jueves, 4 de enero de 2024

DIA 6 DE ENERO: EPIFANÍA O MANIFESTACIÓN DE JESÚS

Foto: Belén parroquial Beata Mª de Jesús

Esta festividad del día 6 de enero, la liturgia la denomina “Epifanía”, es decir: Manifestación. Es la primera fiesta que empezó a celebrarse después de Pascua. En la Iglesia Oriental, esta fiesta, conserva toda su fuerza, más que la Navidad.

En el relato de los Magos, el evangelista Mateo nos transmite una doble buena noticia. Por un lado, Dios se ha manifestado en Jesús de una forma visible, cercana y palpable. Y, por otro lado, Dios no es propiedad privada de una religión, cultura o raza, sino que Dios es de todos y para todos. En Dios no hay separatismo de ningún tipo.

Dios no se manifiesta en Jesús para que nos hagamos un “selfi”, ni para darnos pruebas de su existencia, ni para que sepamos más cosas sobre Él y así poder escribir un gran tratado de teología. Dios se ha manifestado para hacerse cercano, abrirnos su corazón y meternos dentro de él. Dios quiere hacernos partícipes  de su vida y amor.

Este día de Epifanía lo podríamos resumir diciendo: Dios es para todos, no es propiedad de nadie. Mateo lo plasma en este relato de los Magos de Oriente y la estrella: Dios no tiene preferencias ni por un pueblo ni por una raza, Dios es de todos porque para Dios no hay extranjeros. En el corazón de Dios no hay fronteras físicas ni ideológicas, no hay divisiones sociales… todos caben en su Reino, todos tienen sitio en su corazón, todos somos hijos.

Frente a las divisiones, enfrentamientos, luchas de poder y cuotas por defender intereses propios y egoístas que tiene el ser humano, el mensaje de este día es: la salvación es para todos, todos formamos parte de una familia más amplia que la humana, la familia del Reino de Dios y en Dios no hay acepción de personas, porque ha venido a liberar y dar luz a todas las oscuridades, de todos los seres humanos.

Tenemos dos formas de vivir este día de Epifanía. Podemos ser “Herodes” y defender a capa y espada nuestros privilegios hasta el punto que la noticia de un Dios amor universal nos “turbe” y planeemos su muerte… o podemos ser “Magos de Oriente” que buscamos al recién nacido para adorarle. Si tomas esta segunda opción ponte en camino, reconoce a Jesús como tu salvador y llénate de alegría.

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