martes, 22 de diciembre de 2020

CURIOSIDADES DEL MOMENTAZO

 

Al menos curioso… que aquel que es descrito por el evangelista san Lucas como “Salvador, Mesías y Señor” (Lc 2,11) nazca despojado y en pobreza, sin el ambiente de alegría y fiesta propio de un acontecimiento como este, sin vecinos ni parientes que acudan a felicitar a los padres… Reina, en este “momentazo del nacimiento de Jesús”, silencio y soledad. Todo lo contrario que ocurrió en el nacimiento del Bautista.

Curioso, igualmente, que a los primeros que se les revela la buena noticia de la salvación sean unos pastores, representantes de los pobres y sencillos, hombres de mala fama, en el tiempo de Jesús, personas de pésima reputación y no muy apreciados, más bien despreciados. Algunos estudiosos achacan esta fama a ser personas que su forma de vida les llevaba a no lavarse asiduamente por falta de agua, a vivir errantes y solitarios… En fin sea lo que fuere, un pastor acarreaba la desconfianza de todos.

Fíjate hasta qué punto los pastores eran poco considerados que decía un rabino de aquella época: “Si no les fuésemos necesarios para el comercio nos matarían”. Un adagio de aquel tiempo confirmaba la mala fama: “No dejes que tu hijo sea apacentador de asnos, ni conductor de camellos, ni buhonero, ni pastor, porque son oficios de ladrones” Esta creencia hacía que los fariseos aconsejasen que no se comprase leche, ni la lana a los pastores, porque había una gran probabilidad de que fuera robada. Incluso en los juicios no admitían a un pastor como testigo válido en un juicio. Y, sin embargo, es a estos hombres a los que Dios elige como testigos del nacimiento de su Hijo. ¡Curioso ehhh!

En el evangelio, que se proclama en la Misa del Gallo (Lucas 2,1-14) se nos narra, bajo el estilo de las teofanías (ver comentario), el anuncio del nacimiento de Jesús a aquellos a los que la sociedad judía ni respetaba y ni dignificaba. Curioso que Dios se fije, en este “momentazo” de la historia, en aquellos que la sociedad de la época despreciaba. Es a ellos a quienes se les anuncia “una gran alegría para todo el pueblo”, el nacimiento de “un niño, envuelto en pañales y acostado en un pesebre” como el Mesías, Señor y Salvador. Normal que, al menos, se llenaran de temor y de estupor. Habían sido elegidos, ni más ni menos, como los testigos privilegiados. Y normal, también, que cuando llegaron, vieron y contaron todo lo que se les habían dicho sobre aquel niño, dieran gloria y gracias a Dios.

Curioso, también, que este texto de Lucas diga e informe mucho más de lo que aparenta. El evangelista parte de la base que Jesús es el Mesías descendiente de David, por ello las referencias a la ciudad de David, Belén, por dos veces. Las frases que figuran en el texto son un empedrado de citas mesiánicas: “anunciar un gozo” era típica en Isaías para hablar de la venida del Esperado. “Para todo el pueblo” subrayaba en el Antiguo Testamento el carácter universal y publico del acontecimiento. “Hoy” se usa siempre para hablar del triunfo del Salvador “Mesías Señor” de Lamentaciones 4,20 y usada en las primeras comunidades cristianas para denominar a Jesús. “Cristo o Mesías” se aplicaba en el judaísmo de Palestina del siglo I a un rey de la familia de David que vendría a restaurar el Reino de Israel con la paz. Y esta paz llega, no a los hombres de buena voluntad como decía las antiguas traducciones, sino a todos los hombres que “son amados por Dios

Reflexión: Te invito sencillamente a que, ante este momentazo que estas viviendo, tengas la actitud de aquella madre: “María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón”.

El amor de Dios sin límites y que alcanza a todos, necesita una respuesta meditada, que interiorice este acontecimiento… Lo demás déjaselo a los centros comerciales que tienen expertos en marketing y publicidad, a los ayuntamientos y sus gastos en luces de colores. Tú calla, medita y saborea el momento. Y yo lo mismo.

1 comentario:

  1. NOTA: CARCTERISTICAS DE LAS TEOFANÍAS
    1.- Una gloria luminosa.
    2.- El miedo en los pastores.
    3.- La expresión no temáis.
    4.- El alegre mensaje sobre el niño.
    5.- El signo o señal que confirman las palabras

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