martes, 7 de abril de 2020

SENTADO A LA MESA


Cuando los hombres y mujeres nos sentamos a la mesa para comer no estamos ante un mero hecho fisiológico o biológico, también es un hecho cultural. Uno se sienta a comer con los que considera “suyos”. En el pueblo de Israel, obsesionado con las normas de pureza y de no mezclarse con otros pueblos, esto lo llevaban hasta el extremo.

Jesús, sin embargo, no tiene inconveniente de sentar a su mesa a todo tipo de personas, come con fariseos y también lo hace con publicanos y pecadores… de hecho esto le traerá, en más de una ocasión, conflictos con las autoridades legítimamente constituidas: “Solían acercarse a Jesús todos los publicanos y pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escriban murmuraban, diciendo: este acoge a los pecadores y come con ellos” (Lc 15,1-2)

Jesús va a hacer de sus comidas SIGNO DEL REINO y expresión de la FRATERNIDAD. Por ello no excluye a nadie, lo mismo sienta a sus discípulos, que a pecadores, que a fariseos, que a sus amigos… La aceptación del Reino se traduce necesariamente en hospitalidad y apertura de la propia mesa.

En la Última Cena, en la institución de la Eucaristía, tras el gesto y las palabras con el pan y el vino, Jesús encomienda a sus discípulos una misión: “Haced esto en memoria mía”.
No es repetir el rito simplemente sino que es una invitación a hacer lo mismo de forma existencial, es decir invitación a entregarse, como Él se entregó.
Memorial no es sólo un recuerdo de palabras y gestos. Es una actualización en el presente que se proyecta al futuro. Los discípulos han de hacer realidad en sus personas, la misma forma de relacionarse de Jesús: ENTREGA.
Eucaristía y caridad van de la mano. Celebrar y participar en la Eucaristía es asumir la responsabilidad de una misión de servicio, perdón y reconciliación.

Si aceptamos la invitación de sentarnos a comer con Jesús, bien en la Eucaristía o bien en otra mesa en la que Él esté presente, podemos concluir que participar y celebrar una comida con Jesús tienen un componente inmenso de COMPROMISO. Sentarnos a la mesa con el Maestro debe ser expresión de fraternidad e invitación a darnos, entregarnos.

La palabra compromiso tendrá que estar acompañada por la actitud y por las obras, que nos lleven a apostar por Jesús y su mensaje.

- Compromiso con nuestra FE: siendo apóstoles que arriesguen su vida por el evangelio. “Subir a la barca y remar, sin miedo, mar adentro”.
- Compromiso con la ESPERANZA: siendo hombres y mujeres que nos sintamos felices y dichosos porque hemos encontrado la luz del evangelio que da sentido a nuestras vidas.
- Compromisos con la CARIDAD: siendo cristianos que adoptemos el apellido de Dios Padre: “Misericordia”.

Por el hecho de sentarnos a la mesa con Jesús, el cristiano está llamado, al compromiso y a transmitir, como testigo, el mensaje del Señor, al mundo de hoy. Un mensaje comprensible, creíble y que deje huella

No hay comentarios:

Publicar un comentario