martes, 5 de diciembre de 2023

EL RELACIONES PÚBLICAS

2º domingo de Adviento

Nos movemos en un mundo ciertamente complejo. La sencillez no parece ser la norma, nos gusta lo complicado. Por ello, llenamos cada actividad que realizamos de nombres y títulos que, en muchas ocasiones y para enredarnos más, vienen acompañados de anglicismos. Incluso, parece que, para ser modernos, no nos podemos conformar con la palabra que hemos usado toda la vida y tenemos que inventar una nueva y a poder ser más rara y dificultosa que la anterior. ¡Ay todo sea por ser un influencer!

Las y los relaciones públicas, que ahora se llaman “gestores de comunicación”, son aquellos hombres o mujeres que poseen la actividad profesional de promover o prestigiar la imagen pública de una empresa o de una persona mediante el trato con diferentes colectivos humanos y entidades.

Jesús, también tuvo su “gestor de comunicación o relaciones publicas”… Eso sí, bastante diferente en sus formas y modos de los actuales. Os lo presento: Juan Bautista, que vestía igual que Elías, el profeta enfrentado al sistema, que vivió como nómada pobre y que renunció a privilegios. No creo que hoy le escogiera nadie para su empresa, ni lo acreditara como su portavoz, ni creo que fuera el actual delegado de vocaciones… porque no era un tipo fascinante que captara simpatías y lograra popularidad. Era bastante incómodo y pelin tocapelotas… Vivía en el desierto, no en el templo, y predicaba la conversión, el cambio de vida, el giro de 180 grados.

En este segundo domingo de adviento (ciclo b) La Palabra de Dios nos presenta a Juan Bautista, “el Mensajero”, que pregona la condición mesiánica de Jesús, “el Esperado”, como había sido anunciado por el profeta Isaías. El Bautista, no trata de agradar ni buscar el aplauso, reconoce quien es él verdaderamente, cuál es el lugar que ocupa y a quién anuncia… No habla de sí mismo sino del que viene detrás de él.

El evangelio (Marcos 1,1-8) es la primera presentación de Jesús como Mesías. Más tarde será presentado, por la “voz del cielo” (Dios), como el Hijo amado. Pero además de esta presentación pública en sociedad, por parte de Juan Bautista, también se nos informa que a Dios se le acoge «preparando el camino al Señor y allanando sus senderos» Una cita extraída del profeta Isaías que se proclama en la primera lectura (Isaías 40,1-5.9-11) “Una voz grita: «En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale…” La voz del profeta es un reto para todos, porque no hay acceso a Dios sin que caiga por tierra la falsa imagen de un Dios indiferente y pasivo ante la injusticia y los falsos paraísos en los que pretendemos encontrar la felicidad. Preparar el camino de este mundo para la llegada de Dios, no es sólo un cambio interior, sino también un camino y sendero nuevo donde el Reino de Dios pueda hacerse presente.

La venida del Señor es Buena Noticia de vida y de perdón que se ofrece, no mediante sacrificios de purificación ritual, sino mediante un bautismo que lleva a la conversión eficaz, al cambio del corazón y a construir un mundo mejor. La Buena Noticia (Evangelio) es Jesús mismo. Juan subraya la fuerza del Señor, su bautizar en el Espíritu y su fortaleza, que son privilegios del Mesías tal como lo habían anunciado los profetas: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»

Reflexión: Dios, a través de Jesús, revoluciona todas nuestras creencias y seguridades. Nos ofrece algo nuevo, un encuentro con Él desde la conversión del corazón y en el compromiso de construir un mundo nuevo, mejor y fraterno.

Desde aquí amig@, entiende que adviento es esperanza. No es optimismo barato, ni un consuelo ingenuo, sino todo un estilo de enfrentarse a la vida desde la confianza radical en Dios. El seguimiento de Jesús, ese “prepara el camino” del que nos habla la Palabra de hoy, es saber que Dios sigue viniendo en el día a día, en medio de los trabajos sufrimientos, aspiraciones, gozos y alegrías. Cada momento es una nueva ocasión para hacer crecer en ti el Reino de Dios. Cada una de tus actuaciones, por pequeñas que sean, engrandece el Reino plantado por Dios en ti.

Eres el actual “relaciones públicas del Maestro”, o si te gusta más, eres el nuevo “gestor de comunicación del Señor”. Anuncia y no calles. Da testimonio y no te justifiques alegando que “predicas en el desierto” porque adviertes la indiferencia en tu entorno o porque te falta preparación y medios. Imita al Bautista siendo la voz que clama en el desierto, no te conformes con ser el “fontanero del Reino” que se contenta con reparar lo viejo sin ofrecer novedades, que se resiste a cambiar sin ofrecer caminos vírgenes. Allana y prepara el camino sin cobrar peajes.

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