De una o de otra manera, todos tenemos, a lo largo de nuestra vida, muchas ocasiones para elegir o reelegir a algo o a alguien. Prácticamente el día es una elección y opción continua. Nos debatimos a diario entre esto y aquello, entre el sí y el no, entre hacer o no hacer… Es cierto que hay elecciones más serias y maduras y otras más sencillas y livianas. No todas tienen el mismo grado de dificultad, ni todas se presentan en el mismo momento. Pero si me gustaría que calleras en la cuenta de las veces que hoy mismo ya has tenido que elegir entre diversas opciones.
Y hay momentos, como dice el refrán, que “la ocasión la pintan calva”. Es decir hay oportunidades que se deben de aprovechar cuando se presentan, no alargar en el tiempo indefinidamente, sino que son elecciones que nos proponen diligencia para disfrutar las buenas coyunturas.
Vivimos el tiempo de Cuaresma, celebramos el domingo 1º (ciclo c) y observo que las lecturas nos invitan a aprovechar las ocasiones de la vida para elegir a Dios. Detecto, en estas lecturas, cómo el pueblo de Israel y Jesús, de manera distinta, optan por Dios, por el bien y por la obediencia al Padre, antes que por el mal.
En la primera lectura (Deuteronomio 26,4-10) se destaca una
confesión del israelita al Señor. Se hace énfasis en lo que Dios hizo en favor
del pueblo y se subraya lo que ha hecho o debe hacer el israelita. Este texto
contiene el breve sumario de la historia de la salvación: El Señor sacó a
Israel de Egipto (salida de Egipto) y lo condujo a un país bueno y espacioso
que mana leche y miel (entrada en Canaán)
La ofrenda (“traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado”) manifiesta el agradecimiento al Señor por los dones concedidos, en esta ocasión la tierra, que había sido prometida a los antepasados.
El evangelio (Lucas 4,1-13) presenta la “tentaciones de Jesús en el desierto” Antes de comenzar el ministerio público, los evangelios sinópticos, con un lenguaje simbólico, dan cuenta de las tentaciones que Jesús sufrió y que le acompañaron hasta su muerte.
Comienza este texto con “Jesús, que lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo” Si dejamos que el Espíritu Santo actúe en nosotros vivir será una aventura apasionante, emocionante, distinta y creativa.
La superación de Jesús de las diversas pruebas hace que una nueva era comience para la humanidad. Durante cuarenta días, que evoca los cuarenta años de camino del pueblo de Israel por el desierto, Jesús permanece fiel ante las pruebas diversas.
El proyecto del mal es bienestar, consumo, abundancia, poder, gloria… el proyecto de Jesús es libertad y misericordia. La propuesta del Señor es radicalmente opuesta al mesianismo triunfante. Su fidelidad al Padre le lleva por el camino de la obediencia y el servicio que eliminan toda concepción de mesianismo de poder. Dos proyectos frente a frente: el Bien y el Mal.
Reflexión: Curioso que fuera el Espíritu Santo quien llevara a Jesús al desierto, para ser tentado. Por lo que podemos extraer y sentir que la tentación no es algo malo, sino, más bien, una ocasión preciosa para elegir, mejor aún reelegir a Dios.
La tentación es una invitación a NO cumplir la voluntad del Padre, pero podemos reconvertirla en un momento para optar y elegir al Dios del amor antes que a todos los pequeños dioses e ídolos del mundo. El desierto de la vida se convierte en ocasión propicia para decir SI a Dios diariamente. Las tentaciones que encontramos en el evangelio resumen la infinidad de tentaciones que se nos presentan en la vida y que todos sufrimos. “Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión”
Experimentar el “ser uno con el Señor” nos ayudará a reconocer que Él es refugio y alcázar. La confianza en que Dios es en ti y en mí y el no dudar en sentir que Él está contigo, también en las dificultades y debilidades, te ofrecerá las fuerzas para vencer las comodidades, los egoísmos, los poderes y dominios mundanos, las vanaglorias pasajeras, los materialismos, los espectáculos de cara a la galería… y otras tantas tentaciones que se presentan a lo largo del día bajo las más diversas apariencias.
Es la hora de elegir y optar por Dios. No lo alargues en el tiempo, ni lo dejes para otra ocasión. Hoy, aquí, en este momento concreto de tu historia, con todas sus dificultades, pero también con todos los dones y talentos que posees debes preguntarte si quieres que tu vida sea una entrega generosa a la voluntad del Padre o, por el contrario, aceptas las propuestas que te ofrecen los poderes del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario