En el tercer domingo de Cuaresma, celebraremos la VI Jornada contra la Trata de Personas. Hacemos un recorrido hacia la liberación, junto a nuestros hermanos y hermanas víctimas de la Trata de Personas. Oramos para que seamos más conscientes que tenemos una economía que crece gracias a la explotación de hombres, mujeres, niños y niñas en la industria del vestir, en las minas, la agricultura, la explotación sexual, el alquiler de vientres.
Estamos llamados a abandonar nuestra vida llena de ídolos, dioses falsos, de esclavitudes; para confiar y refugiarnos en Aquél que dice: "Yo soy el Señor, tu Dios, que te saque de la esclavitud" El decálogo nos ayuda a vivir una cercanía con Dios que es fuente de justicia y dignidad y nos enseña a tratar con dignidad a la persona, es decir, a nuestro hermano y hermana en concreto.
Jesús nos quiere invitar a que nuestra fe esté llena de sentido, de encuentro interior y compromiso, de implicación en la vida cotidiana. E, igualmente a desechar todo lo que conlleve negocios injustos, abusos, superficialidad y destrucción de la persona.
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