martes, 5 de marzo de 2024

¿QUÉ QUIERES SER DE MAYOR?

 

Domingo 4º Tiempo Cuaresma

No sé por qué cuando somos pequeños nos hacen ciertas preguntas muy raras que no conducen a ningún lado. Algunas de ellas eran muy comprometidas, sobre todo cuando nos ponían en la tesitura de elegir entre amores de padre o madre. Hoy, me imagino que estará prohibida, y si no lo está deberíamos erradicarla. Me refiero a esa pregunta de “¿a quién quieres más a tu padre o a tu madre?” Tú te afanabas por responder a los dos por igual, incluso extendías los brazos hasta donde podías para mostrar que tu amor, tanto al padre como a la madre, era el mismo e infinito.

No me digas que, cuando eras niño, nunca te han preguntado qué quieres ser de mayor, porque esta era la pregunta estrella, la que no podía faltar en la conversación de un adulto con un niño. La respuesta era variada, pero principalmente, en mi caso, siempre era: futbolista. (Lo de cura vino bastante más tarde)

En este domingo cuarto del tiempo de cuaresma (ciclo b) Jesús conversa con Nicodemo, fariseo y jefe judío que pertenecía al Sanedrín, hombre estudioso, observante, maestro de la ley y, por lo tanto, autoridad. A este hombre, Jesús le informa sobre el oficio de Dios, de lo que es Dios, no cuando sea mayor, sino desde la eternidad: DIOS ES AMOR, AMOR SALVADOR. Las lecturas son un canto a este amor de Dios, el único oficio que conocemos de Él.

Nuestro Dios tiene fijación en “amar-nos”, así aparece en la primera lectura de este domingo (2Cronicas 36,14-16.19-23)  Se nos muestra un Dios que salva y rescata al pueblo exiliado, porque de un Dios Amor nunca la última palabra es el castigo y el sufrimiento. “El Señor, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo”

La segunda lectura (Efesios 2,4-10) es un canto a la misericordia, al amor salvador, a la gracia, a la bondad de Dios. Convéncete que creer en Jesús es tener vida eterna, es comenzar a vivir algo nuevo que no está sujeto a la decadencia ni a la muerte.

El Evangelio (Juan 3,14-21) nos describe el acontecimiento salvífico, síntesis de la vida cristiana, resumen de la teología de Juan y primera predicación de los cristianos: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”

Se nos describe el acontecimiento de nuestra salvación, donde la iniciativa parte de Dios (v 19), que se realiza a través de Jesús, el Hijo, (v 14) y el hombre adquiere esta salvación y participa en ella mediante la fe o la rechaza mediante la negación al Enviado.

En este dialogo, Jesús se aplica así mismo la imagen de la serpiente de bronce que se relata en Números 21, 4-9. En este texto del Antiguo Testamento se cuenta cómo Moisés hizo, por mandato de Dios, una serpiente que elevó en un mástil, con el fin de que aquellos que, en la travesía del desierto, fueran mordidos por serpientes venenosa, con sólo mirarla se sanaran. Lógicamente, no fueron salvados por el objeto de bronce sino por Dios. Ese mástil es hoy contemplado, al hilo del evangelio de Juan, como símil de la cruz, lugar de salvación. «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna»

El amor universal de Dios que alcanza a toda la humanidad, es el centro y eje de la vida cristiana, es la buena noticia de los que creemos en el Reino. Si despojamos a Dios de amor deja de ser Dios. Por ello, si le preguntáramos ¿qué quiere ser Él de mayor? La respuesta es AMOR. Este amor salvador de Dios tiene como propósito que el mundo tenga vida autentica y verdadera. Y cuando digo “mundo” también te incluyo a ti y a mí, es decir que tengamos vida y que no nos contentemos con sobrevivir.

Reflexión: Te invito a releer tu historia y sus acontecimientos, tus caídas y levantamientos, tus desiertos y fidelidades, tus corrupciones e idolatrías así como tu amor a Dios y la realización de obras de luz. Descubrirás con esperanza que Dios no ha permanecido impasible, aunque tú, en ciertos momentos, le hayas dado la espalda, porque Él es el Dios que salva.

Empeñarnos en un Dios cruel, castigador, rencoroso, vengativo, justiciero, que se esconde tras las esquinas y que apunta nuestras faltas en una libreta… no es entender de qué va esto. Él tiene siempre un plan de rescate, el último de sus planes y el más grande: la entrega de su HIJO.

No caigas en el pesimismo ante un mundo o sociedad que en muchas ocasiones se te presenta enferma. El Papa te invita, en su mensaje de cuaresma, a “denunciar el déficit de esperanza”. Que nada ni nadie te impida soñar porque Dios te ama tanto que te envía a su Hijo para sanarte. Esta es la prueba del amor de Dios al mundo, esta es la prueba de que Dios de mayor quiere ser amor.

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