martes, 6 de junio de 2023

DIOS A NUESTRO ALCANCE

 

Domingo del Corpus Cristi

Qué importante es que las personas te sientan cercano-a, ocupes el lugar que ocupes en la vida y en la sociedad. Me agrada cuando se acerca alguien y me dice que ha estado con un sacerdote u obispo y que ha encontrado en él cercanía, que es una persona sencilla, cordial y amable en el trato. Por el contrario, me duelen noticias como la de un niño que, ilusionado, acude a por un sencillo autógrafo de su “ídolo” y éste pasa por su lado con los cascos puestos en sus orejas, sin saludar ni mirar a quien lleva horas esperándole. Y por mucho que grita su nombre, de forma desesperada, no consigue absolutamente un segundo de atención, porque el famoso y prestigioso héroe del deporte, la música o de las películas ha puesto tierra de por medio entre él y su admirador.

En este domingo en el que celebramos el Cuerpo y la Sangre de Jesús (Corpus Cristi ciclo a) podemos descubrir que Dios se ha puesto a nuestro alcance, a nuestra disposión, que Dios entra en nosotros a través del camino más natural, el de los sentidos: oíd, gustad, tomad, comed, bebed… Y así, por muy paradójico que nos pueda parecer, tenemos un Dios a quien podemos escuchar, comer, beber y gustar….

La misma encarnación de Jesús no es otra cosa que cercanía de un Dios al ser humano. Igualmente, la Eucaristía es que Dios se pone al alcance de nuestras manos y de nuestros labios. La religión es algo más simple de lo que nos creemos.

El evangelio (Juan 6, 51-58) nos muestra como las palabras de Jesús, ser comida y bebida verdadera, producen escándalo: Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»  Los interlocutores del Señor tienen claro que pensar en Dios está bien, que ofrecerle primicias y sacrificios también, pero que tomarlo de la mano, acercarlo a los labios, comerle y vivir de Él y en Él… eso ya es demasiado, “es harina de otro costal”.

Pero Jesús insiste, a pesar del escándalo de los judíos, que Él es verdadera comida y bebida y quien le come y bebe tiene vida. Dios es autor y dador de vida, Dios no es Dios de muertos, estar en sintonía con el Padre es poder gozar la vida, porque nuestro Dios posee vida y la derrama abundantemente.

En la primera lectura (Deuteronomio 8,2-3.14b-16a) Moisés recuerda al pueblo lo que Dios ha hecho con ellos. Los cuarenta años por el desierto son expresión de escasez, malestar y esclavitud, son tiempo de prueba. El Señor quiere conocer el corazón de su pueblo en las dificultades y éste debe poner su confianza en Dios, creyendo que su palabra se cumple y que con Él llega la salvación y la liberación.

Dios ha bendecido a su pueblo y recuerda a los israelitas que deben alabarlo por los beneficios recibidos. Entre todos estos beneficios destacan: la salida de Egipto, el agua que brota de la roca, el alimento del maná y la tierra prometida en la que encontrarán Vida. A diferencia del maná dado por Moisés, ahora hay un “pan” que supera al recibido por el pueblo en el desierto y este es Jesús.

Reflexión: Alcanzar a Dios con ritos, razonamientos, oraciones… no nos crea ningún problema, entra dentro de lo que consideramos normal. Pero hoy se nos pide dar un paso más adelante y reconocer que Dios llega a nosotros en un trozo de pan y en una copa de vino. Dios se hace presente en las realidades cotidianas que están al alcance de nuestros sentidos y, aunque esto nos parezca desenvolverle de su divinidad, Dios es así. Dios rompe moldes y construcciones preconcebidas.

Si te das cuenta la Eucaristía es cuerpo y sangre que se entregan para que tengas vida. La vida con Jesús no tiene parangón, no se parece a ningún plan ni proyecto que hayas querido programar. Junto a Él todo se vuelve único, diferente, transformador y eterno. Si celebras la Eucaristía como fiesta de la entrega sin límites, creo que debes ponerte un nuevo traje, dejar atrás la túnica de la rutina, del aburrimiento y del cansancio, y estrenar el traje nuevo de fiesta que refleje tu identidad de cristiano y discípulo.

“El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él” Vivir con Jesús y permanecer en Él hace de tu discipulado una persona nueva, alegre, orante. Él se hace cercano y está a tu alcance, tu vida está llamada a despertar y compartirla.

Amig@, por este aspecto de entrega y compartir que tiene esta celebración del Corpus Cristi y de la Eucaristía, se celebra en esta jornada el día de Caritas. Se nos invita, a ser agentes de vida buena y nueva, y se nos impulsa a hacernos “pan partido” para los demás, a trabajar por un mundo más justo y fraterno. Practicar la caridad significa tener la valentía de mirar a los ojos. 

Si Dios se pone a nuestro alcance, igual deberíamos pensar que nosotros nos debemos de poner al alcance de los demás, especialmente del que sufre. No sé… piénsalo detenidamente.

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