viernes, 17 de abril de 2020

¿QUÉ DEBO HACER?


RESPONSABILIDAD DE NUESTROS ACTOS

Nuestros actos individuales, que realizamos como madres y padres, hijos e hijas, esposos, miembros de una comunidad de vecinos, integrantes de un equipo de trabajo, usuarios de determinados servicios o como consumidores… tienen repercusiones sobre las “otras personas” y “nuestro entorno”
Por ello, cuando te preguntas, ¿qué puedo hacer para mejorar la vida de los que comparten conmigo la existencia? o ¿cómo puedo contribuir a hacer más sostenible nuestro mundo? muchas veces la respuesta no se halla lejos de lo cotidiano.
En nuestro día a día, en todo lo que hacemos, podemos encontrar soluciones prácticas y sencillas para ser más responsables con el mundo que nos rodea y, así, mejorar la vida nuestra, de quienes nos rodea y del entorno. 
Podemos hacer un planeta más habitable y mejor con la sencillez de reducir los residuos, consumiendo responsablemente, colaborando con proyectos de voluntariado, comprando en tiendas solidarias o de comercio justo… En fin todo aquello que conocemos y que desde muchos sectores de la sociedad y desde la Iglesia se nos invita a realizar.

Igualmente, aquellos actos que realizamos como cristianos repercuten en la comunidad eclesial, en la Iglesia, en la proclamación y extensión del evangelio, en la construcción del Reino de los Cielos, en la fraternidad….

En nuestra vida de discípulos y cristianos también nos podemos preguntar ¿qué tenemos que hacer o qué podemos hacer? La respuesta, desde los evangelios, no se halla muy lejana a nosotros mismos, es en la Palabra de Dios en donde se nos invita a la conversión y al anuncio de la nueva vida que nos propone la Resurrección de Cristo.
Volver a Jesús, conocerle, profundizar el sentido de su vida y proclamarle con nuestras palabras, gestos y obras desde la sencillez, desde lo más pequeño y cotidiano, a veces insignificante, pero que a la vez es extraordinario.
Estamos llamados a reconocer la voz del Señor y ser las manos, los labios y el corazón del Maestro que tiene palabras de ánimo para aquellos que necesitan Luz en sus oscuridades, Vida en sus muertes, Libertad en sus esclavitudes.

Por ello, todo lo que realicemos los cristianos tiene que ser entendido en clave de Evangelio, Iglesia y Comunidad que  tiene ¡Un solo Señor, una sola Fe, un solo Dios y Padre!
La división, el enfrentamiento, las fobias… nunca podrá ser entendido desde el evangelio de Jesucristo por el daño y dolor que realizamos y por el anti testimonio que mostramos.


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