sábado, 13 de julio de 2019

TIEMPO DE VACACIONES


Inmersos en el tiempo de vacaciones, que tradicionalmente se realizan en los meses de julio, agosto y septiembre, os invito a aprovechar este tiempo vacacional para que sean momentos de meditación, oración y reposo, a la vez que de enriquecimiento de los lazos familiares y de amistad.
Desde este blog, la parroquia de la Beata María de Jesús, desea que las vacaciones de todos sean un tiempo de descanso que sirva para reposar la mente y el cuerpo, que, por otro lado, están sometidos diariamente a un continuo cansancio, dado el ritmo frenético de la existencia moderna.

Las vacaciones constituyen una preciosa oportunidad para estar un tiempo más largo disfrutando, de las opciones de la vida, con los familiares, para encontrar a los parientes y amigos, en una palabra, para dar más espacio a aquellos contactos humanos que el ritmo de los compromisos de cada día impide cultivar como se desearía.

Tengamos un especial recuerdo para aquellas personas que, por varios motivos, no pueden realizar un tiempo de vacaciones, concretamente los enfermos que sufren la dureza del dolor, los que se encuentran en paro laboral o no tienen recursos económicos, los “descartados” de nuestra sociedad, para los “últimos y olvidados”…
A estos, nuestros hermanos y hermanas, manifestémosles nuestra cercanía espiritual, realicemos obras que les ayuden a vivir con dignidad y deseémosles de corazón que a ninguno de ellos les falte el sostén y el consuelo de personas amigas y cercanas.

El tiempo de las vacaciones es, para muchos, una ocasión para encuentros culturales, para momentos largos con la naturaleza, la contemplación, la música, el deportes….  Así como, para los cristianos, es tiempo favorable para momentos prolongados de oración y de contemplación.
Disponiendo de más tiempo libre se puede dedicar con mayor sosiego y calma a la conversación con Dios, a la meditación de la Sagrada Escritura y a la lectura de libros formativos.
No olvidemos la participación en la celebración Eucarística Dominical, nos ayudará a sentirnos parte viva de la comunidad eclesial también cuando se está fuera de la propia parroquia. Donde sea que nos encontremos tenemos siempre la necesidad de nutrirnos del Señor

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