martes, 6 de febrero de 2024

MASTER CLASS


Domingo 6º Tiempo Ordinario

Parece que no eres moderno si no usas terminología anglosajona. Por ello, en vez de ponerte como título de esta reflexión “clase magistral” me he lanzado en manos del idioma de William Shakespeare y he optado por “master class”, es decir hablamos de una clase especializada impartida por un experto en un campo particular. Y, como me he animado a seguir con los anglicismos, toda clase necesita un “coach”, palabra en inglés para denominar al “entrenador”, que es un profesional que practica el “coaching”, un método que consiste en acompañar, enseñar o entrenar a una persona o a un grupo de personas, con el objetivo principal de conseguir cumplir retos específicos o desarrollar ciertas habilidades. ¡Uf! Con lo fácil que es tirar del castellano…

En este sexto domingo del tiempo ordinario (ciclo b) las lecturas nos ofrecen una auténtica “master class” sobre la persona de Jesús, su identidad, su forma de ser y su manera de actuar.  Un leproso se acerca a Él con confianza y el Maestro, sin temor, actúa y vive la compasión, haciendo suyo su sufrimiento. Sentir como propio el dolor del otro es hacerse prójimo con él.

Para comprender mejor este hecho evangélico, tienes que saber que la lepra era en Israel una enfermedad tabú, el leproso estaba marginado, segregado y excluido del pueblo para que no contaminara a la comunidad, ya que se le consideraba impuro. Perdía los derechos de ciudadano y los derechos religiosos, se le prohibía toda relación con los demás. Era considerado un muerto viviente que tenía que ir proclamando humillantemente su condición ante las personas con las que eventualmente pudiera tropezarse. Soledad, rechazo y oprobio acentuaban su sufrimiento. En la primera lectura (Levítico 13,1-2.44-46) tienes un ejemplo.

En el Evangelio (Marcos 1,40-45) se nos ofrece el contexto en el que tenemos que situar la acción de Jesús y valorar su comportamiento. Ha entrado en contacto con un leproso y esto comporta quedar impuro. No es intención del evangelista el simple hecho de recordar una curación, sino brindarnos la posibilidad de acercarnos a Jesús y darnos a conocer quién es Él y cuál es su estilo de ser-vivir.

Para mí, esta curación y aquellas que son realizadas en sábado, tienen un carácter provocativo. Ante la petición del leproso «Si quieres, puedes limpiarme.» Jesús responde: «Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.» No repara en tocar lo intocable y saltarse las prescripciones rituales y legales. Es un signo cargado de humanidad y compasión, en el que el Maestro se mancha las manos con el dolor de la persona que sufre, a pesar de las consecuencias socio-religiosas que eso conlleva. Invalida las leyes rituales inhumanas de la época y muestra la cercanía de Dios con su sentir lastima, extender la mano y tocar al enfermo. El amor está por encima de todo.

Puede que te sorprenda el mandato que Jesús hace al leproso: «No se lo digas a nadie» Le pide que guarde silencio. Sin embargo el enfermo curado “empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones” El resultado fue que Jesús “ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en descampado”. Aquella curación, tocándole, trae como consecuencia la marginación del Maestro, la compasión ha llegado al extremo, ya que según las leyes había quedado impuro legalmente. Pero la gente ha descubierto en Jesús la oferta de vida verdadera y por eso, aun habiendo contraído impureza, “acudían a Él de todas partes”

La curación del leproso no es sólo una limpieza física, también es una incorporación de la persona a la vida en sociedad. Ya no es un apestado, sino que tiene todos los derechos de la persona. Ya no es un impuro relegado a vivir en soledad y fuera del campamento, sino que, con esta curación, se proclama que el Reino ha quedado abierto a todos los excluidos, marginados y descartados.

Reflexión: En nuestra sociedad moderna son múltiples los nuevos leprosos y los nuevos métodos de discriminación. A penas abras un poco los ojos y tomes conciencia de lo que acontece, te vas a topar con personas y colectivos que estorban y se marginan. No abrirnos a los demás, no compadecerse del dolor de otros, no extender nuestra mano y tocar a los excluidos, no trabajar por erradicar toda marginación y pobreza, aún a pesar de quedar nosotros marginados, es seguir sin entender a Jesús.

Amig@, una vez más se muestra que todo aquello que oscurece tu corazón, te saca de tu centro, te quema y te incapacita como persona para servir, venga de donde venga, no es de Dios. No poder hacer el bien porque existe una norma radicalmente mala, inhumana e injusta… yo no lo dudo… me la salto. Tú, haz lo que te dictamine tu corazón. El “coach” mío en su “master class” de hoy ha conseguido que cumpla retos y desarrolle habilidades. Sé que te suena a chulería, pero esto es lo que hay.

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