1.- La gente se agolpaba
a escuchar a Jesús porque Jesús les comunicaba la Palabra de Dios. Y esa
Palabra de Dios era fuente de ilusión y esperanza, era oxígeno para bajar a las
profundidades de la vida.
El mundo de hoy, veintiún siglos después,
necesita también escuchar a Dios. El hombre de hoy, moderno e individualista el
algunas de sus actitudes, sigue buscando la Palabra de Dios como bálsamo para sus heridas,
porque está necesitado de motivos para vivir esperanzado e ilusionado, motivos
para llenar su existencia de valores perennes e imperecederos.
2.- Nosotros, como el
pueblo de Israel, necesitamos andar por la vida NO como ovejas sin pastor SINO
como hombres y mujeres que tienen una meta, un fin que nos enriquezca, que
llene los minutos de nuestra existencia.
“Rema
mar a dentro y echa las redes... Te haré pescador de hombres” La invitación que
Jesús hace a Pedro, hoy se hace urgente, y de forma particular para cada uno de
los bautizados y para cada comunidad, parroquia y familia cristiana.
3.- La dificultad no
está en saber la necesidad de evangelizar en el mundo de hoy, sino, más bien, en
el cómo transmitir el mensaje de Cristo a nuestro mundo; en saber qué actitudes
tenemos que tener en cuenta para poder realizar esta labor y mandato de Cristo.
¿Cómo ser “pescadores de hombres” en esta sociedad en la que nos ha tocado
vivir, en la que existe luces y sombras?
Os propongo las siguientes actitudes para vuestra meditación. No son las únicas, existen otras que podéis extraer desde vuestra oración y reflexión particular.
Os propongo las siguientes actitudes para vuestra meditación. No son las únicas, existen otras que podéis extraer desde vuestra oración y reflexión particular.
-
Dejar al
Maestro que
suba a la barca con nosotros. El Señor no puede faltar en nuestra labor
evangelizadora. No podemos echar las redes en nuestro nombre sino en nombre de
Jesucristo. Somos discípulos, aprendices, marineros... en ningún momento somos maestros o patronos del barco.
- El
desaliento y el desánimo por pescas infructuosas no pueden desanimarnos y hacer que perdamos la
ilusión de hablar de Dios. Los apóstoles comentan a Cristo que han estado toda
la noche bregando y no han cogido nada. No valen excusas para dejar de intentar
echar de nuevo las redes.
- La
confianza
en Cristo, en su persona y en su mensaje debe ser una constante en nuestra
vida de apóstoles. Es Cristo quien nos invita a lanzar la Palabra de Dios en
nuestros ambientes y “porque Tú lo dices echaré las redes”
-
La
humildad debe
presidir todos los actos de nuestra vida, también en lo concerniente a la
evangelización. Cuando al echar las redes del evangelio hayamos conseguido
nuestros objetivos y propósitos, deberemos caer a los pies de Jesús y al igual
que Pedro y sus compañeros decir: “apártate de mi soy pecador”
-
No tengamos
miedo. Sabemos
que la mies es mucha y que la labor que tenemos por delante no es fácil, que la
dificultad está presente, pero no podemos tener miedo al desafío y al reto que supone ser
“pescador de hombres”.
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