viernes, 2 de octubre de 2020

LA VIÑA


Durante varios domingos, venimos escuchando en las lecturas de los evangelios, la expresión “viña”. Domingos atrás fue un propietario quien salió a buscar trabajadores para su “viña”, el domingo pasado era un padre quien enviaba a sus dos hijos a trabajar en la “viña” y en este domingo se nos presenta la parábola conocida con el nombre de los “viñadores malvados” y el cantico de la “viña” en la primera lectura.

En la primera lectura del profeta Isaías 5,1-7 a modo de parábola, se nos narra una pequeña y curiosa historia, donde se quiere decir una cosa que solamente se sugiere y que el lector o el oyente deben descubrir.

Cuando haces grandes esfuerzos y pones tu esperanza en conseguir un fin y no obtienes los frutos esperados, nace en ti el sentimiento de desilusión. Te preguntas “¿cómo es posible?” pero no buscando las causas concretas del fracaso sino, más bien, te admiras porque un hecho ilógico, increíble o absurdo ha ocurrido. Todo es cuestión de fijarnos en nuestras propias experiencias de vida para reconocer cuántos esfuerzos y esperanzas quedan baldías, cuántos empeños nos han resultado inútiles porque no nos han ofrecido ningún resultado.

El cantor–propietario de la viña no acusa a ésta de haber producido agrazones y no uva, sino que se reprocha así mismo haber hecho tanto esfuerzo y haber puesto tanta esperanza por lo que era solamente una viña.

El sentido de esta narración lo encontramos en Isaías 5,7 la viña es identificada con la casa de Israel y el propietario con el Señor. El pueblo de Israel fue la viña del Señor, su plantación preferida, un pueblo que cuidó esperando que diera buenos frutos y encontró en ellos maldad.

En la lectura del evangelio Mateo 21,33-46, se nos ofrece la parábola “los viñadores malvados”. La historia narrada refleja bien la situación de Galilea donde la propiedad de la tierra se había ido concentrando en manos de las clases altas que vivían en las ciudades. Eran latifundios gestionados de diversas maneras, en esta ocasión el dueño arrendaba a los campesinos la tierra a cambio de una parte de los frutos. Los que tomaban las tierras eran familias que habían perdido sus propiedades por la presión fiscal o malas cosechas y que vivían en situación muy inestable ya que soportaban todos los gastos de las labores agrícolas, impuestos y pagar un porcentaje del fruto a los dueños de las tierras… Esta inestabilidad se tradujo incluso en movimientos de campesinos que se revelaban contra la elite o contra los romanos que cobraban los impuestos.

La escena descrita no era desconocida para los oyentes de Jesús. Sólo hay en ella un punto llamativo, que los campesinos llegaran a matar al hijo del dueño.

La parábola en Mateo explica el rechazo de Jesús por parte de Israel y la entrega del Reino a un nuevo pueblo: la Iglesia. Una alusión clara a Isaías 5,7. La viña es Israel, los viñadores son los jefes del pueblo que han rechazado a los enviados de Dios, incluso al Hijo, y que se obstinan en no dar los frutos en el tiempo oportuno.

Reflexión: Estas lecturas, incluida el salmo responsorial 118, es una invitación para que no nos dejemos llevar por la comodidad, sino que estemos siempre dispuestos a dar a su tiempo los frutos oportunos propios del Reino; es decir a poner en practica la voluntad de Dios, expresada en las enseñanzas de Jesús.

Igualmente, el evangelio nos da la clave de nuestro ser enviados a todos los pueblos, como discípulos, para anunciar la salvación.

Creo que meditar y contemplar cómo Dios es fiel en tu vida te ayudará a crecer en lealtad a Él y a tu misión, reconociendo que no eres el propietario de la “viña”, que no es tu voluntad la que debe prevalecer y que no puedes ser posesivo. Eres un gestor de la viña del Señor, un servidor… nunca robes el sitio de Dios, no seas arrogante. Dios te llama a trabajar en su viña con las herramientas de la misericordia y el amor.

Los frutos que espera el Señor no son una suma de preceptos y normas morales, sino una propuesta de amor que Dios, a través de su Hijo hizo a la humanidad. Hoy es una invitación a ti para que entres en esta historia de amor y des fruto abundante y no agrazones.

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