El domingo, día 20 de octubre, junto con toda
la Iglesia, celebramos en nuestra parroquia, el DOMUND, (Día Mundial de Propagación de la Fe)
Y lo celebrábamos con una doble mirada, por un lado, nuestros ojos estaban
fijos en los MISIONEROS, hombres y mujeres, que
dejando todas sus seguridades, se abandonan en las manos del Señor y con
generosidad aceptan el reto y la misión de evangelizar en todos los rincones de la
tierra.
Y por otro lado, nos
mirábamos a nosotros mismos, que como bautizados
también tenemos la misión de evangelizar y llevar la propuesta de amor que Jesús nos ofrece a aquellos que no han tenido
la dicha de conocerle.
Esta doble mirada se hizo presente, desde el
inicio de la celebración, en el lema de esta jornada: “BAUTIZADOS Y ENVIADOS.
La Iglesia de Cristo en misión por el mundo”
Y como telón de fondo de este día del
“domund” nos encontrábamos con las lecturas que fueron proclamadas; las cuales,
nos invitaban a la oración constante
como camino para que el misionero
tenga como centro de su vida al Señor y como escuela que nos enseña a actuar y pensar como el Maestro Jesús de Nazaret.
Toda la Eucaristía dominical giró en torno a
esta Jornada Mundial de Propagación de la Fe. Peticiones, ofrendas, símbolos, canciones, gestos…
tuvieron como centro la MISIÓN.
Os ofrezco la oración que el Papa Francisco
propuso para este día y mes misionero extraordinario.
Padre
nuestro, Tu Hijo Unigénito Jesucristo resucitado de entre los muertos encomendó
a sus discípulos el mandato de “id y
haced discípulos a todas las gentes”
Tú nos
recuerdas que a través de nuestro bautismo somos partícipes de la misión de la
Iglesia.
Por los
dones de tu Santo Espíritu, concédenos la gracia de ser testigos del Evangelio,
valientes y tenaces, para que la misión encomendada a la Iglesia, que aún está
lejos de ser completada, pueda encontrar manifestaciones nuevas y eficaces que
traigan vida y luz al mundo.
Ayúdanos
a hacer que todos los pueblos puedan experimentar el amor salvífico y la
misericordia de Jesucristo, Él que es Dios y vive y reina contigo, en la unidad
del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
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