La Palabra de Dios en el adviento nos invita a ser voz que anuncia la presencia de Jesús en el mundo y a facilitar el encuentro del hombre con Dios. Y para ello, es necesario asumir el compromiso adquirido desde el día de nuestro bautismo. Aquel día, fuimos ungidos con el Espíritu Santo y enviados. Tenemos, por lo tanto, la capacidad necesaria y somos impulsados para llevar al hombre y mujer de hoy una “buena y alegre noticia”; una noticia que allane el encuentro del Señor con los hombres y que facilite y favorezca el nacimiento de Jesús en el corazón.
Allanaremos el camino del Señor si curamos y
consolamos
a aquel que está afligido bajo el peso de una desgracia personal. La soledad,
el miedo, la incertidumbre, la sensación de derrota, de incomprensión, de abandono…
son enfermedades del corazón de las que el cristiano no puede pasar de largo,
mirar a otro lado o dar la espalda. Debemos dar una respuesta desde el
evangelio.
Allanaremos el camino del Señor si libreamos a aquellos herman@s nuestros
que son prisioneros y esclavos del mal. Esa esclavitud les empequeñece como
personas y les impide ser hombres de corazón abierto. El egoísmo, el enfado
permanente con uno mismo y con los que le rodean, el pesimismo, el abuso del
indefenso… son esclavitudes que conviven entre nosotros y que tienen que ser
liberadas por ti y por mí.
Allanaremos el camino del Señor si anunciamos el año de gracia del Señor. Es decir, si proclamamos que la presencia de Cristo en el mundo es presencia de misericordia. Cristo viene a sanar y salvar, a devolvernos la amistad con Dios, a ser Dios con nosotros (Enmanuel)
Todo cristiano-bautizado, que se ha encontrado con Jesús y ha sentido el amor de Dios que lo salva… debe salir a anunciarlo. A proclamar la misericordia y el amor de Dios.
Esta es tu misión de Adviento. Vas de la mano
del Espíritu Santo, Él camina contigo. No tengas miedo. El mismo Dios te ha
ungido y enviado, siéntete seguro. Él te envuelve en su manto y todo lo que
emprendas echará sus brotes y hará germinar sus semillas. Serás fecundo. No
dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.
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