miércoles, 1 de junio de 2022

EL PROTAGONISTA DE LA COMUNIDAD MISIONERA: PENTECOSTÉS

No es difícil adivinar quién es el protagonista de una historia, de una escena, de un drama, de una película… es el personaje principal, el que está en el centro de la historia, el que hace el primer papel, el actor principal que toma las decisiones claves y experimenta las consecuencias de esas decisiones. Podíamos resumir que el protagonista es el agente impulsor de la historia.

En la festividad de Pentecostés y en las lecturas que son proclamadas en este día (ciclo c) se nos muestra quién es el protagonista de la acción de Dios, de la nueva y definitiva etapa de la salvación: es el ESPÍRITU SANTO tan presente en la obra de San Lucas e impulsor de la comunidad para que lleve a cabo su misión de anunciar el evangelio.

En la primera lectura (Hechos de los Apóstoles 2,1-11) y bajo la escenografía de una teofanía o visión (viento, lenguas de fuego, ruido…) que nos recuerda “al día del Señor” de los profetas (ver: Joel 3,1-5), se nos muestra cómo se inicia la acción de Dios en la nueva y definitiva etapa de la historia de la salvación.

El protagonista es naturalmente el Espíritu de Dios que podemos entender como la fuerza y presencia activa del Señor que obra la salvación de los hombres. El Espíritu constituye al grupo de los discípulos en “testigos”  ante todos los pueblos representados por los oyentes (Hechos 2,9-11) No hay frontera para la salvación, todos los hombres están destinados a ella porque la salvación es universal, todos entienden el mensaje de los apóstoles cada uno en su lengua «¿No son galileos todos esos que están hablando?... cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua»

La dimensión comunitaria también es muy importante en este pasaje y en todo el libro de Hechos de los Apóstoles. Un grupo recibe el Espíritu Santo, un grupo lo anuncia y crea una comunidad de convertidos y la comunidad se hace misionera al recibir el don del Espíritu. Anunciando a Jesús, muerto y resucitado, y su significado para todos los hombres nace la Iglesia al menos de forma pública y oficialmente.

Como podrás darte cuenta con todo lo expresado el pasaje de Pentecostés tiene una clara intención teológica. Detenerte en la historicidad, es decir, en lo que ocurrió realmente es de menor importancia.

El evangelio (Juan 20,19-23) ya fue meditado en el segundo domingo de Pascua (ver nota o comentario). La comunidad se encuentra reunida y Jesús les regala, no sólo la paz y la alegría sino sobre todo el don del ESPÍRITU SANTO («exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo») y el PERDÓN («los pecados quedan perdonados») Con la presencia de Jesús concluye la fase de la intervención de Dios en la historia y da comienzo una nueva fase de salvación con Él mismo Señor que nos regala su Espíritu.

Reflexión: Podemos decir que después de la Resurrección de Jesús, la festividad de Pentecostés es el acontecimiento más importante de la Iglesia, porque en este día los cristianos celebramos la presencia de lo divino en la humanidad gracias a la fuerza el Espíritu de Dios. Ésta debe ser una de las convicciones fundamentales de las lecturas de este domingo: la presencia de Espíritu en nosotros, la morada de Dios en nuestra vida, que nos capacita para dar testimonio del Resucitado y generar un estilo nuevo de vida en la comunidad y en el mundo.

La presencia del Espíritu lo llena todo, lo invade todo, lo impregna todo “como un viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados” Así lo expresa el texto de Hechos de los Apóstoles, invitándonos a sentir que el “viento” da unidad al grupo reunido. El Espíritu crea comunidad y les capacita para hablar (“lenguas de fuego”)

Todos “se llenaron todos de Espíritu Santo”, es decir recibieron un don otorgado por Dios y así los primeros cristianos están preparados para su ministerio de testimonio y con ánimo valiente para dirigirse a todos los presentes, incluidos judíos reunidos en Jerusalén. Nosotros, al igual que aquellos primeros discípulos, llenos, ungidos y crismados del Espíritu Santo, desde el día de nuestro bautismo, estamos capacitados para vivir la fe en comunidad y ser testigos de la resurrección.

El ritual de la confirmación nos ofrece esta monición antes de la crismación con oleo: “Ser crismado es lo mismo que ser Cristo, ser mesías, ser ungido. Y ser mesías y cristo comporta la misma misión que el Señor: dar testimonio de la verdad y ser, por las buenas obras, fermento de santidad en el mundo” Te la doy a conocer para que encuentres el verdadero sentido de tu misión de testigo y sientas que también tú posees el Espíritu, al verdadero protagonista.

1 comentario:

  1. Si quieres leer el artículo del segundo domingo de pascua puedes ver este enlace: http://parroquiabeataguadalajara.blogspot.com/2022/04/el-motor-de-tu-vida.html

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