Foto: "Jesús nos guía, sigamos sus huellas"
Desde el pasado domingo, en el que celebramos el bautismo de Jesús, hasta el Miércoles de Ceniza, la Iglesia vive el tiempo que conocemos con el nombre de “Tiempo Ordinario”. No es un tiempo, inferior o de poca importancia sino que es el tiempo en el que comenzamos una formación sencilla de vida cristiana, a los pies del Maestro, que nos va ayudar a conocer los fundamentos de la fe en la que creemos. Suele ser definido como “el tiempo en que Cristo se hace presente y guía a su Iglesia por los caminos del mundo"
Son treinta y cuatro semanas que no coincide con los tiempos fuertes de Pascua y su Cuaresma, ni con la Navidad y su Adviento. En el Tiempo Ordinario no se celebra ningún aspecto particular del Misterio de Cristo, sino que es un tiempo en el que la comunidad de bautizados (tú y yo) profundiza en el mensaje y persona de Jesús que, como Maestro, nos irá enseñando el mensaje del Reino y nos dará a conocer el camino a seguir como discípulos.
Las lecturas bíblicas de la Eucaristía son de
gran importancia porque nos ayudan a nuestra formación cristiana y a la
formación de la comunidad que se
congrega entorno a la Palabra y el Pan y Vino. Esas lecturas se proclaman para
conocer y meditar el mensaje de salvación apropiado a todas las circunstancias
de la vida.
Sintámonos aprendices y estemos atentos a la voz del Señor que, como Buen Pastor y Maestro, nos iluminará para seguirle en fidelidad.
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