martes, 20 de febrero de 2024

TRÁILER DE LA PASCUA

 

Domingo 2º Tiempo Cuaresma

Al leer el título de esta reflexión, no pienses que tráiler aquí quiere decir el remolque, especialmente de grandes dimensiones, acoplado a un camión, sino el “extracto de una película que se proyecta, con fines publicitarios, antes de su estreno”. Es un avance o resumen de la pieza original, ya sea una película, una serie de televisión, un cortometraje, un vídeo musical, un videojuego, etc.

Sería una contradicción que durante los dos o tres minutos de duración de un “tráiler” no se nos hiciera atrayente la película que se nos invita a ver. Es más, la estética de un tráiler se determina, en gran medida, por el montaje, la banda sonora y las imágenes de los personajes que la protagonizan, con el fin de que te animes a sacar una entrada y vayas al cine.

En este domingo segundo del tiempo de cuaresma (ciclo b) las lecturas son un tráiler, un adelanto, de lo que vamos a contemplar en el tiempo de Pascua. Se desarrollan las lecturas en la montaña, lugar de la revelación de Dios, donde uno recibe el don de ver los acontecimientos de la propia historia con la mirada de Dios.

El Evangelio de la transfiguración (Marcos 9,2-10) que nos presenta la liturgia en este domingo, es muy conocido, tan es así que incluso denominamos a la “montaña alta” como el monte Tabor, aunque este nombre no aparezca en los escritos evangélicos.

Es un relato análogo al del bautismo, es una teofanía o manifestación de Dios. La transfiguración se convierte en la confirmación de la identidad de Jesús. El Padre le reconoce como “Hijo amado”, revalida el camino que el Maestro enseña y lo sitúa como norma de vida y de seguimiento para todo discípulo: “escuchadlo”. La nube, que los cubrió y desde la que salió una voz, es expresión de la divinidad de Dios.

El Padre confirma a Jesús, ante sus discípulos, como el Mesías aunque su mesianismo no es entendido ni reconocido por los dirigentes del pueblo ni tampoco por sus propios discípulos. Estos, quedan anonadados ante la hondura del Maestro, desean eternizar el momento y evitar el camino propuesto por Jesús, un camino de sufrimiento y entrega. Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»

No es extraño que quieran quedarse allí, en lo alto de la montaña. Pero la opción de Jesús dista mucho de este interés por el inmovilismo, ya que la invitación es bajar y regresar al camino. Quedarse en el monte es no entender al Mesías, ni comprender su entrega. Es evitar la cruz, es pretender resucitar sin morir, es evadirse de un seguimiento comprometido de donación y de testimonio valiente.

Más allá de la cruz está la luz de la resurrección. Pedro quiere inmortalizar el momento pero se trata de un pequeño anticipo, hay que proseguir el camino a Jerusalén, pero ahora con un nuevo rumbo interior de confianza en el testimonio de Jesús…. Otra cosa muy distinta es que ellos, bajando del monte, hubieran entendido lo ocurrido, comprendieran que era resucitar de entre los muertos, aceptaran la muerte de Jesús o entendieran que la meta del Maestro era su meta.

Reflexión: Cuando empieza el camino hacia Jerusalén y los discípulos acaban de recibir la enseñanza de la cruz, compañera de viaje inseparable del Mesías y de quien quiera seguirlo (“El Hijo del  Hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día” (Mc 8,31) se les otorga  el privilegio de un “tráiler de la Pascua” que les iluminará y alentará en ese camino que tiene todos los ingredientes de locura y necedad.

El monte de la trasfiguración, para ti y para mí, es don gratuito de Dios. A lo largo de tu vida cotidiana, cargada de incertidumbres y cruces, Dios te ofrece subir al monte para fortalecer tu fe, avivar tu esperanza y encender la llama del amor. También recibes la consigna del Padre: “Este es mi Hijo Amado, escuchadle”. Esa voz te moverá a la generosidad, te sacará de la rutina y te desinstalará del desánimo.

No tengas miedo, ni te entre el pánico si, al igual que los discípulos, has deseado quedarte en lo alto del monte y hacer tres tiendas. La tentación no te hace ser discípulo de tercera. El evangelio de hoy, viene a recordarte que el pesimismo, el acobardarse y el hundirse ante los fracasos, las cruces y la ausencia de transformaciones espectaculares no es el estilo. Que hoy también es bueno y necesario el contemplar la gloria y encontrarse con Dios (aunque sea en un tráiler) para luego bajar al camino y reemprender con ánimo la misión a la que eres llamado.

¡Ah! Si has bajado del monte y no has entendido “ni papa” de lo que ha ocurrido arriba, tranquilo porque Pedro, Santiago y Juan tampoco lo comprendieron… pero caminaron con Jesús a Jerusalén. El tráiler no es un spoiler, así que ve a ver la película.

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