Foto: Niñ@s, sus familias, catequistas y Emilio (Diácono)
El viernes 31 de marzo (viernes de dolores) coincidiendo con el final del trimestre de catequesis infantil-adolescente y de la formación de adultos, se vivió, en nuestra comunidad parroquial de la Beata María de Jesús, una celebración entorno a la cruz como el libro del amor más grande, donde se quiso resaltar para nuestra meditación los diversos brotes de esperanza que surgen al contemplar la cruz como lugar de vida.
Siguiendo diversos pasajes de la pasión de
Jesús (Cirineo, mujeres que lloran al
paso del Señor con la cruz, palabras de perdón, la entrega de María como madre,
los dos ladrones y la muerte en cruz) se nos mostró, como signos de vida y
esperanza que brotan de la cruz: la ayuda al necesitado, la compasión, la
misericordia, la maternidad de María, la mirada de Dios al corazón del ser humano
y la vida eterna. Cada uno de estos signos estuvieron representados por una rama verde que se iba prendiendo a la cruz de madera.
Se realizaron dos celebraciones, ambas presididas por Emilio (diácono) La primera de ellas dirigida a los niños de catequesis y a sus familias, con un lenguaje más asequible y cercano. La segunda para los adultos, donde se iban incluyendo textos evangélicos que hacían referencia a los temas presentados.
Ambas celebraciones nos invitaban a no estar tristes porque la muerte en cruz no es el final. La cruz no es lugar de muerte, sino de VIDA. Por ello, se nos pedía vivir, en estos días de Semana Santa, con esperanza y sin miedos porque tras la cruz Jesús nos prometió la resurrección.
Agradecemos a todos los que han preparado
esta celebración meditativa, rica en símbolos y llena de contenido de fe.
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