El Adviento
“es un camino de conversión que nos
prepara para recibir al Señor”. Dos son los aspectos principales de este
itinerario de conversión, por un lado implica el dolor de las faltas
cometidas, el deseo de liberarse de ellas, el propósito de excluirlas para
siempre de la propia vida. Y por otro lado la conversión es la búsqueda de
Dios y de su Reino.
Para que nuestra conversión sea integral debemos, además de excluir el pecado, rechazar todo lo que está relacionado con él: la mentalidad mundana, el apego excesivo a las comodidades, al placer, al bienestar, a las riquezas… pero con el objetivo de lograr algo grande como es la amistad y comunión con Dios
Reconozco que esto que propugna la auténtica
conversión no es fácil, porque son muchas las ataduras que poseemos:
inconstancia, desánimo, malicia, mal ambiente, malos ejemplos…. Pero nuestro
ejemplo a seguir e imitar, en este Adviento, puede ser Juan Bautista “un hombre austero, que renuncia a lo
superfluo y busca lo esencial”.
En la Biblia la palabra conversión “quiere decir, ante todo, cambiar de dirección y orientación; y, por tanto, cambiar nuestra manera de pensar. Convertirse significa pasar del mal al bien, del pecado al amor de Dios”.
Para ayudaros a esta conversión las
parroquias de San Pascual Bailón y Beata María de Jesús, os ofrecen una celebración penitencial en cada parroquia.
Se celebraran en San Pascual Bailón el miércoles 16 de diciembre a las 19,00 h. y en la parroquia Beata María de Jesús el jueves 17 de diciembre a las 19,00 h. Os animamos a acudir y poder hacer realidad un cambio y transformación del corazón.
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