lunes, 29 de julio de 2024

“VERANO, TIEMPO DE ENCUENTRO”

 

Estos meses son propicios para el “encuentro”, para el intercambio de experiencias, para compartir la amistad y para hacer del tiempo vacacional un lugar de familia.

Este “tiempo de encuentro” es una oportunidad para ofertar nuestros valores, para hacer que la felicidad sea una realidad.

El cristiano tiene que poner sus dones al servicio del “otro”; aquello que nos caracteriza como hijos de Dios y hermanos debemos ofrecerlo. Podemos aprender y crecer del encuentro con nuestros hermanos. Sepamos escuchar y valorar a aquellos, que un verano más, se acercan a nuestras vidas.

Igualmente, durante este tiempo, nuestro lema podría ser: “al interior no se le puede dar vacaciones”; más bien al contrario, en vacaciones tenemos más tiempo para cultivar nuestro interior y para agrandar nuestras relaciones.

Nuestra  calidad en el seguimiento de Cristo y en el compromiso con el prójimo no puede decrecer en los tiempos de descanso, sino que ha de encontrar nuevas formas de expresión.

Nuestra fe no es fruto de la rutina de las estaciones del año en que vivimos, sino que es fruto de la adhesión incondicional a Jesús; y esta adhesión no entiende de calendarios, ni de fechas, ni de horarios... Optar por lo cómodo y por lo que menos compromete es ceder a la mediocridad. Optar por Cristo no puede estar sujeto al día que nos apetece, sino al amor.

sábado, 27 de julio de 2024

LA OSTENSIÓN DE THE MYSTERY MAN

 

La ostensión de The Mystery Man se trata de un nuevo concepto de exposición que se limita a exponer durante varios días la pieza fundamental de la muestra, que en este caso es una representación hiperrealista y volumétrica del hombre de la Sábana Santa.  

Realizada por el artista salmantino Álvaro Blanco, a lo largo de 15 años, con tecnologías avanzadas y siguiendo estudios científicos de la  Sábana Santa de Turín. Despojado de cualquier subjetividad por parte del artista y fruto de muchos años de estudios científicos, como nunca antes se había mostrado

Se podrán conocer algunas de las piezas más icónicas de la exposición The Mystery Man:

- La Sábana Santa: Un facsímil de la famosa impronta del cuerpo, con las marcas de un hombre terriblemente torturado. –

- Piedad de Ricardo Flecha: Impactante piedad católica, expresión de la Compassio Maria.

 - Ecce-Homo de Ricardo Flecha: Un episodio de la pasión de Cristo en una escultura que refleja con mucha fidelidad la angustia del episodio.

- Cruz: Pieza que es el resultado de diferentes estudios arqueológicos, y que reconstruye la que fue la cruz de Jesús.

- Casco de espinas: Cristo fue coronado con ella como rey de los judíos. Se podrá apreciar una 9 reconstrucción fidedigna de cómo fue.

El espacio de la exposición es la capilla del Espíritu Santo o del Relicario, recinto ubicado dentro de la magnífica Sacristía de las Cabezas, donde el público podrá visitar  “The Mystery Man” del 31 de julio al 31 de agosto.

Las entradas (general, reducida, jóvenes, grupos y gratuita) permiten visitar, además de esta ostensión, la Catedral y el Museo Diocesano. Hay información exhaustiva en  https://themysteryman.com./

La organización también ofrece el teléfono 663 634 057.  

miércoles, 24 de julio de 2024

“ESCURRIR EL BULTO”


 Domingo XVII  del Tiempo Ordinario

¿Quién no ha tenido la tentación, en más de una ocasión, de “escurrir el bulto”? Es decir, escaquearse, rehuir, esquivar, eludir… algo, por la dificultad que entraña, por la parte de compromiso que tiene, por el riesgo que conlleva o por otros motivos… Si, amig@ no eres un tipo raro si has usado, en alguna ocasión, el escapismo, o te has hecho el “longuis” o el tonto como medio de supervivencia.

Cuántas veces hemos mirado en nuestros interiores y hemos pensado que no somos nada, que no tenemos mucho, que no podemos cambiar el rumbo de la historia, que somos muy pequeños y el problema es muy grande, que nos falta cultura, que tenemos una edad avanzada, que la empresa que se nos pide sale de nuestros círculos de influencia … etc. Esto, te guste o no, es puro y duro “escurrir el bulto”. Recuerda en tus huidas y escaqueos las palabras de la madre Teresa de Calcuta: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota”

En este domingo XVII del Tiempo Ordinario (Ciclo b) las lecturas nos presentan diversos personajes que, en un momento determinado de su vida, tuvieron la tentación de escurrir el bulto. El “criado de Baal-Salisá”, que se presenta ante el profeta Eliseo con el pan de las primicias, (veinte panes de cebada y grano) es uno de ellos. El discípulo Felipe es otro que elude todo tipo de compromiso y sale por la tangente haciendo números y matemáticas. Andrés, el hermano de Simón Pedro, tampoco se queda atrás y le pasa el “mochuelo” a un muchacho que andaba por ahí…. Todos ellos tienen en común que se les pide que realicen una acción que, según los cálculos humanos, es ciertamente imposible.

La primera lectura (2 Reyes 4,42-44) nos ofrece el modelo literario en que se inspirarán los evangelistas en sus relatos de la “multiplicación de panes”. Encontramos, en este relato, los elementos que serán repetidos en el evangelio: una orden de Eliseo, una pregunta del criado, una nueva orden del profeta y, por fin, el reparto satisfactorio hasta el punto de comer todos y sobrar.

En el evangelio (Jn 6,1-15) Jesús alimenta a una muchedumbre. Con la multiplicación de los panes, el autor atribuye a Jesús lo que se contaba que realizaban los grandes profetas, con la intención de enseñar que quien tenga necesidad puede encontrar el remedio en el Maestro. Así, se pretende destacar la finalidad por la que Jesús vino al mundo, que no es otra que sanar y salvar. (Jn 3,17)

Ciertamente, “lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos”. Con estas palabras, se acentúa la preocupación de Jesús por el ser humano y la respuesta que le ofrece a sus necesidades más profundas. Visto en conjunto este relato nos ofrece la base para afirmar que el evangelista intenta que sus lectores comprendan que la multiplicación de panes y peces es un signo de la salvación que Jesús ha traído a todos los hombres y mujeres, sin distinción. El universalismo de la persona y de la acción de Jesús queda reflejado en el texto cuando designa  a la muchedumbre con el número mil: ”Sólo los hombres eran unos cinco mil”

Me fijo detenidamente en el Cristo que nos presenta este texto del evangelista Juan y quedo perplejo porque aparece un Jesús que controla toda la situación y que sabe perfectamente lo que va a ocurrir: “Lo decía para tentarlo, pues bien sabía Él lo que iba a hacer” Desaparecen los rasgos humanos, tan característicos en el Maestro, como la compasión por una gente que lleva mucho tiempo sin comer y se halla desfallecida, y se destaca el conocimiento sobrehumano de Jesús, que lleva la iniciativa en todo momento y se adelanta a la necesidad. Se muestra el poder de Jesús que, en este texto, aparece muy claramente como Señor.

Reflexión: perdóname porque no te he hablado de la Eucaristía aprovechando este texto de la multiplicación de los panes y eso que el evangelista nos ofrece muchas pistas sobre este pasaje y la celebración eucarística. Y para muestra un botón: “Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado”

Me ha interesado más fijarme en la actitud de los discípulos que parecen tener un papel casi reducido al de acomodadores: Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo» Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron”

Mientras que Jesús se presenta como la liberación total de las esclavitudes del ser humano y la superación de lo que parece imposible a los ojos de los hombre, los discípulos no comprenden las palabras del Maestro y empiezan a escurrir el bulto cuando les propone dar de comer a toda la gente que acudía a Él. Ninguno supo mirar más allá de sus cálculos matemáticos. ¡Eh, no te flipes! Tú y yo hubiéramos dicho lo mismo: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo»

domingo, 21 de julio de 2024

MODELOS DE DISCIPULOS Y TESTIGOS

 

A lo largo de esta semana, celebramos en la Iglesia a dos discípulos, seguidores de Jesús, que fueron llamados y enviados a extender el Reino.

María Magdalena (22 de julio) la discípula fiel, presente en la cruz de Jesús y testigo de la resurrección, enviada por Jesús a anunciar esta buena noticia a los apóstoles; así mismo es ejemplo de auténtica evangelizadora, es decir, de quien  anuncia el mensaje gozoso central de la Pascua.

 “Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo; entre ellas, María la Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los hijos de Zebedeo” (Mt 27,55-56)

Las mujeres descritas, que contemplan la muerte de Jesús, tendrán un papel importante más adelante, ya que serán testigos de la sepultura (Mt 27,61) y de la resurrección (Mt 28,1-10) Mateo las presenta como discípulas de Jesús utilizando dos verbos “seguir” y “servir”. Expresan la condición de todo discípulo y la actitud que debe caracterizarlos. Ellas, no han abandonado a Jesús, sino que han seguido fieles hasta el final.

Jesús instituyó a doce para “que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar”. Celebrar la fiesta del Apóstol Santiago (25 de julio) es acercarnos a aquella experiencia única y privilegiada de contacto vital y diario con Jesús, acompañándolo y siendo testimonio directo de su presencia, de su actividad, de su predicación y de su resurrección.

Celebrar la festividad de un apóstol es, por un lado, una invitación agradecer a Dios el primer impulso misionero, que ha hecho llegar a todo el mundo la Palabra y el Mensaje del Maestro. Y por otro lado, es comprometernos a ser nosotros mensajeros y continuadores de la Buena Noticia con un nuevo ardor. 

Nuestra fe se apoya en Jesús a través de la mediación de los apóstoles, primeros testimonios directos de Cristo.

viernes, 19 de julio de 2024

“DESCANSAR EN LA PERSONA”

 Domingo XVI  del Tiempo Ordinario

Los seres humanos necesitamos “hacer fiesta”. Y en esta sociedad, donde todo se mueve por índices de eficacia, creo que aún es mayor esta necesidad. “Ir a un sitio tranquilo a descansar” tiene miles de traducciones, cada uno puede interpretarlo como crea más conveniente o como le plazca. Habrá quien piense que descansar es sencillamente suspender temporalmente el trabajo, la tensión y la presión de la actividad para poder recuperar el equilibrio perdido en la vorágine de las tareas diarias. Otros, vivirán el descanso como un “cargar pilas”, “un desconectar”, aunque realmente estén igual de conectados… Para otros, la palabra descansar será sencillamente bajar la intensidad del día a día y dedicar tiempo a lo que no se atiende durante la actividad cotidiana… Y seguro que existirán aquellos que entienden descansar simplemente como un tiempo perdido, vacío e innecesario… como también estarán aquellos que entenderán el descanso como un derecho inalienable que nadie puede robar… En fin, existen tantas acepciones del descanso como personas hay en el mundo. 

El evangelio (Marcos 6,30-34) de este domingo XVI del Tiempo Ordinario (Ciclo b) comienza con el regreso de los Doce de su misión: “los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado” Tras la actividad merecen un descanso y Jesús se lo concede llevándoles a un lugar tranquilo, apartado y solitario.

El intento de estar a solas con Jesús fracasa. Su reposo va a consistir en hacer reposar a otros. El ir a un sitio tranquilo a descansar, se convirtió en hacer descansar al pueblo: “Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma”

El reposo del discípulo más que un lugar geográfico concreto, es situado junto a la persona de Jesús, porque es en Él donde se recuperan fuerzas, se cargan pilas y se reaniman en intimidad.

Con los verbos ver, tener compasión y enseñar se nos ha expresado la preocupación de Jesús por las personas que le habían reconocido y salieron en su búsqueda. La mirada de Jesús no es la de un sociólogo, ni la de un reportero gráfico, sino la de Aquel que mira siempre con los “ojos del corazón”. Su compasión no es sólo sentimiento humano sino algo más profundo, es la conmoción del Mesías en la que se hizo carne la ternura de Dios. Por ello, desde esta mirada y desde esta ternura, en Jesús nace el deseo de enseñar, nutrir a la multitud con el pan de su Palabra.

Frente a la actitud de los pastores de la primera lectura (Jeremías 23,1-6) “que dispersan y dejan perecer las ovejas”, Jesús se presenta como el Pastor Bueno del Salmo Responsorial (Sal 23) que tiene la misión de reunir al rebaño para que ninguno se pierda,  alimentar a las ovejas para que crezcan y se multipliquen y ofrecer reposo en verdes praderas para reparar las fuerzas.

Reflexión: Todos sabemos lo beneficioso que es para el hombre y la mujer de hoy el descanso. Es esencial para la salud y básico para la calidad de vida. Sin descanso la capacidad de concentración, de enjuiciamiento y de participar en las actividades cotidianas disminuye, al tiempo que aumenta la irritabilidad. Por eso el descanso verdadero no es tiempo muerto, placer vacío, chiringuito playero, aburrimiento u obligación social de sentirse feliz…. Necesitamos algo más que la recuperación de fuerzas físicas; necesitamos encontrarnos con nosotros mismos y redescubrir nuestras posibilidades y raíces que dan sentido a nuestra vida.

Los que estamos dispuestos a participar de la misma misión que Dios Padre confió a Jesús, debemos vivir sumergidos en la confianza de un Maestro que mira con los ojos del corazón, que siente compasión de nuestros trabajos, miedos, agobios, inseguridades, cansancios… y que nos reconforta mostrándonos su propia persona como el lugar para el descanso verdadero. Claro que el discípulo de Jesús, tú y yo, necesitamos encontrar los tiempos y los espacios oportunos y adecuados para retirarnos a reposar, como nos dice el evangelio de hoy: « a un sitio tranquilo a descansar un poco.»

Me gustaría que, desde esta reflexión, encontraras cuál es tú particular descanso Para una persona que está fuera de casa todo el día podrá ser su hogar, para quien está continuamente rodeado de ruidos podrá ser el silencio, para alguien que trabaja con ordenadores y papeles podrá ser cerrar los ojos y respirar profundamente, para quien siempre está acompañado podrá ser la soledad, para el de traje y corbata podrá ser una camiseta, pantalón corto y chanclas…

Y para ti, que eres misionero desde el día de tu bautismo, ¿podrá ser Jesús?, ¿Te acuerdas de aquello de si estás cansado y agobiado, Él te aliviará? Igual tenemos que cambiar el chiringuito de sitio y ponerlo más en la persona de Jesús que en lugares concretos.  No sé, tú dirás.

martes, 9 de julio de 2024

“SUMAR Y MULTIPLICAR ELEVA LA POTENCIA”

 

 Domingo XV  del Tiempo Ordinario

En todas las charlas motivacionales se resalta la importancia de sumar y no restar, o de multiplicar y no dividir. Es cierto, la cooperación entre miembros de un equipo sumando esfuerzos, puede multiplicar los resultados y ésta es una realidad que no puede discutirse. Se le podrá poner objeciones, miedos y dificultades… pero es una realidad que cuando se suman esfuerzos, si el objetivo que se pretende está bien orientado, el resultado es mucho más potente e impactante.

En este domingo XV del Tiempo Ordinario (Ciclo b) las lecturas nos invitan a la acción misionera del discípulo. Y nos resaltan las características de esta acción, que no son otras que las anteriormente reseñadas en las charlas motivacionales: sumar y multiplicar. El fracaso en la aldea de Nazaret, hace que Jesús no se amilane, sino que responda con la llamada y el envío de los Doce, en su lugar y con su fuerza. A la cerrazón de sus paisanos responde el Maestro, asociando a su acción misionera y a su quehacer personal, a quienes conviven con Él. No se deja vencer Jesús por el fracaso sino que amplia y multiplica por “doce” sus esfuerzos y su misión. Así se eleva la potencia.

Para los discípulos, esta iniciativa de Jesús, representa un avance en su proceso de seguimiento y de trabajar por el Reino.

En el evangelio (Marcos 6,6b-13), Marcos, para describir la misión de los discípulos, usa las mismas palabras que utilizó para describir la misión de Jesús: “predicaban la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban” La misión de los discípulos nace, pues, dentro de la misión de Jesús y, en ella, encuentra su origen, modelo y motivación.

Los Doce son escogidos por Jesús para que le acompañaran y para enviarlos a predicar. Hasta este momento han estado a su lado, han sido sus compañeros, han escuchado su mensaje, sus palabras y sus parábolas, han presenciado sus signos y han aprendido de Él, como un aprendiz lo hace del maestro. Ahora, Jesús los envía de dos en dos, en su lugar y con su fuerza… sumando y multiplicando testigos para la misión.

Ellos, como misioneros del Reino elegidos y enviados por Jesús, reciben unas instrucciones para adquirir el estilo del Maestro. Marcos, pone en labios de Jesús el talante que tuvieron los predicadores de la primera época del cristianismo y anima a todos a que anunciemos el evangelio con desprendimiento y confianza sólo en Dios “Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más… que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis…»

Estas instrucciones concretas no tienen fecha de caducidad sino que conservan su sentido y valor en todo, misionero, tiempo y lugar. Se hace imprescindible ir desprovisto de seguridades para ser creíble, confiar menos en tus propios medios, en tu propio equipaje y más en la fuerza del mensaje a comunicar

En este contexto de envío podemos entender la primera lectura (Amós 7,12-15) El profeta hace una breve alusión a su propia vocación y al origen de su misión. Amós se ganaba la vida como pastor y cultivador de higos, no como profeta. Él no es un profeta profesional o contratado, ni hace de la profecía un medio de vida sujeta a la voluntad del rey, por lo que sus palabras no están controladas por ningún poder. Más bien, su misión es el resultado de una acción de Dios que interrumpe la normalidad de su vida y desde esta acción de Dios anuncia y denuncia en libertad.

Reflexión: tú y yo, desde el bautismo, somos llamados y enviados a realizar la misma misión del Maestro…. y si la misión es la misma, también son idénticas las instrucciones recibidas. No por ser discípulos del siglo XXI recibimos instrucciones diferentes. Eso sí, seguramente tendremos que hacer un ejercicio de traducción al lenguaje de hoy las palabras de ayer, pero el resultado no puede ser otro, totalmente ajeno y contrario al del evangelio. Una cosa es acomodar las formas, los medios, los estilos… a la vida actual, y otra, muy distinta, es pretender que las palabras de Jesús y sus instrucciones para ser discípulos haya que desterrarlas por pasadas de moda.

Se nos pide salir a predicar la conversión, a sanar y curar despojándonos de nuestros bastones, panes, alforjas, dineros, túnicas… y optando por la equipación de la sencillez, la confianza, la esperanza y el amor. Sin triunfalismos, respetando la libertad, huyendo de los acomodamientos y de la repetición vacía

Podrás tener planes pastorales perfectos o medios de comunicación que estén al “último grito” o modernidades alucinantes para realizar actividades de todo tipo… pero como pongas tú confianza en ellos, lo centralices en ti y no en la potencia del mensaje que comunicas, habrás restado y dividido. Las instrucciones del Maestro para el camino de tu apostolado habrán volado en mil pedazos.

viernes, 5 de julio de 2024

“DON NADIE Y MINDUNDI”

 

 Domingo XIV  del Tiempo Ordinario

En mis andanzas andaluzas aprendí que: “Ese melón no ha salido de ese serón” Si mi memoria no me falla, con esta expresión se quiere reafirmar que hay palabras y frases que una persona lanza con sus labios pero que se sabe, a ciencia cierta, que no son de cosecha propia, sino plagiadas de otro. Esto se asegura porque se cree conocer a quien pronuncia la frase y se afirma con rotundidez que lo expresado supera los límites de su situación social, nivel de estudios, cultura, familia de la que procede y  a la que está sujeta.

Todos conocen al susodicho, le han visto crecer y saben que no es más que un simple vecino, que es uno de tantos de los que forman el entramado del pueblo… se le juzga y se le condena a ser incapaz de pronunciar una frase de ese calibre. Es mirado desde un esquema social que cierra toda posibilidad y toda alternativa para que el melón salga de ese serón.  

En este domingo XIV del Tiempo Ordinario (Ciclo b) la pregunta que atraviesa la lectura evangélica es: ¿Quién es realmente Jesús? Bajo la figura del hijo del carpintero, el hijo de María, los paisanos de Jesús no supieron descubrir al profeta esperado, al Mesías, al libertador. Ellos, tenían todas las claves para conocerlo, pero les faltaba lo más importante, la fe. No supieron encontrar a Dios, ni descubrir su presencia, en la normalidad del carpintero. La raíz de la incredulidad está en la incapacidad de acoger a Dios que se manifiesta en lo sencillo y cotidiano.

En el evangelio (Marcos 6,1-6) Jesús, después de haber iniciado su vida pública, enseñando con parábolas y actuando con gestos en torno al lago de Galilea, vuelve a su pueblo y el sábado entra en la sinagoga, lee y comenta la Escritura. Sus convecinos quedan asombrados y, al oírlo, se preguntan cómo el “hijo del carpintero” puede saber estas cosas. Es un asombro cargado de incomprensión, escandalo y rechazo, más que de entusiasmo y adhesión: “La multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos?  ¿No es este el carpintero, el hijo de María…?»

El asombro de los paisanos de Jesús se convierte en escándalo e incomprensión: “se escandalizaban a cuenta de Él” Este escándalo es de quien se niega a reconocer a Dios en lo conocido y cotidiano. Los vecinos de Jesús, habitantes de Nazaret, no han sabido descubrir en Él al “esperado de Israel”, no han descubierto quien era realmente Jesús, no han sentido la presencia del misterio de Dios porque han sido incapaces de acoger al “Mesías” bajo la apariencia y normalidad del carpintero.

Jesús ha fracasado en su misión entre sus parientes y vecinos. Sus palabras y sus acciones no han hecho nacer la fe, ni han provocado la gran esperanza de “Dios con nosotros”. No se explica que la gente siga sin adherirse al Reino: “Se admiraba de su falta de fe” Esto, para Jesús, no es una novedad. Los evangelios nos narran multitud de ocasiones en las que el pueblo ha rechazado al Señor como el enviado de Dios. Tan es así, que pronuncia un proverbio, basado en la experiencia, que recuerda la dificultad y el rechazo de ser profeta entre los conocidos, familiares, amigos y paisanos.

La vuelta a casa termina con una observación del evangelista: “No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos” Donde se tropieza con una incredulidad cabezona y obstinada, difícilmente Jesús puede hacer milagros; donde las personas no acogen al Hijo de Dios como el “hijo del carpintero, hijo de María” no hay quien haga un milagro; donde no se descubre que Dios no es un exhibicionista que ofrece un espectáculo, ni un todopoderoso que impone su capricho… no hay fe y, por consiguiente, no hay posibilidad de encuentro ni dialogo con el Señor.

Reflexión: Al Dios encarnado en “el hijo del carpintero” no lo vamos a encontrar en el circo de los triunfadores, sino en las experiencias sencillas de nuestra vida cotidiana. Por ello, el relato de este domingo, va más allá de la repulsa de una oscura aldea de Galilea a uno de sus vecinos ilustres. Nazaret representa la figura de los que andan con ceguera total y son incapaces de liberarse del cliché del Dios “divino de la muerte” pero inaccesible y lejano.

La experiencia de Jesús y su fracaso en la misión, nos pone en guardia ante el resultado adverso que podemos sufrir en nuestra labor de ser evangelizadores. Anunciamos al Dios que desconcierta, al Dios que se ha hecho pobre con el pobre para darle vida, riqueza y libertad, anunciamos al Hijo de Dios, el carpintero, uno como nosotros, un don nadie, de una aldea de ultima categoría… ¿Y te extrañas del fracaso? No es Kylian Mbappé que por donde va le aplauden, le fotografían y buscan su camiseta desesperadamente. Lo nuestro es otra cosa muy diferente, lo nuestro se debate entre “don nadie” y “mindundi” que da vida verdadera, pero que a su paso no fue, ni es, ni será aplaudido.