” (Hch 3,17) Los apóstoles se autoproclaman testigos de esta acción de Dios y no dudan en dar testimonio. “matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos”

El evangelio (Lucas 24,35-48) nos narra el encuentro de los apóstoles con el Resucitado. Al igual que en el relato de Juan de la semana pasada, el evangelista Lucas, quiere resaltar que Jesús Resucitado es Jesús de Nazaret y que por lo tanto existe una identidad entre Crucificado y Resucitado. La aparición de Jesús a los discípulos, que recoge Lucas en el texto de hoy, también nos habla de la presencia de Jesús en el centro de la asamblea, de la paz y la alegría como frutos del Resucitado, del envío del Espíritu y de la invitación a la misión.

El Señor descubre a los apóstoles el sentido profundo de la Escritura y les envía como “testigos” a dar testimonio de la Muerte y Resurrección de Jesús como Mesías, anunciado por el Antiguo Testamento. E igualmente son enviados a anunciar a todos los pueblos la conversión y el perdón de los pecados. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»

Los apóstoles comprenden que tras haberse encontrado con Jesús Resucitado y haber tenido la experiencia del amor de Dios que los salva, debían salir a anunciarlo. Esta experiencia de encuentro y misión se convertirá en una máxima para todo discípulo. Por ello, San Pablo a partir del encuentro con Jesucristo “enseguida se puso a predicar que Jesús era el Hijo de Dios” (Hch 9,20)

Ante la misión de anunciar, testimoniar y celebrar la fe, los discípulos no actuarán como “chivatos soplones”, sino que, con la ayuda y la fuerza del Espíritu, sin excusas que los acomode, darán testimonio de lo vivido. Pascua y el testimonio son inseparables.

Reflexión: Si te has encontrado con el Resucitado, no tienes excusa para que anuncies con tus palabras y testimonies con tus obras aquello de lo que eres testigo.

Puede que tengas la tentación de pensar que tienes mil imperfecciones, que no tienes preparación, que otros están más capacitados y cualificados, que necesitas más, charlas, cursos y largas instrucciones… en este caso te diría, como el Papa Francisco: “que no puedes retrasar tu compromiso, pues si tienes experiencia de Dios que te salva, si te has encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús, debes salir a anunciarlo inmediatamente”  “Todos somos llamados a ofrecer a los demás el testimonio explícito del amor salvífico del Señor… Tu corazón sabe que no es lo mismo la vida sin Él; entonces eso que has descubierto, eso que te ayuda a vivir y que te da una esperanza, eso es lo que necesitas comunicar a los otros” (Exhortación La alegría del Evangelio" nº121)

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