Elevemos nuestra oración a Dios Padre, en quien ponemos nuestra confianza. Lo hacemos por mediación de María, salud de los enfermos, respondiendo: Señor resucitado, escúchanos.
— Por la Iglesia: para que acoja en su seno a
todas las familias y a sus enfermos; y sea una verdadera familia para los que
carecen de ella. Oremos
— Por nuestros hermanos enfermos: para que,
experimentando el misterio del dolor, sientan también la presencia cercana y
maternal de la Virgen. Oremos.
— Por los profesionales, los voluntarios, y
todos aquellos que les atienden y cuidan, para que reciban la fuerza de María y
se conviertan para nosotros en un ejemplo de acompañamiento. Oremos.
— Por todos los religiosos y religiosas, consagrados al servicio de los enfermos y pobres: para que su dedicación y entrega sea reflejo del rostro misericordioso del Padre para quien nos necesite. Oremos. R. Señor resucitado, escúchanos.
— Por nuestra comunidad cristiana: para que se convierta en hogar y familia para todos, especialmente aquellos que están más solos o no tienen una familia a su lado. Oremos. R. Señor resucitado, escúchanos.
Escucha, Padre, nuestra oración y danos tu Espíritu de vida, para que nos mostremos siempre más atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y nos comprometamos, sin miedo, a acompañarlos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
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