Se usa la
expresión ‘Hacer algo con medias tintas’ para referirse a aquello que se
realiza de una manera vaga, ambigua y superficial, sin entrar en detalles o
dejándolo inacabado.
Esta expresión proviene
de la época en la que la escritura se realizaba con una pluma que debía ir
mojándose en el tintero. Muchas eran las ocasiones en las que los escribanos
utilizaban una tinta de mala calidad o diluida en otro líquido (como agua) para
que le cundiese más. El problema radicaba que los documentos, cartas o libros
escritos con ese tipo de tinta, con el tiempo, tendían a ir borroneándose,
dejando partes de lo manuscrito ilegible y, por tanto, convirtiendo su lectura
y comprensión en muy dificultosa. (Ver
nota)
Espiritualmente, podemos aplicar esta expresión a la fidelidad que Dios nos pide a Él y a su Reino, donde no pueden existir “medias tintas en nuestra vida interior y compromiso”. O bien se está del todo con Él o bien no se está. No seamos cristianos de tinta ilegible que no se puede leer, sino testimonio que se traduce, en este domingo, como invitación a entregarse del todo al Reino de Dios.
El evangelio
nos presenta, en este domingo XXXIII, del Tiempo Ordinario (ciclo a) la parábola
de los talentos (Mateo 25,14-30). Su enseñanza se encuentra en la misma
línea del evangelio de la semana pasada: es
cierto que el Señor tarda en volver, pero su regreso es seguro e imprevisible,
y cuando vuelva juzgará a los hombres según el comportamiento que hayan tenido
en su ausencia.
Con esta parábola
Jesús quiere hacer reflexionar a quien le escucha y llamar su atención. Les
presenta una situación crítica, un amo exigente que reclama para sí una lealtad
a toda prueba, “sin medias tintas” sin ambigüedades, ni superficialidad. Es una
provocación, invitación y reto: entregarse por entero al Reino de Dios haciendo fructificar los talentos recibidos.
Una vez más, como la semana pasada, aparte de estar alerta y vigilantes, se nos pide no dejarnos vencer por la comodidad, la rutina y los miedos. Para ello, Dios, en su amor, nos regala “talentos” que son: la capacidad que cada uno de nosotros tenemos para contribuir al proyecto de Dios con la humanidad y para establecer su Reino
Siguiendo en la misma línea, en la primera lectura (Proverbios 31,10-13.19-20.30-31) somos invitados a observar la buena marcha de una hacienda rural gracias a una buena administradora y a su trabajo. Se nos propone como modelo una mujer que pone sus talentos y valía para hacer crecer su hogar, sus riquezas y bienes. Es una mujer relativamente liberada y conscientemente responsable de la marcha de su hogar y de la administración de sus bienes.
Reflexión: Ambas lecturas, que son proclamadas este domingo, nos marcan diversas pautas para la meditación personal. Te propongo estos puntos por si te pueden ayudar a extraer todo el jugo a la palabra de Dios:
1.- El amo es exigente, pero confía una gran cantidad de dinero a sus siervos. ¿Te has detenido a valorar la confianza que Dios ha puesto en ti al regalarte los talentos que posees?
2.- ¿Qué haces con los talentos que tienes? Aunque sea único, el talento que posees es valioso y puedes hacerlo producir. Por el contrario, si por comodidad, miedo, rutina… simplemente lo aceptas, lo escondes, lo desentierras y lo entregas sin mayor producción, ni implicación, ni riesgo… te habrás convertido en un cristiano pasivo sin testimonio ni entrega por el Reino. ¿Eres consciente que ser cristiano (discípulo misionero) implica entrega total y que lo que no tiene validez en el seguimiento de Jesús es no hacer nada o hacer a medias tintas para la extensión del Reino?
3.- La vida nos ha sido dada para que, con generosidad, la empleemos en hacer el bien, construir un mundo mejor, e ir plantando generosamente las semillas del Reino. El gran talento recibido es el amor de Dios y éste fructifica siempre amando a los demás. Igualmente posees el talento de la fe. ¿Cómo has empleado hasta el día de hoy, en tu vida, ambos talentos?
Por último, te invito, a lo largo de esta semana, a la oración y para ello te ofrezco esta plegaria:
ORACIÓN: Señor,
gracias por los talentos que me has dado. No permitas que la apatía o el
desánimo me lleven a enterrarlos o a utilizarlos para mi beneficio personal.
Ilumina mi oración, permite que me acerque a Ti con confianza y con un corazón
sincero, para desprenderme generosamente y trabajar para contribuir al proyecto
que Tú Señor tienes para con la humanidad estableciendo tu Reino.
NOTA: Cabe destacar que hay quien indica que la locución “medias tintas” proviene del mundo de la pintura y más concretamente de la técnica conocida como ‘grabado a media tinta’ (‘mezzo-tinta’ en italiano) que fue muy utilizada a partir del siglo XVII para representar los claroscuros y matices.
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