El pasado Miércoles de Ceniza, comenzábamos el
camino de cuaresma. Ayer vivíamos el 5º y último domingo, antes de iniciar el
tiempo de Semana Santa.
En nuestra parroquia, el equipo de liturgia,
quiso ayudarnos, por medio de un símbolo, a renovar nuestra conversión y
caminar hacia la Resurrección con esperanza. Domingo tras domingo, se nos han
ido ofreciendo unas actitudes, extraídas de los evangelios, que nos ayudaban a
vivir e intensificar nuestro compromiso de fe. La vivencia de estas actitudes
han hecho que las ramas pasaran de estar secas a tener color y vida.
Pero lo realmente importante es que, tú y yo,
nos preguntemos si hemos florecido y estamos llenos de esperanza para vivir el
misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús con un corazón y estilo
nuevo, o si por el contrario seguimos parados al borde del camino sin ilusión y
sin esperanza en un Dios misericordia.
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