Me enfurezco y Él me
dice: ¡perdona!
Tengo miedo y Él me
dice: ¡ánimo!
Dudo y Él me dice:
¡confía!
Me angustio y Él me
dice: ¡tranquilo!
Me aíslo y Él me
dice: ¡ven sígueme!
Fabrico planes y Él
me dice: ¡déjalos!
Busco riquezas y Él
me dice ¡despréndete!
Quiero seguridad y Él
dice: ¡no te prometo nada!
Quiero ser jefe y Él
me dice: ¡sirve!
Quiero mandar y Él me
dice: ¡obedece!
Quiero comprender y
Él me dice ¡cree!
Quiero claridad y Él
me habla en parábolas.
Quiero poesía y Él me
habla de realidades.
Quiero violencia y Él
me habla de paz.
Pienso en venganza y
Él me dice: ¡presenta la otra mejilla!
Quiero ser el más
grande y Él me dice: ¡se cómo un niño!
Quiero esconderme y
Él me dice ¡muestra tu luz!
Busco el primer
puesto y Él me dice: ¡siéntate en el último lugar!
Quiero ser visto y Él
me dice: ¡reza en lo escondido!
Jesús me confunde. Al igual que tantos
de sus discípulos, también yo he dudado, queriendo hallar otro
maestro que exigiera menos. No conozco a nadie que tenga como ÉL, PALABRAS DE
VIDA ETERNA.
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