1º Domingo del Tiempo Cuaresma
Háztelo mirar si eres de los que, a estas alturas de la película, piensan que el evangelio y la Palara de Dios hay que leerla de forma literal e interpretarla tal cual está escrita. Si para ti leer los textos evangélicos es como leer una historieta o el relato de un super héroe, sentirás una enorme incapacidad para interpretar correctamente determinadas escenas. En este sentido, las tentaciones de Jesús, que nos propone hoy la liturgia, es una de las más elocuentes, porque la interpretación literal te llevará a la ciencia-ficción, desplazando unos acontecimientos que se dan en tu realidad humana e histórica a la esfera del milagrito.
En este domingo primero del tiempo de Cuaresma (ciclo c) el evangelista emplea el lenguaje de los símbolos y la narración alegórica para expresar realidades que difícilmente podrían describirse de otra manera. La escena de Jesús en el desierto tentado por el diablo, describe no tres tentaciones en un momento determinado, sino todas las tentaciones que tendrá el Señor a lo largo de su vida hasta su muerte en cruz. Tentaciones que, por otro lado, son las tuyas y las mías.
El evangelio (Lucas 4,1-13) comienza con estas palabras: “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo”. Es por lo tanto el Espíritu quien le empuja al lugar de la prueba, el desierto. El desierto en la Biblia tiene un variado significado. Es lugar de prueba y tentación, morada del mal, pero también es lugar de encuentro con Dios, de toma de decisiones de experiencias divinas, lugar de salvación. A esta realidad tan variada es donde lleva el Espíritu a Jesús. Por extensión, si dejamos que el Espíritu Santo actúe en nosotros, Él nos conducirá a vivir nuestra historia de discípulos como aventura apasionante, emocionante, distinta y creativa.
La superación de Jesús, durante cuarenta días, de las diversas pruebas hace que una nueva era comience para la humanidad. Algo nuevo comenzará en ti si, como el Maestro, optas por Dios y orientas tu vida hacia el cumplimiento de la voluntad del Padre. Es la primera de las tentaciones descritas: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le contestó: «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre"».
El proyecto del mal es bienestar, consumo, abundancia, poder, gloria, dominio, autoridad… el proyecto de Jesús es libertad y misericordia. La propuesta del Señor es radicalmente opuesta al mesianismo triunfante. Su fidelidad al Padre le lleva a abrazar y servir al ser humano, eliminando toda concepción de mesianismo de poder. Dos proyectos frente a frente: el Bien y el Mal. Esta es la segunda tentación «Te daré el poder y la gloria si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo». Jesús le contestó: «Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto"». El poder es un falso dios, un ídolo que pide adoración. Jesús te enseña que adorar a Dios es no vivir arrodillado ante nada ni nadie. Adorar a Dios te hace libre y fraterno.
Por último, la tercera tentación: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras"». Jesús le contestó: «Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios"» Es provocar a Dios en toda regla porque nos gusta el espectáculo de dejar asombrada a la gente y así conquistarlas para la fe. Embaucar al otro y ganarlo para la causa con facilidad, dejando a Dios que haga todo con su divina providencia y nosotros con las manos cruzadas sin asumir la responsabilidad de bautizados. Es la tentación de gloria sin cruz que se repetirá al final de la vida de Jesús, cuando clavado la gente le gritaba: “Baja de la cruz y creeremos en ti” (Lc 22,37)
Reflexión: La tentación es ocasión propicia para elegir, mejor aún reelegir a Dios. Es una invitación a NO cumplir la voluntad del Padre, pero podemos reconvertirla, con la fuerza del Espíritu, en un momento para optar por el Dios del amor antes que por todos los “diosecitos” e ídolos del mundo. El desierto de la vida se convierte en ocasión propicia para decir SI a Dios diariamente. Las tentaciones que encontramos en el evangelio, resumen la infinidad de opciones para el Bien o el Mal que se nos presentan en la vida.
Es la hora de elegir y optar por Dios. No lo alargues en el tiempo, ni lo dejes para otra ocasión. Hoy, aquí, en este momento concreto de tu historia, con todas sus dificultades, pero también con todos los dones y talentos que posees debes preguntarte si quieres que tu vida sea una entrega a la voluntad del Padre o, por el contrario, aceptas las propuestas que te ofrecen los poderes del mundo.
Tres tentaciones en las que se engloban todas. Ante ellas, confía que Dios te ofrece su Espíritu para vencer comodidades, poderes, espectáculos de cara a la galería… y otras de diversas apariencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario