miércoles, 28 de agosto de 2024

“INSPECCIONES”

 

 Domingo XXII del Tiempo Ordinario 

¿Quién no se ha tenido que enfrentar, alguna vez, a una inspección? La Inspección Técnica del vehículo (ITV) puede ser la primera que te venga a la memoria, pero existen otras muchas: inspecciones de trabajo, de seguridad, de interiores y exteriores de edificios, de fontanería, de extintores, de electricidad… Y, por supuesto, la de Hacienda (que somos todos) Hay otras inspecciones que se enmascaran de dialogo, conversación, visita o saludo, pero realmente son más verificaciones de elementos para ver si cumples con todas las condiciones requeridas para una tarea determinada, que otra cosa.

¡Por cierto! Aún me acuerdo el revuelo que se montaba en el colegio cuando los maestros nos decían que iba a venir el inspector. ¡Eso sí que era una ITV en toda regla!

En este domingo XXII del Tiempo Ordinario (Ciclo b) en la lectura del evangelio (Marcos 7,1-23) nos encontramos a Jesús sometido a una descarada inspección por quienes tienen y ejercen el poder religioso. Ante este interrogatorio, sobre las formas y tradiciones incumplidas, el Maestro no se arruga, sino que va al fondo de la cuestión y entra en el cuerpo a cuerpo. Un terreno peligroso en el que se mueve Jesús, ya que de forma pública denuncia la hipocresía de fariseos y letrados.

Los maestros de la ley alzan su voz y protestan porque los discípulos de Jesús “no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados”, que según ellos, es imprescindible para acceder a Dios. Jesús, tomando una frase del profeta Isaías, responde con palabras que censuran la actuación de sus opositores, desenmascarándolos y desautorizando el supuesto único camino para llegar a Dios: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos. Dejáis de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”

El texto, que el evangelio de este domingo nos propone, es una doble denuncia. Por un lado, Jesús denuncia a los “guardianes de la ley” que han ocultado el verdadero rostro de Dios y lo han caricaturado aferrándose a las tradiciones de los hombres. Por otro lado, han convertido la ley en instrumento de opresión, minando el fundamento de la moral autentica que tiene su fundamento en “el interior, del corazón de los hombres”

El Maestro nos revela una nueva imagen de Dios. Él es cercano y no es complicado encontrarle. Él está por encima de las prescripciones de los hombres, que a veces se hacen pasar por mandatos divinos. Ante la minuciosidad de las leyes y tradiciones, que impiden al ser humano encontrarse con Dios, Jesús alza su voz porque resulta un peso insostenible para la mayoría del pueblo. Hoy, nos encontramos palabras liberadoras del Señor que proclaman la libertad ante la atadura esclavizante de la ley. El amor es el nuevo criterio de acceso a Dios. Un amor que se fragua en el interior del corazón del ser humano.

Con otras palabras el apóstol Santiago nos lo refiere en la segunda lectura de hoy (St 1, 17-28. 21b-22. 27) “La religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados, y en no contaminarse con el mundo”

Hoy, recibimos una advertencia serena y edificante, sobre el peligro de convertir la expresión de nuestra fe en una serie de actos externos que poco o nada influye en nuestra manera de vivir la fe y de relacionarnos con Dios, con la creación y con las personas.

Reflexión: Escribió San Juan Pablo II, “que ser cristiano no es en primer lugar cumplir una cantidad de compromisos y obligaciones sino dejarse amar por Dios”  En nuestra relación con Dios la regla es siempre la cercanía y la ternura de Dios. A lo largo de la historia esta cercanía de Dios a su pueblo ha sido traicionada por la actitud egoísta de querer controlar la gracia y comercializarla. 

Hemos de buscar a este Dios cercano, tierno y de buen olor para que nuestro día no se convierta en la realización de una serie de actividades, compromisos vacíos y obligaciones sin sentido que nos llevarían a llenar nuestros ambientes de un olor podrido. El verdadero culto “consiste en la caridad y amor a Dios”, como nos dice el Catecismo de la Iglesia en el número 2095, y desde aquí es donde deben florecer nuestra fidelidad al compromiso y exigencia.

Para ti y para mí, la felicidad nace de un corazón puro. Cada uno tiene que aprender a descubrir lo que puede "contaminar" su interior y discernir lo que es voluntad de Dios, lo bueno. Cuida el diamante más precioso que posees: tu corazón. Y no te importe que vengan a inspeccionarte los neo-fariseos del siglo XXI. Ya lo intentaron con Jesús y les salió la “burra capá”

martes, 27 de agosto de 2024

EL PAPA A LOS LÍDERES SCOUTS: LOS FORMADORES EDUCAN CON LA VIDA MÁS QUE CON LAS PALABRAS

 

Mensaje a los participantes en la Ruta de la Comunidad de Líderes Agesci que concluyó el 25 de agosto, en Verona, el Papa subraya la importancia del «compromiso educativo» hacia «niños, adolescentes y jóvenes que deben ser acompañados con sabiduría y sostenidos con afecto».

Que la Asociación de Guías y Scouts Católicos Italianos sea «un gimnasio de vida cristiana, una ocasión de comunión fraterna, una escuela de servicio al prójimo, especialmente a los más desfavorecidos y necesitados» Esta es la recomendación que Francisco dirige en un mensaje a los 18.000 participantes en la Ruta de la Comunidad de Líderes Agesci  «No se dejen paralizar por las dificultades, sino pónganse siempre en camino en busca del proyecto que Dios tiene para cada uno», anima el Papa, que les exhorta también a sacar «nuevo entusiasmo de la fe en Jesús, maestro y amigo, para continuar con alegría el camino humano y espiritual dentro de la Iglesia, testimoniando el Evangelio en la sociedad»

El compromiso educativo requiere una formación de calidad

En el texto, el Pontífice subraya lo delicado que es el «compromiso educativo» de los jefes scouts «hacia los niños, adolescentes y jóvenes, que deben ser acompañados con sabiduría y sostenidos con afecto». Esto requiere una «formación de calidad» y una «disposición a escuchar y empatizar con los demás, como ámbito en el que germina y fructifica la evangelización». 

En la práctica, hay que desarrollar «la capacidad de escucha y el arte del diálogo», indica el Papa, que brotan de «una vida de oración, donde se entra en diálogo con el Señor, se hace una pausa en su presencia para aprender de Él el arte del amor que se entrega», de modo que la existencia pueda entrar poco a poco «en sintonía con el corazón del Maestro».

Se educa con la vida más que con las palabras

Francisco recuerda que «Jesús sabía estar presente o ausente, sabía cuándo era el momento de corregir o de alabar, cuándo acompañar o cuándo enviar y dejaba que los Apóstoles afrontaran el desafío misionero», y que gracias a estas «intervenciones formativas» los discípulos fueron configurando «poco a poco, su vida a la del Señor». 

Y por último, subraya que los formadores educan ante todo «con la vida, más que con las palabras», y que por ello su «constante crecimiento humano y espiritual» es «fundamental» para un eficaz «servicio a las jóvenes generaciones»

jueves, 22 de agosto de 2024

“CUESTION DE ELEGIR”

 

 Domingo XXI del Tiempo Ordinario

Nos pasamos el día de elección en elección. Desde los primeros rayos de sol estamos haciendo opciones: qué hacer, dónde ir, con quién estar, a quién creer… Saber elegir es todo un arte que se pone en tela de juicio a cada instante. Nuestra vida es, toda ella, un camino de libertad y opciones. Queramos o no, tenemos que elegir. Unas veces lo hacemos conscientemente otras inconscientemente, pero toda elección tiene su rango de importancia. Hay algunas de nuestras elecciones, muy pocas, que nos marcan y nos orientan definitivamente.

Estas personas continuamente se están examinando debido a que viven bajo la eterna duda y la desconfianza. Ahora bien, creo que si tienes meridianamente claro el qué, el cómo, el dónde y el con quién… más que estar escogiendo continuamente te estás preocupando porque tus elecciones, ya hechas, sean buenas y estén cargadas de bien.

En este domingo XXI del Tiempo Ordinario (Ciclo b) el evangelio (Juan 6,60-69) nos recuerda uno de estos momentos de elección de rango importante, que marcó la vida de Pedro y de los discípulos. La manifestación de Pedro, en cuanto representante de los Doce, en este relato evangelio, es la versión de Juan evangelista, de lo que conocemos como la confesión de Cesarea de Filipo que encontramos en los sinópticos (Mc 8,27-30 y paralelos)

Entre las personas que escuchan el mensaje de labios del Maestro, se encuentran algunos que se entusiasmaron con Jesús en un primer momento, pero no dieron un paso a delante en su fe y seguimiento. No le aceptaron ni como Hijo de Dios, ni como alimento de vida, ni como Enviado, ni como Mesías... Designa a aquellos que creyeron en Jesús como uno de tantos profetas, pero no aceptaron la fe cristiana, ni el mesianismo de Jesús de Nazaret. De ahí que afirmen: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»

En el discípulo, aceptar o no a Jesús y su mensaje es la disyuntiva ante la que no hay lugar para la abstención ni la neutralidad. Algunos optan por echarse atrás y no volver a ir con Él. Les parece duras e inadmisibles las palabras de Jesús.

Como Josué, en la primera lectura (Josué 24, 1-2a. 15-17. 18b) aquí Jesús pregunta al grupo de los Doce por su elección: “¿También vosotros queréis marcharos?” La respuesta de Pedro es la versión del evangelista Juan de la confesión de fe en Cesárea de Filipo de los sinópticos: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios” 

Aquí, Pedro no confiesa a Jesús como Mesías, ni como Hijo del Hombre, ni como Hijo de Dios, sino como el “Santo consagrado por Dios” Es una designación singular y antiquísima, que expresaba la suprema dignidad de la persona a quien se le atribuía. Se remonta al Antiguo Testamento, no es un título corriente dado al Mesías, pero sí profético porque, con esta expresión, se pretende poner de relieve que Jesús es mirado como el Santo, como la encarnación y la personificación de Dios.

Late en el texto dos concepciones de la persona y, en consecuencia, de Jesús y de su misión. La primera de ellas, es mirar al Maestro como Mesías según la carne y no verás más que un salvador político-militar que impone su gobierno. Y la segunda, totalmente contrapuesta, un Mesías según el Espíritu que comunica vida y se hace servidor del ser humano hasta dar su vida por ellos.

Reflexión: Frente a “consumismo religioso de religión a la carta” apuesto por asumir el pack completo del evangelio, de tal manera que el seguimiento y la fe en Jesús no sea un producto de temporada, como la sandía en verano. Creo que se trata de tomar decisiones y definir de forma clara en qué lado estamos. No podemos vivir bajo el paraguas de la apetencia ante la exigencia de las propuestas evangélicas.

«¿También vosotros queréis marcharos?» esta puede ser la pregunta que nos hace el evangelio, que surge de la reflexión de este día y que debemos contestar sin la posibilidad de optar por votar en blanco, ni por la neutralidad ni ser suizo. Date tiempo, no respondas lo primero que te venga a la mente. Examina la acción de Dios en ti a lo largo de tu historia personal. Descubre como Él te ha guiado de su mano, te ha sentado en sus rodillas, te ha sanado tus heridas, te ha protegido en tu camino y te ha enviado a su Hijo para que tengas vida verdadera.

Eso sí, amig@, cuando elijas tampoco te preocupes de dar muchas explicaciones sobre las razones de tu elección, porque tus amigos no las necesitan, tus enemigos no las creen y los estúpidos no las entienden. Recuerda, que si eliges como respuesta la opción de Pedro, entonces comprometes toda tu vida con el Evangelio.

domingo, 18 de agosto de 2024

CUIDAR CON CUIDADO

 

Ten cuidado con tus pensamientos; que se volverán palabra. Ten cuidado con tus palabras; que se volverán actos. Ten cuidado con tus actos; que se volverán costumbres.

Cuidado con tus costumbres; que será tu carácter. Cuida tu carácter, que será tu destino, será tu vida,.... “La vida es un jardín”. Lo que siembres en ella, eso te devolverá. 

Así, si eliges semillas buenas, riégalas y con seguridad tendrás las flores más hermosas. Cada acto, palabra, sonrisa o mirada, es una simiente. Procura, entonces, que caiga tu simiente en el surco abierto del corazón del ser humano y vigila su futuro. Procura, además, que sea como el trigo que da pan a los pueblos.

Muchas veces sembrarás en el dolor, pero esa siembra traerá frutos de gozo. A menudo sembrarás llorando, pero, ¿Quién sabe si tu simiente no necesita del riego de tus lágrimas para que germine? 

No tomes las tormentas como castigos. Piensa que los vientos fuertes harán que tus raíces se hagan más profundas, para que  resistas mejor lo que habrá de venir. Y, cuando tus hojas caigan, no te lamentes; serán tu propio abono, reverdecerás y tendrás flores nuevas. Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada es una simiente.

CULTOS EN HONOR DE NTRA. SRA. VIRGEN DE LA ANTIGUA 2024

Os presento el cartel de los cultos en honor de Ntra. Sra. Virgen de la Antigua para este año 2024 que tendrán lugar del 29 de agosto al 8 de septiembre.

Os recuerdo que el día 1 de septiembre, domingo, le corresponde a nuestra UDAP (Parroquia San Pascual Bailón, Parroquia San Juan de Ávila y Parroquia Beata María de Jesús) realizar el día de la novena.

29 DE AGOSTO:

- 20:00h Eucaristía y traslado de la imagen desde su santuario hasta la Concatedral de Santa María La Mayor.

DEL 30 DE AGOSTO AL 7 DE SEPTIEMBRE: En la Concatedral, Parroquia de Santa María la Mayor.

- 19:30h Santo Rosario

- 20:00 Rezo de la Novena y Santa Misa en honor de Ntra. Sra. Virgen de la Antigua en la Concatedral de Santa María.

8 DE SEPTIEMBRE:

- 8:00h Eucaristía de las familias en el Fuerte de San Francisco.

- 9:30 Eucaristía en San Francisco.

- 12:00h Solemne Eucaristía presidida por el Sr. Obispo en el Fuerte de San Francisco.

- 18:30 Eucaristía previa a la solemne procesión en la Concatedral de Santa María.

- 20:00h Solemne procesión desde la Concatedral de Santa María hasta su santuario.

jueves, 15 de agosto de 2024

“SOMOS LO QUE COMEMOS”

 

 Domingo XX del Tiempo Ordinario

A estas alturas de la vida, no creo que te descubra nada nuevo si te recuerdo que beber y comer es algo de máxima importancia para tu existencia. Beber y comer es la necesidad que tiene todo organismo de ingerir y absorber alimentos de buena calidad en cantidad suficiente para asegurar su crecimiento, el mantenimiento de sus tejidos y la energía indispensable para su buen funcionamiento. Es sabido por todos, que los alimentos que ingerimos, y que forman parte de nuestra dieta diaria, tienen efectos en nuestro organismo y salud. Ellos, aportan energía, fortalecen el sistema  inmunitario, mejoran la memoria y proporcionan calidad de vida.

Hipócrates de Cos,  pronunció la frase: “sea el alimento tu medicina, y la medicina tu alimento” y el filósofo-antropólogo alemán Ludwig Feuerbach, acuñó “somos lo que comemos”. Ambos, con palabras distintas, nos dan a entender que, en la nutrición, el organismo realiza el proceso de absorber los nutrientes de los alimentos. Y por ello, más allá de alimentarnos correctamente para que nuestro metabolismo tenga menos deficiencias y se desarrollen menos enfermedades,  lo que comemos configura nuestras personas y nos ayuda a estar en armonía con nuestro cuerpo, mente y espíritu, tomando conciencia y responsabilidad de nosotros mismos cada día.

En este domingo XX del Tiempo Ordinario (Ciclo b) el evangelio (Juan 6,51-59) habla hasta siete veces de comer y beber a Jesús. Cuando comemos nos apropiamos de las características del alimento y vivimos nuestra existencia con mayor fuerza y vigor. Por ello, quien come y bebe a Jesús se nutre de Él, asimila su persona y deja que el dinamismo del amor configure su vida.

El evangelista pretende, con este discurso, salir al paso de algunas discusiones que se daban en las primitivas comunidades, en las que se consideraba la eucaristía como un mero símbolo. Frente a ellas, pone de relieve la necesidad de tomar parte en la eucaristía (carne y sangre del Señor, verdadera comida y bebida) para participar en la vida del Maestro. “Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. 

Dios se ha puesto al alcance del ser humano. La encarnación es simplemente esto, que Dios se ha acercado al ser humano. En Jesús, sobre todo en la eucaristía, Dios se ha puesto a nuestra disposición, al alcance de los sentidos, de las manos y de los labios.

El mismo Jesús promete a quien se alimente de este pan bajado del cielo la resurrección, la permanencia en Dios, la vida verdadera. “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”. Comer y beber a Jesús, implicará transformarnos en “cristos” para los demás y ofrecer la vida de Dios. Es decir, vivir la vida configurados con el Maestro desde la entrega generosa y de un modo servicial. No podemos vivir indiferentes. Estamos invitados a la comunión de vida y misión con el Señor.

Lógicamente, Jesús, cuya carne es verdadera comida y cuya sangre es verdadera bebida, produce escandalo para aquellos que pretender entender que el Maestro es comida y bebida física y para aquellos que no entienden a un Dios que se hace presente y que se ofrece en las realidades cotidianas que están al alcance de nuestros sentidos. Pero Dios es así. “Disputaban los judíos entre sí: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”.

Reflexión: Para comer lo primero que uno necesita es tener hambre y para beber lo que se necesita es tener sed. Sólo quien tiene hambre y sed puede entender este evangelio en el que encontramos a Jesús puesto a nuestra disposición como verdadera comida y bebida. No es apto para inapetentes. Él hoy nos dice: oíd, mirad, tocad, ved, gustad, tomad, comed, bebed… soy palabra, soy alimento, soy carne y sangre, soy camino, verdad y vida. A lo mejor, lo primero que deberíamos hacer, ante estos versículos, sería, escuchar, aceptar, dar crédito, contemplar, dejarnos provocar por el Maestro, por sus palabras y por su vida, por su mensaje y por su fraternidad…. Y, después de estar configurados con Él y de habernos “llenado de su Espíritu”, ser para el mundo pan entregado, partido y compartido.

Si en este verano caluroso se nos invita a comer melón, no es para que seamos melones cerrados, sino para que lo que nos aporta su consumo de agua, vitaminas A, B, C y E, ácido fólico, fibra, minerales… nos favorezca a mantener hidratado nuestro cuerpo y a tener calidad de vida. No participamos del pan vivo bajado del cielo, no comemos su carne y bebemos su sangre, para sustituir al Maestro, sino para alimentarnos de Él y ser “Jesús” para nuestros hermanos.

La apuesta está servida. Eres lo que comes, no te dejes seducir por otros alimentos que no sacian tu hambre y te dejan vacío.

COMENTARIO Y REFLEXIÓN AL EVANGELIO DE LA ASUNCION DE MARIA

 

En la Solemnidad de la Asunción de María, la lectura del evangelio, que se proclama en la celebración, nos sitúa a María en casa de su prima Isabel (Lucas 1,39-56) Entre ellas surge una fácil conversación fundamentada en una misma ilusión y en una situación concreta de alegría, porque ambas han sentido las maravillas de Dios en su propia vida. Desde el minuto uno, María e Isabel conectan y su conversación se va tornando en alabanza- acción de gracias-oración.

Aquel inicial “hágase”, revelaba fe y confianza en Dios. La misma Isabel reconoce y llama bienaventurada “a la que ha creído, porque lo que ha dicho el Señor se cumplirá” (Lucas 1,45) Ahora María demuestra su fe a través de la caridad y visita a su pariente. Este encuentro de las dos madres es en realidad el encuentro de los dos hijos… Ya en el seno materno Juan anuncia, por boca de su madre, a Jesús como el Mesías y Señor. “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” (Ver nota de comentario)

El Magníficat” es la respuesta de María al saludo de su prima. Es un salmo de acción de gracias compuesto de citas y alusiones del Antiguo Testamento, especialmente del canto de Ana, madre de Samuel (1 Samuel 2,1-10)

Se inicia este salmo con una acción de gracias personal de María, porque Dios ha puesto su mirada en Ella, a pesar de la humildad y pobreza de su vida. “Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava” Por eso, será llamada dichosa, no porque Ella se autoproclame con este título, sino porque Dios se sirve de lo pequeño, sencillo y humilde para hacer presente la maravilla de su salvación en la historia del ser humano. “Me felicitaran todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí”

Igualmente, en el Magníficat, María expresa la acción de gracias del pueblo de Israel porque todas las promesas se cumplen en el niño que va a nacer. “Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Por último resaltar que el evangelista Lucas, en este canto, muestra un tema de su predilección: Dios “hace proezas en los pobres”“los ensalza” y los “colma de bienes”… mientras que “dispersa al soberbio de corazón, derriba del trono al poderoso y despide vacíos a los ricos”

Reflexión: Este encuentro de las dos madres, que comienza con un acto de caridad producto de la fe hecha obra, te estimula a salir al encuentro de quien está en situación de necesidad y, desde tu fe, comprometerte con el “otro” imitando el estilo de entrega y disponibilidad de María.

Igualmente, puedes observar y meditar, desde este texto evangélico, las maravillas que el Poderoso ha hecho en ti, porque también a tú eres “mirado” por Él y eres elegido para hacer presente la salvación de Dios en tu historia y en la historia del hombre y de la mujer de hoy. Para ello vive la alegría y la humildad, que son dos actitudes que se desprenden de ser mirado por Dios.

Por último, te invito a que descubras la pedagogía de Dios que se desprende en esta conversación de madres. Es decir: que los que cuentan a los ojos y mirada de Dios son los que pasan desapercibidos para los poderes de este mundo. Por lo tanto, la tarea del creyente será ponerse en sintonía con esta pedagogía de Dios y trabajar por un mundo nuevo y distinto donde esta visión se haga realidad: El Reino.

domingo, 11 de agosto de 2024

15 DE AGOSTO: LA ASUNCIÓN DE MARÍA

 

El 15 de agosto celebraremos la festividad de la Asunción de la Madre de Dios. Os invito a ver la Asunción de María como fruto y consecuencia de toda su vida. Dicho de otra manera, porque vivió la confianza plena y radical en Dios, porque fue humilde, porque estuvo disponible a Dios y a los hermanos, porque se entregó… es por lo que Dios la ha ensalzado.

Entendiendo así la Asunción, vemos como aquella primera mujer cristiana, que es modelo de vida para nosotros, fue asumida por Dios y llevada a una vida nueva. También, para nosotros, la Asunción de la Virgen es signo de esperanza, porque Ella ya vive aquello que cada cristiano está llamado a vivir, la unión con Dios, la pertenencia al Reino, pero de una manera plena.

Las LECTURAS que se proclamarán en esta fiesta de María son:

1ª LECTURA: Apocalipsis 11,19ª,12,1

SALMO RESPONSORIAL: (Sal 44) De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir

2ª LECTURA: 1Corintios 15,20-27a

EVANGELIO: “Proclama mi alma la grandeza del Señor” (Lucas 1,39-56)

En la festividad de la Asunción escucharemos el evangelio de la Visitación de María a su prima Isabel. De la actitud que se contempla de María en este evangelio podemos destacar para nuestra vida de discípulos:

1.- María acude al encuentro de quien la necesita.

2.- María es modelo de entrega y disponibilidad comprometiéndose con el otro.

3.- María alaba a Dios con el Magníficat, agradeciéndole el bien que ha hecho en Ella.

Por último, Os recuerdo que en nuestra parroquia de la Beata María de Jesús tendremos las celebraciones de la Eucaristía, el miércoles día 14 de agosto a las 20,00 h y el jueves día 15 de agosto a las 12,00 h.

martes, 6 de agosto de 2024

MURMURAR ENTRE DIENTES

 

Domingo XIX  del Tiempo Ordinario

Decimos que alguien “murmura” cuando para manifestar su queja o disgusto por algo habla entre dientes. Quien murmura está alejado de la búsqueda de la verdad porque pretende ocultar sus verdaderos sentimientos y no es capaz de levantar la voz denunciando su malestar. De modo silencioso y disimulado, de “extranjis” y como de tapadillo, a la “chita callando”, sin llamar la atención, ni despertar sospechas… el murmurador introduce, por el método del mascullar, todo tipo de sentencias.

Ahora bien, a los murmuradores profesionales se les detecta enseguida, debe ser por la cara que ponen y por las muecas que realizan. No hace falta ser muy observador para saber ante quién estás y qué talante tiene.

En este domingo XIX del Tiempo Ordinario (Ciclo b) las lecturas continúan mostrándonos el discurso sobre el pan de vida. Y, junto a este discurso, aparece la polémica. En el auditorio en el que se encuentra Jesús y en el que se ha presentado como «pan de vida», hay voces discordantes, que no se atreven a hablar en voz alta, pero que si murmura por lo “bajinis”. No aceptan al Maestro como «pan bajado del cielo» y optan por la crítica entre dientes.

El evangelio de este domingo (Juan 6,41-51) es continuación de los dos textos dominicales anteriores, donde hemos contemplado la enseñanza de la multiplicación de los panes y peces y la auto-presentación de Jesús como «el pan que da vida», el alimento que es capaz de dar respuesta a todas las necesidades y esperanzas del hombre «El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed»

En esta ocasión, podemos contemplar la reacción de los judíos (término usado por San Juan para denominar a los dirigentes del pueblo y a los adictos a la institución). Al igual que sus antepasados en el desierto y ante la falta de alimento, estos, que no aceptan a Jesús como «el pan bajado del cielo», optan por la murmuración. Su mayor argumento es la humanidad de Jesús, conocen su origen humano y para ellos es incompatible con la divinidad que pretende: «¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?».

Jesús rechaza esta murmuración, pero no entra en discusiones sobre su propio origen. Les comunica que ese murmurar está cargado de incredulidad y precisa que la adhesión a su persona no es fruto de un trabajo intelectual previo, sino de la gracia de Dios. «Jesús tomó la palabra y les dijo: No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado».

El impulso primero para reconocer a Jesús como el pan bajado del cielo y que da vida verdadera, viene del Padre y el resultado es  vida definitiva. «En verdad os digo: el que cree tiene vida eterna» Ahora bien, en el camino de adhesión a Jesús es necesario aceptar el ser enseñado, pues como está escrito en los profetas «todos serán discípulos de Dios»

Seguir a Jesús, creer en Él es tener vida eterna. Una vez más Jesús se ha presentado ante el pueblo como la respuesta a las necesidades y esperanzas del ser humano. El Señor se hace alimento con su entrega. No es un alimento como el maná del desierto que quien lo comía volvía a tener hambre, sino que es alimento que quien lo coma vivirá para siempre.

El evangelista nos habla de la entrega de Jesús en la cruz como el pan que alimenta y da vida. Curiosamente, la causa de la murmuración e incredulidad del pueblo que fue su humanidad, se presenta ahora como fuente de vida y materia de fe: «El pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

Reflexión: Frente a las diversas ofertas de alimento que nos proporciona el mundo y que aparentemente nos satisfacen, pero nos esclavizan… el discípulo encuentra en Jesús, un alimento distinto que nutre verdaderamente lo profundo del corazón, que libera y da auténtica vida. Existen alimentos que quien los come sigue teniendo hambre, engordan pero no sanan y, como los judíos en el desierto que comían el maná, mueren. En oposición a ellos, Jesús es para el hombre «pan vivo bajado del cielo», alimento nuevo que nutre y sacia, que da vida verdadera, de tal manera que el que lo come no muere, sino que «vivirá para siempre»

El poder que tiene Dios es el de dar vida. El mayor de los atractivos de Jesús es su capacidad de otorgar una vida diferente y de calidad. La opción que propone el evangelista es acercarse a Jesús y descubrir en Él una fuente de vida nueva de la que podemos alimentarnos. Y para ello, debemos abrirnos a Dios porque nadie puede sentir verdadera atracción por Jesús, «si no lo atrae el Padre que lo ha enviado»

Te invito a que en tu fe haya calidad y sepas vivir la profundidad de tú existencia. Estas llamad@ a la vida plena porque participas de la vida misma de Dios. Mima tu fe, es urgente para ser discípulo.

jueves, 1 de agosto de 2024

“VIVIR DE LAS SUBVENCIONES”

 

 Domingo XVIII  del Tiempo Ordinario

Cuando los seres humanos vivimos sólo de las subvenciones y de las ayudas públicas, en muchas ocasiones, no generalizo, nos estamos conformando con las “migajas que caen de la mesa”. Posiblemente, el acomodamiento se ha instalado en nuestras vidas y no aspiramos a más. No tenemos ni ganas, ni deseo, ni ilusión, ni aspiración alguna por lo que nos llena de verdad y que no suele caer, por arte de magia, por el hueco de la chimenea. Por ello, no nos arriesgarnos en buscar el verdadero sustento, que está encima de la mesa y que nos exige, como poco, el ponernos en pie y estirar la mano para alcanzar todo tipo de viandas. Preferimos continuar en un inmovilismo falaz de “aquí me las den todas”, a trabajar por buscar la plenitud de vida.

El que vive exclusivamente de las subvenciones y no mueve un dedo, sino sólo para “poner el cazo”, no es un tipo libre. Vive a expensas del otro. Cuando vivimos en la mediocridad de estar subvencionados, incluso en lo espiritual, la salida fácil es la queja, la murmuración, la exigencia de lo que el otro debe hacer y la justificación de todo lo que hace y dice.

En este domingo XVIII del Tiempo Ordinario (Ciclo b) las lecturas nos presentan al pueblo de Dios viviendo de las subvenciones. Hombres y mujeres deseosos de continuar instalados en una situación que les asegura el sustento, sin esfuerzo propio,  gracias a la acción de un líder. Pero ese sustento no colma las aspiraciones del ser humano, vivir subvencionado es vivir equivocado. Sólo se tiene derecho al pataleo infantil porque se ha optado por la esclavitud. Jesús va a salir al paso de estos errores pidiendo fe en Él, altura de miras y aspiración más alta que el mero sustento material. Y claro, para ello, se necesita la colaboración del ser humano que debe trabajar para conseguir el alimento que perdura

Me seduce, y no sé la razón, la frialdad del encuentro con la que comienza el texto del evangelio (Juan 6,25-35) Debe ser la claridad de Jesús, que no se siente halagado ni mucho menos entusiasmado porque le busca toda una multitud. Yo hablaría de decepción por parte del Maestro que detecta una búsqueda interesada y egoísta que nunca puede entusiasmar a la persona que es buscada, porque, en el fondo, se busca así misma y a sus intereses, no a Él. Y ahí el reproche que se manifiesta en las palabras de saludo «Vosotros no me buscáis porque hayáis visto signos, sino porque habéis comido pan hasta hartaros»

La opción del Señor es mucho más interesante que buscar el alimento material. E invita a aspirar a la “comida que permanece y da Vida eterna”. Y este alimento es Jesús; el cual exige FE y aceptación de su persona para que pueda surgir el encuentro entre el hombre y Dios «La obra de Dios es que creáis en aquel que Él ha enviado»

En este texto del evangelio, Jesús se auto-presenta como “pan bajado del cielo que da vida al mundo” «Yo soy el pan que da vida» el alimento que es capaz de dar respuesta a todas las necesidades y esperanzas del hombre «El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed»

La muchedumbre, entonces pide pruebas justificativas de dicha pretensión, exige una señal parecida a la del maná en el desierto. Pero el Maestro invita a adherirse a Él, que es mayor que el maná, y que se distingue de él porque da vida definitiva. Jesús satisface toda necesidad de las personas, pero deben comprometerse con Él. «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás». 

El protagonista que ofrece el alimento es Dios Padre, que envía el Pan que sacia nuestra hambre. El mismo protagonista que en el desierto envía el maná y las codornices para saciar las hambres y murmuraciones del pueblo, primera lectura (Éxodo 16,2-4.12-15)  Al ser humano se le pide que responda a la acción de Dios, “creyendo en el enviado” y contemplando a Dios que camina con junto a él. «La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado». 

Reflexión: Amig@, una nueva propuesta surge de la Palabra de Dios. Puedes vivir inmerso en la subvención divina, exigiendo obras que demuestren el por qué debes adherirte desde la fe a Jesús, o puedes ser libre y creer en el Señor. Creer en Dios y en su enviado y trabajar por el alimento que da vida, se ha convertido hoy para nuestras comunidades, donde vivimos la fe en Jesús, en algo necesario e imprescindible. Dar sentido a nuestra fe desde otras coordenadas que no sean las del evangelio de este domingo, nos va a dejar “vacíos”, porque buscaremos diosecillos que ahorren esfuerzos y realicen milagritos para resolver nuestras hambres y necesidades. Buscar a Jesús como el milagrero de nuestra necesidad, sin esfuerzo, es vivir en la esclavitud de la subvención.