Al abrir la Sagrada Escritura, bien en el
Antiguo Testamento como en el Nuevo, podemos encontrar muchas citas bíblicas en
las que aparece la expresión: PAZ («Shalom»
en hebreo, «Eirene» en griego) Es una palabra que tiene muchas acepciones,
más allá de la ausencia de conflicto bélico entre individuos, naciones o
instituciones. Es más que un simple saludo, aunque se use para ello, y no puede
ser equiparado a nuestro “hola”
En el contexto de la fiesta de Navidad, que estamos celebrando, debemos recordar que la paz es uno de los rasgos o características del Mesías y del Reino Mesiánico que se va a instaurar (Isaías 2,4) Igualmente, no podemos olvidar que el papa Pablo VI, en el año1968, instituyó el día 1 de enero, primer día del año, como la Jornada Mundial de la Paz. Toda una declaración de intenciones.
En esta reflexión a las lecturas del día 1 de enero, festividad de Santa María Madre de Dios, quisiera detenerme y profundizar contigo en la primera lectura (Números 6,22-27) en la que encontramos una sencilla, pero densa, fórmula con la que el pueblo era bendecido por los sacerdotes, posiblemente como respuesta a una buena disposición de los Israelitas, que se manifestaba en ciertas prácticas de perfección, como la del “nazireato” que aparece en el capítulo 6 de Números.
“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor.
El Señor te muestre su rostro
y te conceda la paz”
Esta bendición es uno de los textos más ricos teológicamente de todo el Pentateuco. Literariamente y poéticamente es elegante, bello y artístico. En tres versículos, se repite de manera explícita el nombre del Señor, esto nos deja claro que la fuente y principio de toda bendición es Dios, no el sacerdote, que es un mero mediador.
En el versículo 24 se emplean dos verbos bendecir y guardar (o proteger), son términos clásicos usados en el Antiguo Testamento para expresar toda suerte de bienes y dones, tanto de orden natural como sobrenatural. “Guardar”: expresa protección de Dios que acompaña a su pueblo para defenderlo de sus adversidades y salvarlo en sus desgracias.
El versículo 25 emplea una forma verbal de carácter antropomórfico “ilumine su rostro sobre ti” es expresión de la benevolencia y de la bondad; una bondad que concede “su gracia”, es decir favor y beneficios.
Por último, en el tercer versículo. (26) se pide al Señor que “muestre tu rostro”. Es decir que Dios mire con ojos de amigo… Y “Te conceda la paz”, que, junto a bendecir, es el término que expresa de manera más plena los bienes de la salvación, los bienes del cielo y de la tierra: La salud del cuerpo y del alma. La prosperidad y la felicidad sin límites. La vida y la alegría. La plenitud y la satisfacción de los anhelos y los deseos más profundos del hombre tanto en las relaciones inter-humanas como en su proyección hacia Dios
Reflexión:
“Shalom”
es el término semita utilizado por todos los pueblos para saludar, pero por ser
el que mejor condensa todo el bien que se puede desear a una persona. No solo
digo “Hola, ¿Qué tal te va?” Con el uso del término paz, expreso un deseo que
va más allá de lo material o físico y se entronca en lo espiritual e interior.
Te pediría que, iniciaras el año, deseando y
ofreciendo la paz semita. Es decir toda clase de bienes y protección. Que en tu
vida reine la bondad y la benevolencia y, desde ellas, pidas al Señor una mirada de amigo, para ti, tu prójimo y el mundo, y conceda el favor y el
beneficio de la paz a todos los corazones.
Comienza el año nuevo, 365 días a estrenar, para hacer realidad todo lo que nos expresa la fórmula de bendición que es proclamada en la primera lectura del libro de Números. Días para desear la paz de Dios a todos los hombres y a la creación. Y días para que nuestra actitud y forma de vivir favorezca esa paz.
Por último, te ofrezco el enlace donde puedes
encontrar el mensaje del papa Francisco en esta Jornada de la Paz 2022 que
lleva como título: “Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para
construir una paz duradera.”
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