La desigualdad se ha convertido en la mayor
amenaza y el mayor desafío a nivel mundial. Para muchas personas, pensar en
desigualdad y en hambre es pensar en un reto imposible, un problema sin
solución ante el que no se puede hacer nada.
Desde Manos Unidas queremos dar un giro a
esta idea para desterrarla de nuestra mente y dejar la solución en manos de
cada uno de nosotros. Porque cuando hablamos de ayudar todos usamos un elemento
común, las manos, un elemento muy poderoso y con mucha fuerza, tanto física como
metafóricamente, que es símbolo principal y esencia de nuestra organización.
Por eso, la imagen elegida para acompañarnos
en 2023 muestra unas manos en blanco y negro: fuertes, que transmiten ternura y
nos invitan, al mismo tiempo, a tender las nuestras a nuestros hermanos más
vulnerables y descartados.
Y es que, para hacer frente a la desigualdad,
todas las manos suman, todas cuentan y todas son necesarias y pueden ayudar a
acabar con esta lacra.
Con el lema y la imagen de esta Campaña
queremos hacer un llamamiento a la sociedad y a la Iglesia para luchar por la dignidad y
promover un mundo donde todos valgamos lo mismo y nadie se quede atrás.
Queremos que la sociedad una sus manos a las nuestras para terminar con la
desigualdad y el hambre.
Porque el combate contra la desigualdad solo es posible desde le convicción de que el futuro de las desigualdades no es cosa de otros, sino que depende de cada uno de nosotros, y está en nuestras manos.
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