martes, 12 de diciembre de 2023

“CURRICULUM VITAE”

 

3º domingo de Adviento

Tradicionalmente, el currículum se ha definido como un documento en el que resumimos nuestra experiencia profesional y educación, y que utilizamos para solicitar un empleo. Sin embargo, vale la pena recordar que “curriculum vitae” viene del latín y significa “carrera de la vida”, por lo que puedes perfeccionarlo con tus habilidades adquiridas a través de la formación y experiencia, así como con aquellas que surgen de diferentes aspectos de tu personalidad… Eso sí, siempre que añadan valor al perfil. 

Lo realmente cierto es que hace mucho tiempo que no realizo un curriculum vitae, ni ayudo a otros a hacerlo. Pero creo, que han cambiado mucho las formas y estilos, debido, en parte, a la revolución digital de los últimos años, que nos propone una nueva forma de buscar trabajo y con ella también la manera de crear y compartir nuestro curriculum vitae. En mis primeros currículos destacaba que era paseador de perros aunque buscara una vacante en el mundo financiero y contable.

En este tercer domingo de adviento (ciclo b) vuelve a tomar protagonismo Juan Bautista. Se nos presenta su currículum vitae en el que se destaca que es: “testigo de la luz” y “voz que grita en el desierto”. Igualmente, deja claro también que no es el Mesías, ni la Luz verdadera porque hay uno (Jesús) que viene detrás de él y es mayor que él.

La Palabra de Dios, en este domingo, nos lleva a preguntarnos quiénes somos en realidad y cuál es nuestra tarea en el mundo. Raramente nos preocupamos por esta cuestión, ya que estamos más ofuscados por lo que tenemos o dejamos de tener que por lo que somos. Intuyo, que ha llegado el momento de hacer nuestro propio curriculum vitae cristiano.

El evangelio (Juan 1,6-8.19-28) tiene ciertas similitudes con el meditado el domingo anterior. En esta ocasión, es Juan quien nos presenta al Bautista respondiendo a una pregunta de los judíos: «¿Tú quién eres?» Podría haber contestado que era el mayor de los profetas, que era el nuevo Elías, el “number one”… pero contestó mostrando su verdadera grandeza: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.» Es decir, soy la voz que anuncia la llegada del Salvador, soy una flecha que indica, soy el que prepara el camino, soy primer testigo de la presencia viva de Jesús en el mundo. Ni más ni menos.

Juan Bautista no se arroga falsas identidades: no es el Mesías, ni Elías, ni el profeta. Reconoce quién es y lo qué es “una voz que grita”. Tampoco asume tronos, títulos, posiciones sociales… él sólo bautiza con agua y no se siente digno de desatar la correa de la sandalia de quien viene detrás de él. Pero su humildad no le quita un ápice de fuerza ni le acobarda. No pretende sillones, ni primeros puestos… es testigo que anuncia la luz, guste o no guste.

Frente a los evangelistas sinópticos que presentan a Juan Bautista como el predicador de la penitencia y la conversión, el evangelista Juan define al Bautista como el primer testigo de Jesús. Así se nos ofrece un estilo de ser a los cristianos del siglo XXI, ya que todo creyente que tome en serio su fe se debe convertir en “testigo de Jesucristo”. No podemos escuchar con hondura la Buena Noticia del Maestro sin sentir la necesidad de comunicarla, anunciarla y hacer creíble a Jesús.

El testimonio tuyo y mío debe ser como el del Bautista, que vino como testigo de la luz y acercar al ser humano a Dios. Naturalmente, el testimonio no consiste sólo en hablar, ni en defender apologéticamente unas ideas frente a otras ideologías, aunque también los creyentes debemos de dar razón de nuestra esperanza. Se trata de ser testigo de la luz, es decir, ser hombres y mujeres que creen en lo que Jesús creyó, defienden la causa que Él defendió y viven como Él vivió.

Reflexión: No engordemos el curriculum vitae de cara a la galería. Cuando seas preguntado: «¿Tú quién eres?», responde desde tu identificación con Jesús, desde tu fe que cree en Cristo, que espera y ama a Jesús de Nazaret.

Juan Bautista anuncia algo nuevo, por eso las autoridades judías, le someten a un interrogatorio. Parece como si hubiera miedo al Mesías, miedo al que le anuncia y miedo a cualquiera que puede poner en crisis lo políticamente establecido… es la historia de siempre, que se repite con frecuencia en los evangelios y en la vida. Quien se sale de lo establecido crea crisis, molesta y se hace incómodo. Por eso hay tan pocos profetas y menos precursores.

Amig@ tienes todo un reto porque eres profeta y testigo y debes decidirte a realizar tu misión. Debes mostrar y dar a conocer a Jesús, el gran desconocido de nuestra sociedad. No te contentes con afirmar con los labios una doctrina que la Iglesia enseña y te da tranquilidad y seguridad. Más bien, conoce mejor a Jesucristo y todo lo que Él tiene de desafío, interrogante y Buena Noticia.

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