martes, 29 de agosto de 2023

OCUPEN SU LOCALIDAD


Tiempo Ordinario. Domingo XXII 

A ninguno se nos escapa que ir en busca o en seguimiento de alguien o de algo, es “ir en pos de”. Y esta locución determina un lugar a ocupar que es “detrás de…” o “tras”. Difícilmente podemos ir delante de alguien a quien supuestamente seguimos y muy complicado lo tenemos si vamos tras algo y no tenemos la actitud de seguimiento…. ¡Ay! cuantas gracias tenemos que dar los de mi generación al personaje Coco, de Barrio Sésamo, que nos explicaba concienzudamente los términos “detrás - delante”, “arriba - abajo”, “cerca - lejos”

Por ello amig@ ser consciente del lugar que ocupas en la vida, también en lo concerniente a lo espiritual, es una virtud que debes cultivar y acrecentar. Saber ocupar tu localidad, cuando no es entrada sin numerar, evita malos entendidos y posterior malestar. Y si no lo crees ve al teatro con una entrada de gallinero, de visibilidad reducida y siéntate en la primera fila.

En este domingo XXII del Tiempo Ordinario (ciclo a)  descubro en la Palabra de Dios que el discípulo tiene una localidad que debe ocupar, que es una osadía ponerse al frente de Jesús para obstaculizar su camino y que el lugar del discípulo es detrás del Maestro, el alumno tras el profesor.

El evangelio (Mateo 16, 21-27) está muy relacionado con el del domingo pasado (Mateo 16, 13-20) ya que el reconocimiento de Jesús como Mesías-Salvador universal e Hijo de Dios, crea el caldo de cultivo para que el Maestro comience a manifestar su destino y camino a los discípulos y, para que ellos, comprendan, desde la fe, que deben seguirle por ese mismo sendero.

Jesús da un paso adelante en su instrucción y muestra, con claridad, a los discípulos que su mesianismo tiene un componente de entrega, sufrimiento y muerte antes de llegar a la resurrección: “Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día” Se presenta Jesús no sólo como Mesías e Hijo de Dios sino también como el Hijo del Hombre que tiene que sufrir.

Esto de un Mesías sufriente, en aquellos que tienen la mentalidad de un Mesías glorioso, produce incomprensión y escándalo. Pedro, que representa a todos los discípulos de Jesús, no puede aceptar ni este estilo ni este camino. Él acepta al Mesías y le confiesa como Hijo de Dios vivo, pero rechaza que deba sufrir. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»

Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mí vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas corno los hombres, no como Dios.» Quiero entender que la respuesta que el Señor da a Pedro se traduce: Ponte detrás de mí. No pongas obstáculos a mi camino, ocupa el lugar de discípulo, camina por la senda que mis pasos van marcando. Y, aunque la cruz en el Mesías te resulte incomprensible, el lugar del discípulo es detrás, ni enfrente ni delante.

Con tres verbos se marca el camino del seguimiento, dando a entender que toda la vida del discípulo tiene como eje central la referencia a Jesús. «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.» Tres verbos que pretenden explicar en qué consiste ser discípulo.

Reflexión: God is different...” Dios es un Dios diferente al que nos imaginamos. Y esto, Pedro no lo capto a la primera. Necesitó que Jesús le mostrara el camino para ser un discípulo perfecto y no dejarse llevar por las expectativas de su tiempo. Ahora bien, Pedro representa, en esta escena evangélica, a los discípulos del siglo primero y también a nosotros del siglo XXI, a los que se escandalizan y no comprenden a Jesús y necesitan reubicarse de nuevo en su localidad y en la actitud de seguimiento: detrás de Él.

Aquellos tres verbos tienen vigencia hoy, porque en nuestro discipulado negarse a sí mismo exige radicalidad y renuncia para apostar y arriesgar sin miedo por Jesús. Tomar la cruz no es masoquismo en el sufrimiento, sino asumir las dificultades que conlleva el decir "SI" al Maestro y seguirle fielmente. El verbo seguir no es una simple expresión que pronuncian nuestros labios sino una actitud de adhesión interior del corazón.

Amig@, sé que no te molan estas exigencias. Es más fácil seguir a Jesús desde la comodidad del sofá. Puede que tengas la tentación de un seguimiento del Maestro sin rechazos, ni conflictos, ni cruces… En este caso lo tienes fácil: deja de seguir a Jesús, hazlo desaparecer de tu vida. Pero si el Señor te tiene enamorado hasta las trancas asume las condiciones de su seguimiento. “Y ocupen su localidad, presten todos atención, a punto está de levantarse el telón”

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