lunes, 19 de junio de 2023

FRENTE AL MIEDO, LA CONFIANZA

 

Tiempo Ordinario. Domingo XII

De mis clases de teología, siendo estudiante y seminarista, recuerdo vagamente la definición que se nos ofrecía de miedo. Me la aprendí en latín porque así lo exigía el guión, pero te la presento traducida, ya que nunca he sido un latinista consumado. Por esta misma razón y porque ya ha llovido desde entonces no me exijas mucha perfección en la definición. Miedo: es el movimiento interior ante un mal probable o inminente.

Cierto que, ante situaciones de dificultad que no dominamos, nace esta sensación denominada miedo, la cual es combatida de diferentes formas según el talente de la persona que la vive. Se hace necesario encontrar antídotos que den fuerzas para seguir en pie. En el plano espiritual, la fe, la confianza en Dios y la escucha de la Palabra son los medicamentos que neutralizan y contrarrestan los efectos del veneno del miedo.   

En este domingo XII del Tiempo Ordinario (ciclo a) descubro que en ningún momento quiso Jesús ocultar la verdad a sus amigos, seguidores y discípulos. Ellos probaron, en compañía del Maestro, las mieles del éxito y de la fama, pero también conocieron de cerca la adversidad, la dificultad y la persecución. No seamos ingenuos porque tampoco hoy se nos esconde la dificultad que conlleva ser auténtico testigo de la fe.

Cuando nuestro corazón no está habitado por un amor fuerte o una fe firme, fácilmente queda nuestra vida a merced de diferentes miedos y se hace necesario encontrar una razón para vivir y una confianza donde agarrarnos.

El evangelio (Mateo 10, 26–33) es una cálida y vehemente exhortación a la valentía, a la confianza y al buen ánimo en momentos duros, difíciles y de persecución. El “no temáis” de Jesús, que se repite por tres veces, quiere ser una palabra de consuelo a los discípulos, para que superen el miedo y la angustia que trae consigo la persecución.

Con esta perícopa, Jesús muestra a sus seguidores que no van a tener una suerte distinta a la suya porque el “discípulo no es más que su maestro”. Igualmente quiere motivarles y darles razones para no vivir asustados bajo el imperio del miedo, sino alegres en la virtud de la valentía. Y para ello, les invita a creer, primeramente, en la fuerza del evangelio que anuncian, nada ni nadie podrá contra él. En segundo lugar, les pide que pongan sus fuerzas en su entereza interior y, por último, en la especial providencia de Dios en favor de los discípulos-enviados. El miedo será superado con la confianza inquebrantable en Dios, al que reconocen e invocan como Padre que les cuida y protege. Para ilustrarlo, Jesús recurre a una comparación sencilla: Si Dios Padre cuida de los pájaros más insignificantes y tiene contados los cabellos ¿cómo no va a ocuparse de sus hijos que anuncian la Buena Noticia? “No tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones”

La primera lectura (Jeremías 20,10-13) si la lees detenidamente, encontrarás la actitud de confianza en Dios del profeta, frente a aquellos que buscaban su mal. Se nos presenta un himno de alabanza al Señor que le salva «Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos» El Señor sondea el corazón afligido y tiene planes de salvación

Reflexión: Realizando esta reflexión ha venido a mi memoria, sin querer queriendo, que diría el Chavo del Ocho, una canción tan entrada en años como la definición latina de “miedo”. No sé si la conoces, te paso la primera estrofa: “A menudo nada sabes del mañana, estas desorientado y lleno de cuidado, nada ves, todo te parece estar sin salida, pero tú sabes que el Señor te ayudara… Confiad siempre en Dios es el camino recto”. Me parece una síntesis perfecta de la reflexión de las lecturas de este domingo.

La base de la oración es la confianza. Confía en Dios, pues Él confía en ti por encima de tus palabras, actitudes, gestos y comportamientos. Confía en Dios siempre, aunque las cosas parezcan no ir bien. Entre nosotros los cristianos es frecuente cierto sentimiento de temor e inquietud, en algunas ocasiones caemos en la tentación de la tristeza y de la desesperanza al pensar que estamos amenazados y acosados de forma sutil y peligrosa por el entorno, por la sociedad, por las leyes, por… Confiar en Dios es más que una expresión verbal; es descubrirlo y experimentarlo como Padre/Madre, como roca firme, refugio…Te invito a que medites el salmo responsorial, que la liturgia te presenta en este domingo, es todo un cántico a descubrir la presencia de Dios que camina contigo: “Buscad al Señor y revivirá vuestro corazón”

Amig@ para Dios eres único-a, te ama y es providente contigo. No vivas ciego sin valorar lo que significas para Él. Desde aquí puedes apreciar que te cuida y alimenta con su amor toda tu vida. Vales mucho más que los gorriones, ¡coño! eres su hijo. No hay mayor antídoto contra el miedo que descubrir el amor que Dios te tiene.

2 comentarios:

  1. Sin miedo, viviríamos de forma tan temeraria que pondríamos en peligro nuestra vida. Miedo un poco, pánico, ninguno.

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  2. Gracias María.... hay miedos y miedos, la apuesta de Jesús es que frente al miedo que paraliza y nos cruza de brazos en la misión de evangelizar, está la opción de la confianza en un Dios que cuida de nosotros porque somos sus hijos. Desde la confianza se ve los miedos de otra forma. Prudencia toda.

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