- Sentados a tu mesa, compartiendo tú Última Cena, pedimos:
Que
la IGLESIA
sea Madre de la misericordia, en medio del dolor y del sufrimiento del mundo.
Que
los que nos llamamos CRISTIANOS bebamos el cáliz
que Cristo bebió, y nuestra vida sea una entrega generosa a los más
desfavorecidos y necesitados.
Que
nuestras COMUNIDADES PARROQUIALES cumplan con
sinceridad y valentía el nuevo mandamiento del amor que nos dejó Jesús y
descubramos y valoremos la dignidad del otro. Que sepamos cuidar a quienes se encuentran
en situación de sufrimiento, abandono o angustia.
Que
los que SUFREN, se sientan amados por Dios porque
encuentran en los discípulos de Jesús palabras de confianza.
Que
exista en la tierra un clima de PAZ, para que
las voces de la guerra y de los odios desaparezcan y brote un mundo donde todos
los seres humanos tengan sitio.
Que
los que LLORAN, por no sentirse respetados en la sociedad, debido a sus diferencias, se
encuentren integrados en nuestros ambientes y no descartados.
Que los que se encuentran DESILUSIONADOS y les falta la esperanza para la vida puedan encontrarse con el Dios de la ternura.
- Desde el silencio del corazón y con la sencillez y humildad de quien se reconoce amado por Ti, estas y otras intenciones te las hacemos llegar, a ti, Señor con la ilusión de ser escuchados.
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