Lo que conocemos como plegaria eucarística comienza
tras el “amen” de la oración de las ofrendas, realizada en el ofertorio del pan
y del vino, y termina con el “amen de la doxología”, inmediatamente antes de la
invitación del sacerdote al rezo del padre nuestro.
Llamamos “PREFACIO” a la primera parte de la plegaría
eucarística.
1.- Comienza con un dialogo entre el sacerdote y los fieles:
2.- Prosigue con una manifestación del sacerdote de que es justo dar gracias a Dios. Por ejemplo: “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro” (Prefacio1º)
3.- A continuación el sacerdote expone los motivos concretos por los quedamos gracias a Dios en esa celebración. En este tiempo de Adviento, que estamos viviendo, os presento los motivos, por los que alabamos a Dios y le damos gracias.
PREFACIO 1: (Jesús vino y vendrá)
Él vino
por primera vez en la humildad de nuestra carne, para realizar el plan de
redención trazado desde antiguo, y nos abrió el camino de la salvación; para
que, cuando venga por segunda vez
en el esplendor de su grandeza, podamos recibir los bienes prometidos que ahora
aguardamos en vigilante espera.
PREFACIO 2: (Jesús viene en el presente)
Tú has
querido ocultarnos el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y Juez de la
Historia, aparecerá sobre las nubes del cielo revestido de poder y de gloria.
En
aquel día, tremendo y glorioso al mismo tiempo, pasará la figura de este mundo y
nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.
El Señor se manifestará entonces lleno de gloria, el mismo que viene ahora a
nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo
recibamos en la fe y para que demos testimonio
por el amor, de la espera dichosa de su reino
PREFACIO 3: (Preparar
el nacimiento de Jesús)
A Él
que había sido anunciado por los profetas, la Virgen Madre lo llevó en su seno
con amor inefable; Juan Bautista proclamó la inminencia de su venida y reveló
su presencia entre los hombres.
El mismo Señor nos concede ahora preparar con alegría el misterio de su nacimiento, para que su llegada nos encuentre perseverantes en la oración y proclamando gozosamente su alabanza.
PREFACIO 4: (María madre de Jesús)
Del
antiguo adversario nos vino la ruina, pero en el seno virginal de la hija de
Sión recibió la vida aquél que nos nutre con el pan de los ángeles, y surgieron
para todo el género humano la salvación y la paz.
La gracia que perdimos por Eva nos fue devuelta en María; su maternidad
redimida del pecado y de la muerte, se abre al don de una vida nueva, para que,
donde abundó el pecado sobreabundara tu misericordia por Cristo, nuestro
Salvador.
4.- Termina el prefacio invitando a los fieles a proclamar juntos la santidad de Dios y alabarle en comunión con la Iglesia y los coros de los ángeles. Por ejemplo: Por eso nosotros, mientras esperamos la venida de Cristo, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria. (Prefacio4º)
Os invito, desde este artículo, a meditar cada uno de los prefacios para poder saber qué es lo que vivimos en Adviento, cuál es el don de Dios que recibimos y qué actitud de vida tenemos que tener partiendo de una acción de gracias sincera del corazón.
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