domingo, 16 de agosto de 2020

SAN ROQUE ENSEÑANZA ACTUAL


Posiblemente, este año 2020 sea el año en el que podemos entender más y mejor la vida y obra de San Roque. La razón es sencilla, vivimos en nuestra sociedad y mundo una situación muy parecida a la vivida por nuestro Santo.
Andamos inmersos en una pandemia que nos ha llegado de imprevisto, que ha hecho cambiar nuestros hábitos y costumbres; y que nos plantea retos nuevos.

San Roque, a la muerte de su padre y una vez que vendió sus bienes y los repartió entre los pobres, toma la decisión de peregrinar a Roma… En su camino se encuentra con la epidemia de la peste que asolaba toda Europa. Siente compasión de la gente afectada por la peste y siente la invitación de Dios de entregarse a los que sufren, a curar y atender a los enfermos; incluso a enterrar a aquellos que habían fallecido.
Nadie se atrevía a acercarse a los enfermos y cadáveres por miedo a ser contagiados.

ENSEÑANZA PRIMERA: No podemos nosotros mirar para otro lado ante el dolor físico o espiritual de nuestros prójimos. Debemos hacer lo cotidiano, lo sencillo con una gran carga de compasión; es decir “padecer con”. Si así actuamos lo sencillo lo haremos maravilloso y extraordinario.
No cabe en el cristiano el egoísmo, el mirarse a su propio ombligo olvidándose del que camina en la vida a nuestro lado.
Como San Roque aprendamos  la compasión como estilo de vida.

En Piacenza, San Roque, contrajo la enfermedad; su cuerpo quedó lleno de manchas negras y úlceras. Como no quería ser una carga para nadie, se arrastró hasta las afueras de la ciudad para morir solo y se refugió en un bosque.

ENSEÑANZA SEGUNDA: Practiquemos la caridad. Pensamos que caridad es tirar de billetera y sin embargo, personalmente creo, que caridad es tirar de corazón. Hoy, en las circunstancias en las que vivimos de brotes de epidemia, la caridad se traduce en pequeños gestos que ayudaran a no extender el contagio y a frenar su expansión.
San Roque se retiró fuera de la ciudad para no contagiar ni ser una carga para nadie, a nosotros se nos pide algo tan sencillo como una mascarilla, higiene, distancia física y obediencia a las autoridades sanitarias, que buscan el bien común.

Cuenta la tradición que un perro alimentaba con un pan a Roque; esto ocurrió durante varios días, pues el perro sacaba el pan de la cocina de su amo y se lo acercaba a Roque.
Un día el amo decidió seguir a su perro hasta descubrir lo que ocurría. Entonces el amo del perro se encargó de cuidar a Roque y curarle sus llagas. Cuando se recuperó, regresó a la ciudad, donde siguió curando no solo a personas, sino también a animales.

ENSEÑANZA TERCERA: Seguir el evangelio de Cristo se realiza desde la humildad. Dejarse curar y sanar es también un gesto de sencillez. Necesitamos del “otro” porque no somos personas perfectas. Nuestros prójimos nos pueden ayudar a ser mejores personas. No rehusemos lo que de grande, bueno y bello nos aportan y enseñan quienes conviven con nosotros. Aceptemos sus consejos con humildad y sencillez, sintiéndonos necesitados, incluso mendigos…  Y volvamos de nuevo a “vivir para los demás”

Al parecer, San Roque falleció tras un largo periodo en prisión, pues en una guerra que hubo en Montpellier lo confundieron con un espía y lo tomaron prisionero.

ENSEÑANZA CUARTA: No busquemos con nuestras acciones el aplauso de la gente, sino el aplauso de Dios. No busquemos el halago, la fama o el prestigio entre los que nos rodean. Que lo que realicemos, bien con nuestras palabras y obras, sea para acercar los hombres a Dios.

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