viernes, 22 de mayo de 2020

ASCENSIÓN: CAMBIO DE ETAPA


A los 40 días de la Resurrección se celebra la festividad de la Ascensión. El número cuarenta en la Biblia simboliza el cambio de una etapa a otra en este caso concreto, los apóstoles viven un proceso de cuarenta días en el que se van encontrando con Jesús, se suceden las apariciones y Él les va preparando a la misión que les va a encomendar. Cuando están preparados Jesús les invita a asumir el testigo del anuncio de su Buena Noticia.

En la primera lectura (Hechos de los Apóstoles 1,1-11) de este domingo encontramos a Jesús con sus apóstoles, les anuncia la promesa del Espíritu, quien les dará fuerzas para ser sus testigos hasta los confines del mundo. Jesús sube al cielo, ellos lo ven levantarse hasta que una nube se lo quita de la vista.
Mientras los apóstoles miran asombrados ese ascenso de Jesús, dos hombres los devuelven a la realidad: “Galileos ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?
Ha comenzado el cambio de una etapa a otra. Jesús se ha marchado y ellos deben cumplir el encargo de ser sus testigos, con la fuerza del Espíritu Santo. Comienza su tarea y labor.

Reflexión: Al igual que los primeros discípulos también comienza nuestra tarea. Nosotros recibimos el testigo de los apóstoles y nos adentramos en la apasionada labor-misión de anunciar el Reino con palabras, gestos y obras hasta los nuevos confines de la tierra que no son solo geográficos.
Anunciar a todos, con alegría, la vida nueva que nos ofrece Cristo muerto y resucitado fue, es y será la misión del discípulo de todos los tiempos. Anunciar la conversión, el perdón y la misericordia de Dios es el testimonio que cada día debe salir de nuestros templos para entrar en las casas, oficinas, hospitales, trabajos, colegios…. y acercarse a todo ser humano sin fronteras ideológicas, étnicas, culturales, sociales, económicas…
Quedarse “plantados mirando al cielo” no es una opción apta para el discípulo. El miedo, la comodidad, el individualismo, la cobardía, la desconfianza nos paraliza y no son herramientas válidas para aquel que es invitado por Jesús a entrar en el cambio de una nueva etapa; la etapa de descubrir la presencia de Dios y anunciarlo.

En el evangelio (Mateo 28, 16-20) Jesús se dirige a sus discípulos, que asombrados por su presencia unos le adoran y otros dudan. Les invita a “hacer discípulos” e incorporarlos a la familia del Nazareno mediante el bautismo y su enseñanza. Y les ofrece una promesa que les ayudará “sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo
Mateo hace así una síntesis en cuatro versículos de toda la teología presentada en su evangelio.

Reflexión: Se nos pide mantener una actitud de confianza para anunciar la presencia de Jesús, proclamar el evangelio y descubrir a Dios en la vida. Ser discípulos es aceptar a Jesús como Señor-Maestro que nos muestra el rostro del Padre y del Reino.
La misión de hacer discípulos comienza con el bautismo y es completada con el encargo de enseñar a vivir de acuerdo con lo que Jesús les ha mandado.
Este es el testamento que ha de transmitir el evangelizador, que conlleva la humildad para reconocernos eslabones de una cadena en la que Jesús y sus mandamientos son el origen y el único Maestro.
Confiar, aceptar, enseñar, transmitir… son verbos que no pueden ser ajenos al corazón del misionero de cualquier momento y lugar, también a nosotros del siglo XXI.
Tomemos conciencia de lo que hemos recibido para que nuestro corazón comprenda la grandeza a la que hemos sido llamados.

Si deseáis ampliar vuestra reflexión os ofrezco este artículo que podéis encontrar en el blog:


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