Foto: celebración del 1º Domingo de Cuaresma
Presentación de las ofrendas
Hemos celebrado en nuestra parroquia el
primer domingo del tiempo de cuaresma. Por lo tanto, junto con toda la Iglesia,
estamos dando los primeros pasos, en este tiempo, que
nos prepara para el gran acontecimiento de nuestra fe, que es la RESURRECCIÓN
DE JESÚS.
Resucitar con el Maestro con un corazón nuevo
será nuestra meta.
Seamos conscientes, en primer lugar, que en este camino de
conversión nos acompaña el Espíritu, como acompañó a Jesús en el desierto. Por
lo tanto es camino de GRACIA, es cuaresma REGALO DE DIOS. Sólo con la ayuda del Espíritu de Dios
podremos arrancar “nuestro corazón de piedra
y tener un corazón de carne”
En segundo lugar, comprendamos que a lo largo de nuestro caminar, en busca de la
mañana de Pascua, surgirán dificultades, tentaciones, dudas, deseos de
abandonar desilusiones… La mayor de las
tentaciones será la DESCONFIANZA en un Dios que nos mima y nos protege, en un
Dios que nos sienta en sus rodillas y nos acaricia.
Si nos falta la confianza en Dios, pensaremos
que Él frustra nuestras aspiraciones, impide que nos realicemos y prohíbe alcanzar
nuestros deseos.
La tentación será: ¿Por qué poner nuestra
confianza en la cruz de Cristo pudiéndola poner en el poder y la gloria?
Ante la desconfianza en un
Dios amor, aprendamos de la actitud de Jesús en el desierto.
1.- Las palabras del
tentador no pueden más que las palabras de Dios. Jesús responde al tentador con
palabras que muestran su confianza en Dios.
2.- Ser el “Hijo de Dios”
para el tentador es sinónimo de comodidad, gloria efímera del aplauso del mundo
y poder. Mientras que ser “Hijo de Dios” para Jesús es obediencia a la voluntad
del Padre.
Saldremos vencedores de cualquier prueba en el camino cuaresmal si nuestro actuar es: cumplir la voluntad de Dios en
nuestra vida. Y para ello confiemos en Dios, porque es precisamente la
confianza la actitud esencial para con Dios y la base de la obediencia.
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