martes, 28 de junio de 2022

LA AVANZADILLA Y SU REGRESO

 

Por avanzadilla entiendo el grupo de personas que se adelantan a los demás para observar las posibles dificultades, riesgos, peligros… que se pueden encontrar en el camino. Tienen la misión de avisar o informar de lo que hay por delante para estar preparados ante las circunstancias futuras. Aquella persona o grupo que hace la labor de avanzadilla observa y alerta a los demás. No tendría sentido que no regresaran para informar, porque su misión es ser los ojos que se anticipan y se adelantan ante lo incierto.

La prudencia lleva a adéntranos en lo desconocido bien pertrechados de los consejos necesarios que nos ayudarán a orientar nuestra manera concreta de actuar. El miedo no tiene sitio en el que explora las novedades del camino, pero no puede “echar en saco roto” los consejos, peticiones y advertencias recibidas.

La Palabra de Dios, concretamente el evangelio, de este domingo 14 del tiempo Ordinario (ciclo c) nos presenta a los discípulos que son enviados de “avanzadilla”, no a predicar su propio mensaje, sino a preparar el camino de Jesús y dar testimonio de Él. Esto me lleva a pensar que la misión permanente de la Iglesia, por lo tanto tu misión y la mía, debe tener el estilo que se nos presenta en este texto dominical.

El evangelio (Lucas 10,1-12.17-20) nos ofrece diversos rasgos de la evangelización. Nos hacen pensar, en primer lugar en la urgencia de la misión, como ya comentábamos el domingo pasado. “No saludéis a nadie por el camino” es una invitación a vivir esa urgencia que no permite detenerse en la complejidad de la cortesía oriental. Igualmente, se insiste en la proximidad de la salvación definitiva a través de la idea de la “mies”. Anunciada por Juan Bautista (Lucas 3,16-17), en continuidad con la predicación de los profetas del Antiguo Testamento, la época de la mies ha llegado con la predicación de Jesús. Por último, se anuncia la dificultad que entraña la fidelidad a la misión y que se describe con la imagen de los discípulos “como corderos en medio de lobos”

Con estos consejos y con la certeza de la fuerza de Jesús sobre el mal, la avanzadilla de los discípulos salen a “los pueblos y lugares adonde pensaba ir Él”… El regreso de los discípulos es alegre porque han comprobado que, gracias a la fe en el Maestro, han podido vencer al mal. Pero el estadillo real de alegría al que les invita Jesús debe ser porque el Reino empieza a manifestarse en la humanidad, porque “El reino de Dios ha llegado a vosotros” y porque el dominio del mal ha llegado a su fin, «No estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo» Una clara alusión a estar en guardia contra toda idea de dominio.

Reflexión: Me gustaría que buceáramos juntos en la inmensidad del evangelio de este domingo. Que sintieras que Jesús te habla a ti, en medio de la complejidad de tu vida, y te envía de avanzadilla, como aquellos setenta y dos, a pueblos y ciudades donde quiere hacerse presente Él… porque la evangelización y el anuncio de la cercanía del Reino, no es una misión del pasado o de unos privilegiados, sino que abarca a todos, es una obra actual a la que debemos contribuir todos los discípulos de Jesús. El que cree de verdad en Jesús se tiene que sentir apóstol del evangelio en el ambiente en el que se desarrolla su vida.

Para esta misión de proclamar el Reino, a la que eres llamado, vive la pobreza, aquella que Lucas expresa en este texto y en 9,3 «No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno». El estilo del anuncio es siempre el mismo para este evangelista, es el estilo de Jesús, profeta itinerante y nunca instalado, estilo radical y actual, posiblemente no imitable hoy al pie de la letra, pero sí con capacidad de actualización ante las circunstancias concretas de nuestra sociedad y vida.

A modo de consejo se presenta este evangelio. Nos alerta de las posibles situaciones con las que nos podemos encontrar y se nos advierte de la urgencia de nuestra misión y de su dificultad. Igualmente se nos ofrece la belleza de ser portadores del evangelio  que siempre es fuente de paz y de esperanza. No nos anunciamos a nosotros mismos, ni nuestras personas ni nuestro mensaje, sino que proclamamos el mensaje de Jesús: “El reino de Dios ha llegado”, el mal no tiene la última palabra y el AMOR es más fuerte que el miedo.

No te olvides que te envía Jesús, que tu fuerza radica en tu pequeñez, que tu poder se fundamenta en la certeza de que el Espíritu de Dios camina contigo. Por ello, regresa de forma continua al Maestro, preséntale tu labor y siéntete alegre, no por tu poder, éxito o dominio, sino porque tu nombre está inscrito en el cielo, participas del Reino de Dios y vives según sus exigencias.

“La mies es abundante” el tiempo del cumplimiento de las promesas de la salvación se hacen realidad en Jesús…. Y tú y yo estamos llamados como obreros, por nuestro bautismo, a ser avanzadilla.

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