martes, 21 de junio de 2022

EN EL CAMINO...

 

Cuantas y variadas conversaciones surgen cuando hacemos un camino junto a otro. Hacer senderismo, "trekking", una marcha o realizar una ruta acompañado de una o varias personas enriquece nuestro caminar. No es sólo una cuestión de prescripción médica que sana nuestro cuerpo, sino que también hace crecer nuestro espíritu porque en la conversación sincera con el que nos acompaña y en los diversos avatares del camino nos acercamos a conocer quién es el otro, sus deseos, anhelos, proyectos, alegrías, inquietudes...

La Palabra de Dios, especialmente el evangelio, de este domingo 13 del tiempo Ordinario (ciclo c) nos muestra el inicio del camino realizado por Jesús y sus discípulos a la ciudad de Jerusalén, donde tendrán culminación las promesas y esperanzas del evangelio de Lucas. El camino servirá al evangelista para enseñar a su comunidad cómo debe vivir el cristiano después de la resurrección.

Este camino a la ciudad santa estará cargado de instrucciones donde se propone el itinerario que deben recorrer los auténticos creyentes. No será un camino fácil, la “Buena Noticia y el mismo Jesús” encontrarán oposiciones, enfrentamientos e indecisiones… pero será también un camino que brinde la oportunidad de tomar una opción de seguimiento y confianza en Dios.

En el evangelio (Lucas 9,51-62) se intuye la cercanía del cumplimiento de la obra salvadora del Padre (“Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo...) No es un proceso que no se puede evitar, eludir o detener, sino que cuenta con la decisión de Jesús como elemento esencial, (“Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén”)

El relato refleja la viva hostilidad existente entre judíos y samaritanos. Esta hostilidad era tradicional, por ello los peregrinos que iban a Jerusalén, para las grandes fiestas de Israel, procuraban evitar el paso por Samaría, utilizando otros caminos. El camino a Jerusalén de Jesús y de sus discípulos comienza ya con un rechazo: “Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron”

Este rechazo provocará en Santiago y Juan una sugerencia que recuerda un acontecimiento similar de la época de Elías en el que este profeta envía fuego sobre la tierra (2 Reyes 1,10-14) Sin embargo Jesús quiere alejar a los suyos de todo espíritu de venganza y les regaña porque Él no es causante de sufrimiento, no es Mesías espectacular y poderoso, sino que la actitud debe ser la misericordia y no la destrucción, la vida y no la muerte.

Seguidamente, con tres diálogos, se expresará el riesgo y la urgencia del seguimiento. Así Lucas quiere advertir a los discípulos sobre la seriedad que supone emprender este camino con Jesús. No veamos consignas normativas en estos diálogos, se trata, a mi entender, que el creyente debe eliminar de su vida todo aquello que pueda ser un obstáculo en su testimonio cotidiano del Evangelio.

Reflexión: Te invito, en este domingo, a que sientas que “seguir a Jesús” es esencial en tu vida de cristiano, es lo importante y lo decisivo. No vale cualquier forma de seguimiento, aquí se invita a la calidad en el seguimiento. Es más, creo que ya te habrás dado cuenta que el número no es lo realmente importante, no es cuestión de ser muchos los que seguimos al Maestro, sino de ser más comprometidos, aunque seamos pocos. Vivir el seguimiento renunciando a posibles seguridades y asumiendo las rupturas que conlleva el caminar junto a Jesús es algo que deberíamos meditar desde esta Palabra de Dios.

Al leer el evangelio de este domingo puedes tomar consciencia que a los ojos de Jesús nada hay más urgente e inaplazable para tu felicidad que acompañar el camino del Maestro hasta Jerusalén. Por ello creo que brota una cuestión para nuestra vida: ¿Qué relación queremos mantener y establecer con el Maestro, tú y yo que nos decimos sus discípulos?

La meditación de los tres diálogos del evangelio nos ayuda a comprender que seguir a Jesús es una aventura de desinstalación en el poder, la seguridad o el bienestar. Que vivir en actitud de “caminante” nos lleva a abrir los senderos del Reino a otros, haciendo de esta decisión una urgencia donde nada ni nadie nos debe frenar o retener. Que no es posible seguir a Jesús mirando hacia atrás. No es posible abrir caminos al Reino de Dios quedándonos en el pasado, viviendo en las melancolías, sino trabajando en el proyecto del Padre común que exige dedicación total, confianza y audacia para caminar tras los pasos de Jesús.

Al igual que en nuestras rutas, marchas y senderismos aprendemos de nuestros acompañantes, hoy, en el camino de la vida, siguiendo al Maestro, tenemos por delante el reto y el compromiso de aprender a vivir nuestro ser cristiano en fidelidad a la persona y el mensaje de Jesús. Siéntete libre porque el Señor no te arrastra contra tu voluntad, ni te empuja… sólo se te invita. Es tu decisión.

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