martes, 10 de marzo de 2020

MARCHAR HACIA LA RESURRECCIÓN


Vamos avanzando en el tiempo de cuaresma, tiempo en el que preparamos nuestro corazón para encontrarnos con Jesús Resucitado, en la mañana de Pascua.
Como a Abraham, Dios nos invita a confiar en Él, a fiarnos de su palabra y a ponernos en camino con la bella misión de ser puentes que unan a los hombres con Dios.
En esta misión (camino) se nos exige FE para dejar lo seguro y arriesgarnos por lo posible, colgados y sujetos de la Palabra de Dios.
Marchar a la Resurrección tiene mucho de confianza, de aceptación del riesgo y del reto, de caminar a lo nuevo y desconocido y de obediencia a la Palabra de Dios.

No os engaño, ni creo que os sorprenda, si os digo que este camino de fe NO está exento de dificultades, especialmente el miedo al fracaso o el miedo a mirar atrás pensando sólo en lo que dejamos en vez de arriesgarnos en mirar hacia dónde caminamos.
Y ante este miedo, que paraliza nuestro caminar, Jesucristo nos abre una ventana de ánimo y esperanza. Como a Pedro, Santiago y Juan, en el Monte de la Transfiguración, nos muestra su gloria y se presenta a nosotros como el Mesías esperado e Hijo de Dios.

Jesús invitó a sus apóstoles y discípulos, y hoy a nosotros a:

1.- Contemplar que la muerte en cruz no es el final del camino, sino que la muerte será vencida por la Resurrección.
2.- Asumir con alegría las exigencias de ser discípulos de Maestro. “Si quieres venir tras de mí toma tu cruz, ven y sígueme” Ser cristiano no es una losa que nos hunde sino un estilo de vida que nos libera y sana nuestras esclavitudes.
3.- Sentir que nos acompaña en el camino cuaresmal el Hijo de Dios. Creamos en su persona y escuchémosle porque en la persona de Cristo radica la fe del cristiano.

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